viernes, 29 marzo 2024 - 09:02

La soja baja y sube. Los alimentos no paran de subir

La soja y los commodities suben y bajan en el mercado internacional preocupando a los analistas sobre la “volatilidad” de la economía. Mientras los grandes empresarios y especuladores capitalistas hacen fortunas, miles de millones de personas en el mundo consumen cada vez menos alimentos. Nuestro país es parte de ellos.

Las portadas de los diarios de la fecha repitieron la noticia: “bajo un 8% en un día el precio de la soja”, “caída histórica”,“después de trepar a los U$S 600 ahora se cotiza por debajo de los U$S 500 por tonelada”, “bajaron también el maíz y el trigo”. Los medios opositores al gobierno ya lanzaban pronósticos tremendos sobre el futuro de la economía. A media mañana la soja rebotó a en el mercado de Chicago y volvió a subir a U$S 512 la tonelada.

Los vaivenes de los granos

Son la principal exportación de nuestro país y un gran negocio de sus capitalistas. Las retenciones, muy bajas a nuestro criterio, aportan además al fisco un dinero necesario para sostener los planes del gobierno.

La soja y también el maíz y el trigo venían subiendo enormemente. La primera, que representa el 53% de las exportaciones de granos y oleaginosas, había superado en estos meses los U$S 600 la tonelada y aunque luego bajó para ubicarse en U$S 541 a mediados de junio, sus precios significan un aumento del 60% en relación a los que tenían en junio de 2020, U$S 325 en el mercado de Chicago.

Las razones de estos espectaculares aumentos son varias, la baja en las cosechas por razones climáticas y por lo tanto los menores rindes se encuentran entre ellas. Pero la fundamental ha sido el vuelco de capitales especulativos que, frente a la grave crisis económica que cruza el mundo, agravada por la pandemia, encontraron en los commodities alimenticios un buen lugar para realizar las ganancias de sus capitales.

Justamente entre los motivos del “susto” que significó para empresarios y especuladores que la soja bajara U$S 44 en una sola jornada, ubicándose en U$S 488 la tonelada, que el maíz bajara 16 dólares y el trigo U$S 8 (un 6% y 4% de baja respectivamente), se encuentra la especulación financiera. “El brusco movimiento bajista fue provocado por la decisión de grandes fondos de inversión de desprenderse masivamente de contratos de materias primas –también condujeron a la baja a metales como el oro”(Economía de La Nación, Ed. Impresa del 18 de junio de 2021).

Las explicaciones de por qué ocurrió este desprendimiento que sacudió los mercados como nunca fueron varias. Primero hablaron de las buenas perspectivas climáticas para los agricultores en EE.UU., para luego, cuando la soja rebotó, desdecirse y hablar de las malas previsiones climáticas. También de la supuesta limitación futura en la utilización de agro diesel, del anuncio de mayores tasas sobre el dólar que la Reserva Federal anunciará en estos días, junto al cese de programas de estímulo a la economía, más la actitud de menor exposición en los mercados extranjeros de materias primas de China, el mayor comprador mundial de soja y maíz.

Lo cierto es que la especulación financiera, la timba de los mercados y las bolsas domina la economía mundial y hace que el precio de las materias primas alimenticias pueda pegar saltos de canguro o deprimirse violentamente sin mayor lógica que esa, la lógica especulativa de las grandes ganancias capitalistas.

Y mientras la especulación en commodities alimenticios sube y baja en manos de los grandes especuladores, la miseria y el hambre en el mundo, producto de la infinita sed de ganancias de los que manejan la economía mundial es cada vez mayor. Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura) los precios mundiales de los alimentos registraron en mayo el mayor incremento en una década.

La repercusión en la Argentina

En el momento en que la baja del precio se produjo, los analistas económicos pintaron un panorama negro para la economía del país. En realidad, para los bolsillos de los grandes empresarios del agro negocio, que lloran con lágrimas de cocodrilo cuando pierden un peso o un dólar de los que juntan en pala. Quizás con el reciente rebote se serenen un tanto.

La verdad es que, aun con las bajas actuales de precios en las exportaciones de soja, ingresarán al país U$S 8.025 millones más de lo ingresado en 2020 (1), y las de maíz U$S 2.400 millones más que el año anterior. ¡U$S 10.425 millones más y los empresarios siguen quejándose!

La contrapartida de tamañas ganancias es el constante aumento de la pobreza, producto de la falta de trabajo, la precarización, y el permanente aumento de los precios de los alimentos que viene superando incluso el índice de inflación. “Desde octubre hasta abril, siete meses, los precios acumularon una suba del 33%, lo que equivale a una inflación mensual de 4,2%”. Si nos remitimos a ‘los primeros cuatro meses del año, la cifra es mayor, de 4.4%’”.(2)

Ante los reclamos sociales el gobierno dice que no hay plata o que los empresarios no colaboran”, mientras les deja embolsarse fortunas con los recursos naturales que son bienes comunes de todos; sin aplicarles, como mínimo, un impuesto mensual extraordinario a tamañas ganancias o aplicarles la ley de abastecimiento cuando desabastecen, como en el reciente paro de comercialización de la carne.

No hay salida, ni de la mano de los adalides del liberalismo de Juntos por el Cambio, ni de la mano de los “nacionales y populares” del Frente de Todos que, entre otras cosas, acaban de anunciar la reprivatización del corredor fluvial del Paraná. Ambos, con discursos distintos, trabajan para los grandes empresarios. Solo cambiando de fondo la matriz capitalista de nuestra economía como propone el MST en el FIT-U, es que se podrá terminar con la Argentina de riqueza para unos pocos y miseria para la gran mayoría del pueblo trabajador.

  • Art. La soja subió US$ 24 en Chicago y cerró arriba de US$ 512 la tonelada, publicado por Telam el 18 de junio de 2021.
  • Art. Los precios de los alimentos subieron 11 veces el promedio de la región en lo que va del año, publicado en Economía y Política el 11 de junio de 2021.

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