Con récords de contagio y muertes se retoma el debate sobre la necesidad de volver a fase 1 en los distritos más afectados. Una fase 1, desde ya, que debe incluir fondos suficientes para aumento salarial y asistencia social, tan urgente y necesaria.
¿Cuántas veces más tendremos que escuchar que son “las cifras más altas” desde el inicio de la pandemia? Ayer fueron 35.543 contagios y 745 muertes, pero lamentablemente, si no se toman las medidas necesarias para cuidar la salud y la vida de la población, la frase se va a repetir.
La política irresponsable que llevan adelante los distintos gobiernos tiene un único objetivo: que la economía siga funcionando. Pero es a costa de la vida de las y los trabajadores, por lo tanto criminal. Las restricciones que no restringen nada desde hace un mes. La defensa acérrima de Larreta de la presencialidad escolar insegura. Las patronales que obligan, gracias a la legislación vigente, a volver a sus puestos de trabajo a personas de riesgo con una sola dosis de vacuna.
Por estas políticas no se pudo frenar la segunda ola, y ahora, cuando la meseta desborda, mientras el macrismo reafirma sus postulados retrógrados en defensa del poder económico, el gobierno nacional sigue dando vueltas y el presidente declara que no hay condiciones de volver a fase 1. Es un argumento falaz, con incapacidad para afrontar la situación. Sus “dudas” van en contra de nuestras vidas, pero no dudan en seguir garantizando las ganancias capitalistas. Esa la verdad.
A la vez indigna escuchar a diversos funcionarios recorrer los medios explicando que no hay recursos para frenar toda la actividad, generando así más incertidumbre y confusión.
Ante estas posturas surgen preguntas importantes: ¿podemos volver a fase 1 con recursos? ¿Se puede prohibir los despidos y garantizar los salarios? ¿Se puede ampliar la infraestructura sanitaria? ¿Se puede garantizar un plan de vacunación masivo?
Claro que se puede. Quienes gobiernan dicen que no pueden; la realidad es que no quieren. No quieren tocar los intereses de los ricos, mientras la pobreza no para de crecer. No quieren enfrentarse a los empresarios que suspenden, despiden y recortan salarios. No quieren ir contra el negocio de la salud privada. Y por supuesto, tampoco quieren ir contra las corporaciones farmacéuticas y laboratorios como el de Sigman en Garín, que producen millones de vacunas pero las mandan afuera.
Frente a tanta incapacidad y mentiras, desde el MST y el FIT Unidad decimos una vez más que hay medidas firmes y concretas para afrontar esta crisis sanitaria y económica. Volver a fase 1 por un tiempo hasta bajar la curva de contagios. Un verdadero impuesto a las grandes fortunas, de empresas, bancos y dueños de las tierras, medida no solo posible sino necesaria. Además de los grandes ingresos que se generarían rápidamente, también se puede cortar todo pago de la deuda externa ilegal y poner mayores retenciones a las exportaciones récord de soja. Con todos estos recursos se puede afrontar una fase 1 con salarios dignos y un IFE de $ 60.000 a los sectores más humildes.
También aumentar en forma extraordinaria el presupuesto en salud pública, y otorgar mejores salarios al personal de la primera línea, agotados por las condiciones precarias, el stress de la pandemia y el pluriempleo. Aumentar el presupuesto es vital, además, cuando en la Ciudad casi un 80% de las camas de terapia está ocupado. A su vez hay que animarse a ir a un sistema único de salud, público y universal, terminando con el negocio de las privadas. Se puede, pero no se animan. Y lo pagamos vos, yo, todes.
Esa excusa eterna del “es difícil” o “no se puede” también aparece con el tema vacunas. Hoy no llegamos ni al 5% de la población inmunizada con dos dosis. Si las vacunas de Garín hubieran quedado acá en vez de ir a los países centrales ya tendríamos al 80% de la población inmunizada. Sí, como leés: dejaron que se lleven más de 70 millones de vacunas. Por eso presentamos un proyecto de ley para declarar de utilidad pública ese laboratorio y expropiar su producción. Se puede hacer: sólo lo impide la negativa del gobierno.
La prioridad es clara: nuestras vidas o las ganancias de los que nunca pierden. Nosotras, nosotros, no tenemos dudas: son nuestras vidas, que siempre valen más que sus ganancias. Por eso hay que dejar de dar vueltas y volver a fase 1, garantizando los derechos de las mayorías.