Este 2 de abril se cumple una década de la inundación que afectó a La Plata, Berisso, Ensenada y a otros distritos, dejado más de 89 víctimas fatales. El reclamo por justicia, obras hidráulicas con control social y políticas climáticas, sigue pendiente.
Pasaron 10 años, varios gobiernos, tanto del Partido Justicialista (PJ) como de Juntos, y la impunidad sigue. No hay condenados, no hay justicia por los al menos 89 muertos y sus familias. Desde la entonces presidenta Cristina Kirchner, al gobernador Scioli y el intendente Pablo Bruera, nunca rindieron cuentas ante la Justicia, pero sí intentaron siempre hablar de supuestas “causas naturales” de “lluvias nunca vistas” y otros intentos de desligarse de sus responsabilidades.
No fue el clima, fue la desidia estatal
En realidad sí hubo lluvias inusuales, que se calculan en 400 mm caídos en cuatro horas. Pero la capital bonaerense no estaba preparada para recibirlas y tampoco para contener la situación desatada con la inundación ya en curso. Sobre todo porque La Plata había sufrido importantes inundaciones en 2002, 2005, 2008, 2010, esa del 2013, luego otra en el 2014 y en 2017.
La magnitud de esa lluvia del 2013, también inusual, se asemeja a la ocurrida en la provincia de Ancona, Italia, en 2022. Ahí, con la mitad de población que nuestra ciudad, registraron una décima parte de víctimas fatales, ¿por qué esta comparación? Porque más allá de las diferencias geográficas y demográficas, la comparación nos permite poner nuestra atención en la infraestructura que recibe una lluvia extraordinaria y no en el carácter “inédito” del clima.
Así surge del informe elaborado por la Facultad de Ingeniería de la UNLP en 2013 (ver aquí) donde, entre las causas fundamentales de la inundación, podemos destacar:
- La falta de planificación en el desarrollo urbano derivado en la construcción sobre tierras inundables, en inmediaciones de humedales y arroyos.
- El excesivo crecimiento del cinturón hortícola platense, sin una planificación de escurrimiento hidráulico.
- La falta de mantenimiento de desagües. Obras hidráulicas anunciadas en la inundación de 2008 que se encontraban inconclusas.
- La impermeabilización creciente de los suelos rurales (invernaderos) y urbanos (cementación).
- Crisis climática.
La tragedia era evitable. Las principales causas no responden a fenómenos que escapan a la capacidad humana, hay que buscarlas en el inviable modelo de ciudad para pocos, basado en el lucro del negocio inmobiliario y la cementación, en el desplazamiento de la población más pobre sobre zonas inundables, el avance del agronegocio, los negociados en torno a la obra pública y la crisis climática alentada por la voracidad capitalista.
La solidaridad desde abajo
Durante los días posteriores al 2 de abril del 2013 se extendió una inmensa solidaridad de los vecinos de la región, de distintos lugares del país y de organizaciones como nuestro MST, que contrastaba con el egoísmo e insensibilidad del gobierno y sus organizaciones afines.
La inundación golpeó más duramente a las barriadas populares. Allí nuestro MST tuvo más de 150 compañeros afectados directamente, que fueron parte y fundadores de distintas asambleas vecinales que se ponían de pie para organizar la solidaridad, rescatar personas y organizar el reclamo contra el Estado y los gobiernos responsables.
El 3 de abril, en el marco de una campaña y reacción popular de solidaridad en el país, con el MST organizamos colectas de ropa, agua, lavandina, frazadas, medicamentos y alimentos, que comenzaron a llegar desde el Gran Buenos Aires, CABA y otros lugares, enviado por nuestros compañeros, inclusive un camión repleto desde Santa Fe.
