Este 29 de diciembre marca el tercer aniversario de la aprobación de la Ley 27.610, conocida como la “ley del aborto legal” o interrupción voluntaria del embarazo. El acto, una combinación de celebración por lo logrado y defensa contra los ataques del gobierno actual, tuvo lugar en la Plaza Moreno, frente a la catedral, a las 18 horas.
Estuvieron presentes la Campaña por el Derecho al Aborto, la Red de Profesionales por el Derecho a Decicidir, Socorristas y las organizaciones de izquierda Pan y Rosas, PDT, Las Rojas y nosotras, de Juntas y a la Izquierda MST, además deautoconvocadoes que reconocen la importancia de la lucha por los derechos reproductivos y de género.
Durante el pañuelazo, se leyó un documento común y se llevó a cabo un momento de radio abierta, con intervenciones de las diversas organizaciones y autoconvocados.
Cada nueva voz expresaba una mezcla de descontento y temor por el futuro, dada la regresión que implica el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) y la complacencia de políticos electos, líderes sindicales y parte de la población.
También fue evidente la solidaridad con aquellos que han sido despedidos desde el inicio de este gobierno nefasto. Y, por supuesto, la voluntad y disposición para luchar en defensa de los derechos ya conquistados y para lograr aquellos que aún faltan.
Se vota en el Senado, se define en las calles
A pesar del discurso despolitizante de que la ley fue aprobada por políticos y que solo a través del voto se logra algo, lo que sucede es justamente lo contrario. La aprobación del aborto legal es el resultado de años de luchas, debates y movilización.
La gran mayoría de los diputados y senadores, en nuestro sistema político actual, no buscan el bienestar del pueblo trabajador. Cuando presentan o aprueban una ley, lo hacen generalmente por dos razones:
- La ley les proporcionará algún beneficio a ellos mismos, a sus familias o a quienes poseen el dinero.
- Presión popular, que es lo que ocurrió en este caso con la ley del aborto legal.
- Es decir, nada nos fue dado. Fue conquistado. Y ya están intentando retirar nuestros derechos.
Los ataques del gobierno Milei-Villaruel
Con su falso discurso de libertad, Milei insiste en la falacia de que la ley del aborto legal no fue discutida lo suficiente y que fue “impuesta” por los izquierdistas.
Pero lo que realmente sucede es exactamente lo contrario: esta fue una de las leyes más discutidas, ya sea por expertos, políticos o personas comunes. La ley del aborto legal surgió de un proceso de construcción prolongado y fue conquistada en las calles. Derogarla es una afrenta a la voluntad del pueblo y al derecho de las personas que pueden gestar.
Pero este gobierno, a pesar de su lema de “¡libertad, carajo!”, no busca la libertad para el pueblo. Y esto queda claro en cada punto del DNU, donde el aspirante a dictador restringe en cada uno de sus temas las libertades y derechos de la población trabajadora. Son nuestras vidas, nuestros hogares y nuestro país, todo siendo entregado a empresas extranjeras y, principalmente, a los Estados Unidos.
Y, aunque logremos anular el DNU y garantizar la vigencia de la ley del aborto legal, su aplicación, es decir, el acceso al procedimiento, ya está en riesgo:
- La falta de financiamiento para mantener activo este derecho conduce a la escasez de insumos y al cierre de servicios que anteriormente realizaban el procedimiento. Esto es lo que sucedió en la Secretaría de Bienestar Estudiantil de la UNLP este año.
- La derogación de la ley 27.113, que afecta la producción nacional de medicamentos, incluidos anticonceptivos, la mifepristona y el misoprostol, utilizados en el procedimiento de interrupción del embarazo.
- La modificación de la ley 27.611, que comienza a tener en cuenta el derecho del niño “desde la concepción”. Es decir, retira a la persona el derecho a su propio cuerpo desde el momento en que comienza un embarazo.
- La modificación de la ley 21.824: abre la posibilidad de “acordar libremente” con el empleador la fecha de inicio de la licencia por embarazo. Sin embargo, no hay nada de libertad en este acuerdo, ya que existe una marcada diferencia de poder, además de poner en riesgo la salud de la madre y del bebé.
Por lo tanto, la lucha por el derecho al aborto legal y seguro debe ser constante y va mucho más allá de la derrota del DNU.
Hoy más que nunca sostenemos con fuerza nuestro triple lema:
Educación sexual para decidir,
Anticonceptivos para no abortar,
Aborto legal para no morir.