El viernes 7 de julio desde las 00 horas empezó el paro de choferes con una gran adhesión. Esto se dio ante el incumplimiento de las patronales del transporte del AMBA de la resolución ministerial que obligaba a depositar un retroactivo adeudado a los trabajadores de enero, febrero y marzo de $ 32.000, y un sueldo que tendría que rondar los $ 400.000 para computar el medio aguinaldo, agotadas las instancias legales y la paciencia de miles de choferes, a pesar de haberse pasado toda la tarde del jueves 6 sembrando dudas.
Por más que se haya querido instalar una puja entre el gobierno y las cámaras por la caja de los subsidios, no empaña el protagonismo de los laburantes que obligaron a las conducciones y hasta al candidato Massa a una frenética negociación con un país semiparalizado. Una fuerza que arranca por salarios pero que abarca también condiciones de trabajo, servicios pésimos para los usuarios, y la falta de solución al problema de la seguridad.
Desde el MST en el FIT-U FITU acompañamos desde la primera hora la medida, en especial desde la línea 60 que lo hizo activo, cortando 2 carriles de la Panamericana a la altura de Ingeniero Maschwitz, luego de una asamblea en que el cuerpo de delegados alertó que esta puja vino para quedarse. También en otras líneas de zona norte y de La Matanza.
Gane quien gane las elecciones de los candidatos patronales, hay que mirarse en el espejo de Jujuy. El recorte de subsidios que pautó el FMI lo van a cumplir todos, y esto va a implicar solo en las líneas de CABA 3.000 colectivos menos con sus dotaciones, banco de horas y turnos cortados.
Con la batucada y las banderas históricas de la 60, con gran unidad y con mate cocido y guiso carrero hubo aguante hasta que salió el acuerdo de depositar la deuda en dos cuotas el 11 y el 20 de julio. Al decir de muchos compañeros fue una medida positiva que traccionó a Massa y demostró que se le puede doblar el brazo a los monopolios del transporte.
Sergio Paz