El jueves 21 de abril se reinicia el juicio contra el tatuador Patricio Pioli por coacción y lesiones leves calificadas en concurso real. Pioli fue juzgado por esos delitos en noviembre de 2019, pero como su defensa alegó que un juez tenía “perspectiva de género”, se suspendió. Un verdadero mamarracho jurídico de la Justicia patriarcal riojana, que durante cuatro años revictimizó a Paula Sánchez Frega.
El juicio tendrá repercusión nacional por ser Paula la primera mujer en llevar a su ex pareja a juicio por la mal llamada pornovenganza o sextorsión. Esto podrá sentar un precedente jurídico clave para las mujeres y disidencias que padecen esa forma de violencia, la cual deja graves secuelas en la vida de sus víctimas. En estos cuatro años de calvario a Paula le diagnosticaron estrés post-traumático, endometriosis y, hace poco, un nódulo mamario.
La violencia de Pioli no fue solo viralizar contenido íntimo; también hubo maltrato verbal y físico, abusos sexuales, maltrato a sus mascotas y amenazas ante la inminente separación. Un verdadero infierno para Paula. La violencia de Pioli y su entorno sigue, ya que la hostigan en las redes y medios. Un episodio aberrante fue Pioli relatando en una radio local un abuso intrafamiliar que Paula sufrió en la infancia.
A eso hay que sumarle la violencia de la Justicia patriarcal, que obligó a Paula a peregrinar por su causa y a tener que exponerse en los medios para lograr visibilidad. Pioli, que no está procesado por violencia de género, tiene el beneficio de la prisión domiciliaria e incluso la incumple. Con impunidad, en su cuenta de Instagram se burló de su situación procesal. Estuvo muy poco tiempo detenido en el Servicio Penitenciario Provincial y hasta viajó a una convención de tatuadores en San Juan.
Violencia institucional
La Unidad Fiscal de Violencia de Género nunca actuó de forma pertinente en este caso, desoyendo el pedido de Paula de tomarle la denuncia. Tuvo que declarar más de diez veces, mientras Pioli ninguna. Los abogados de Pioli, Juan Carlos Pagotto -también defensor del genocida Milani- y Matías Cuco, hablaban en los medios de la salud mental de Paula, tratándola de narcisista y bipolar.
Cuando Pioli denunció a Paula por amenazas, causa de la que fue sobreseída, el juez Gustavo Farías dictó una perimetral absurda por suponer que Pioli corría peligro. Es el mismo juez que no dispuso protección a Deolinda Torres ante las amenazas de muerte de Santiago Condori, que finalmente la asesinó el 8 de enero de 2018.
También la nueva Secretaría de Género y Diversidad que creó el gobierno de Quintela le ha dado la espalda a Paula y su lucha: jamás recibió atención de ese organismo, que la ningunea.
La mala víctima
Durante dos años Paula padeció la constante agresión de Pioli que, como si fuera un psiquiatra, aducía que ella tiene “problemas de salud mental” con tal de silenciarla. Pero Paula decidió contar la verdad: ni está loca ni padece ningún trastorno de personalidad.
En el documental La mala víctima, producido bajo la dirección de Manuela Calvo, Paula relata la estigmatización que sufrió por parte de su agresor, de varios medios y de una parte de la sociedad que juzga su vida. Por querer rehacer su vida, ser feliz y modelar ha tenido que soportar comentarios humillantes que intentan invalidar su lucha y su testimonio. Invitamos a nuestras lectoras y lectores a ver el documental y conocer el caso: http://bit.ly/MalaVictima
¡Justicia por Paula!
Desde Juntas y a la Izquierda y el MST seguimos acompañando a Paula. Pioli debe ser procesado por violencia de género e ir a la cárcel. En nuestro país necesitamos una Ley Olimpia[1], que penalice la difusión de material íntimo sin consentimiento. Como no hay una figura penal para juzgar estos delitos, hoy existe un vacío jurídico.
Además, hace falta presupuesto real para aplicar la Ley 26.485 anti-violencia, la Ley de Educación Sexual Integral para prevención y la Ley Micaela de formación en perspectiva género. Seguimos luchando e invitamos a todes a acompañar el juicio: el jueves 21, a las 9 horas, en el Juzgado en lo Criminal y Correccional sito en Pelagio B. Luna 336, La Rioja.
Majo González
[1] Olimpia es una joven mexicana, víctima de este delito. En 2014 inició la lucha por una ley para penalizarlo, que se aprobó en enero de 2020.