También fue fundamental el rol de nuestra compañera y legisladora (mc), Vilma Ripoll, con quien, desde la primera hora del día 3, estuvimos al frente de esas tareas de solidaridad, movilizando compañeros hasta los depósitos del ministerio de Desarrollo Social, enfrentándonos a La Cámpora que pretendía adueñarse de los recursos de la asistencia, para utilizarlos discrecionalmente. A la par que elaboramos proyectos y nos entrevistábamos con el gobierno provincial esa mañana del 3 para reclamarles distintas acciones y soluciones, justo cuando se reunían Scioli y Cristina en la gobernación.
Ese accionar fue fundamental para organizar la distribución de asistencia, logrando que choferes solidarios, sindicatos y clubes aseguraran que los alimentos, agua y colchones llegaran a los más afectados. Consultada sobre lo ocurrido, Vilma destacaba: “Recuerdo que pasamos por fuera del Club Gimnasia y Esgrima, vi que estaba abierto y entré. Estaba reunida la Comisión Directiva y les planteé que necesitábamos transporte para distribuir los recursos que habíamos conseguido. Nos ofrecieron sus combis e incluimos en el recorrido los barrios donde el club hacía acciones solidarias”.
Con Vilma también recorrimos hospitales como el de Niños para chequear la situación e intentar asistir a las enfermeras doblemente desbordadas, tanto por la demanda en los hospitales, como por la inundación de sus hogares, tal cual ocurría en casos como en la Casa Cuna.
También elaboramos y presentamos proyectos de ley, en particular el de subsidios para los afectados (proyecto D-958 13-14, ver y descargar aquí), destacando que su aplicación debía estar bajo control de las organizaciones sociales y asambleas vecinales. Para atender a personas, comercios, clubes y demás sectores afectados en La Plata, pero también en Berisso, Ensenada, San Martín, Vicente López y La Matanza.
Este proyecto quedó a un voto de aprobarse en Diputados, ante el apriete y la negativa del PJ y el entonces Frente para la Victoria para aprobarlo. Desde el MST logramos consensuarlo al convocar y realizar un arduo trabajo para unificar y concluir en un proyecto único, a partir de distintas iniciativas, en reuniones con diputados de distintos bloques, sus asesores y referentes de asambleas.
Esas asambleas de vecinos fueron el espacio privilegiado para la organización de los reclamos. Así fuimos parte convocante y destacada de las movilizaciones para exigir obras, subsidios y justicia por las víctimas de la inundación, algo que sigue siendo una deuda pendiente de todos los gobiernos, nacionales, provinciales y locales, hasta hoy.
La insensibilidad de los de arriba
La contracara a la solidaridad de abajo, fue el cinismo e hipocresía de los funcionarios de todos los gobiernos. Al intento por monopolizar la insuficiente asistencia estatal por parte de La Cámpora y otros grupos del PJ, se sumó el papelón del intendente Bruera (PJ) que intentó fingir que estaba en La Plata asistiendo evacuados, cuando en realidad estaba en Brasil de descanso. Recibió el repudio total.
El gobernador Scioli respondió con una paupérrima línea de créditos del Banco Provincia, que llegó a pocos, tardíamente y no alcanzó para recuperar lo perdido. Además de llevar a que los afectados se paguen las pérdidas. También, junto a Cristina, apretaron a sus diputados en la legislatura bonaerense para que se negaran a tratar y apoyar el proyecto de ley para otorgar esos subsidios a los damnificados (ver y descargar aquí). Solo faltó un voto porque nadie del PJ se animó a dar su aval.
El gobierno nacional, a cargo de Cristina, apenas si dispuso el pago de una doble jubilación mínima y pensiones por míseros $ 2.165 por todo lo perdido. Pago que en realidad fueron pocos los que pudieron acceder.
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La impunidad operó desde el primer momento, ocultando la verdadera cifra de muertos, lo que llevó a las asambleas y a organizaciones como nuestro MST, a movilizar e impulsar la lucha por la verdad. La justicia deslindó de responsabilidades a los gobiernos de Bruera, Scioli y Cristina que señalábamos junto a las asambleas. Y condenan solo a dos funcionarios menores de Defensa Civil de la provincia y el municipio. Al momento del juicio, uno había fallecido y el otro recibió una multa irrisoria y la prohibición de actuar en la función pública por un corto período, el que ya se cumplió…
Contra el modelo de los inundadores, refundar la ciudad en perspectiva ecosocialista
La Plata, Berisso y Ensenada no fueron las únicas ciudades afectadas por las inundaciones de 2013. En la provincia de Buenos Aires y todo el país ha crecido la frecuencia de eventos climáticos extremos. Los períodos cada vez más breves y violentos de lluvias se alternan con otros de sequía extrema y olas de calor. No se trata de un capricho del clima, sino de las consecuencias de las profundas transformaciones en los ecosistemas que alienta el modelo extractivista.
Hace 30 años se introdujo en nuestro país el modelo de la siembra directa que se combina con el monocultivo transgénico de soja y la utilización de agrotóxicos. El agotamiento de los suelos intensamente afectados por esta actividad busca ser resuelto con la extensión del agronegocio a “tierras vírgenes” de zonas protegidas y humedales, que históricamente cumplieron la función de reguladores naturales de inundaciones y de las temperaturas.
Los dólares obtenidos por los terratenientes son fugados a paraísos fiscales o refugiados en la adquisición de nuevas tierras. En el campo aumenta la concentración monopólica y la presencia de las multinacionales pooles de siembra. La perversidad del modelo se complementa con la especulación inmobiliaria en las ciudades, la que se manifiesta en el impulso de megaproyectos inmobiliarios que se erigen sobre espacios públicos, encareciendo los alquileres, la tierra y aumentando la impermeabilización del suelo. Este fenómeno de acumulación por despojo se legaliza a través del Código de Ordenamiento Urbano de nuestra ciudad.
La región sigue siendo una zona inundable. No sólo por las obras hidráulicas inconclusas, por el modelo productivo vigente, también porque nos siguen gobernando los inundadores. Por eso, a una década de aquel 2 de abril, sigue pendiente un modelo de ciudad planificado en función de las necesidades sociales de la mayoría y con perspectiva socioambiental, que es inseparable del desafío de convertir a la izquierda expresada en el FIT Unidad que integramos con el MST, en una alternativa de poder real.
Los desafíos que tenemos por delante son:
- Justicia para las más de 89 víctimas. Tienen que pagar los políticos responsables. Para lograrlo hay que romper con la impunidad que garantiza el poder judicial, privilegiado y clasista; necesitamos que jueces y fiscales sean electos y revocados por voto popular, y se implementen los juicios con jurados populares.
- Hay que llevar adelante las obras hidráulicas paralizadas, pero estas tienen que ser planificadas, monitoreadas y ejecutadas bajo control social de vecinos y organizaciones sociales.
- Hay que impulsar una agenda socioambiental para enfrentar la crisis climática, protegiendo los humedales como El Pescado, la Reserva Pereyra Iraola, reforestando sus zonas de amortización e incorporando nuevas áreas protegidas.
- Derecho a la tierra y servicios públicos: para frenar la cementación irracional hay que expropiar a las grandes inmobiliarias para abaratar los alquileres, urbanizar los barrios precarios, recuperando los servicios públicos hoy privatizados y dotar de una infraestructura sostenible a todos los barrios.
Llamamos a luchar por ello, pero alertando que estas tareas no las llevará adelante la peligrosa minoría capitalista que hace 10 años convirtió a nuestra ciudad en la tumba de nuestros vecinos. Sus representantes políticos son incapaces de recapacitar e impulsar esta agenda.
Como mostró la larga y fuerte lucha luego de la inundación, sólo la clase trabajadora y los sectores populares, vecinales y la juventud pueden avanzar en las medidas necesarias y para esto hay que darle más fuerza a la izquierda. Nuestro Frente de Izquierda Unidad tiene un enorme desafío en este sentido, contra los proyectos falsamente progresistas y derechosos, necesita convertirse en una alternativa convocante para miles en la ciudad. Desde el MST aportamos toda nuestra fuerza militante en esa perspectiva.
MST – FIT Unidad, La Plata