Avanza la pandemia en el mundo. Y nuestro país, con más de 16 muertes diarias por millón de habitantes, encabeza la lista superando inclusive a Brasil y la India. Los malos resultados obtenidos por el gobierno frente al avance del virus en el país dividen aguas. Con más 81 mil muertes, casi 4 millones de infectados y las terapias intensivas saturadas, el país entero está en alerta roja, aunque algunos se nieguen a reconocerlo. Aunque los picos de contagios van rotando de CABA a la provincia de Buenos Aires y ahora con una Córdoba explotada y al borde del colapso, el problema es nacional. La insuficiencia y el fracaso de las medidas tomadas hasta hoy también lo son.
Como botín político. La oposición de derecha criminal e irresponsable que se pasó más de un año promoviendo dudas sobre la vacunación, alentando marchas en su contra, termina haciendo eje en la falta de un acuerdo con Pfizer. Exigieron la apertura irrestricta de la economía y la prespecialidad en las aulas, sin medir las consecuencias. Hoy como parte de su estrategia de polarización electoral quieren capitalizar el desgaste del gobierno, criticando los malos resultados que son consecuencia nada menos que de las concesiones que el gobierno hizo a sector y sus socios empresariales, transfiriéndoles recursos en lugar de volcarlos a la salud. No por casualidad los distritos que siguen su nefasta política sanitaria como CABA, Mendoza y Córdoba figuran entre los más golpeados por la crisis y peores resultados sanitarios.
El gobierno de Alberto, acorralado por la doble crisis económica y política, abandonó hace rato el tono profesoral en su comunicación mediática. Apenas intenta reacomodarse a través de nuevas medidas de restricciones parciales, lejos de la cuarentena de los inicios de la pandemia que algún resultado tuvo, pero que ahora muchos incumplen por la falta de ayuda social y salario y se duda de sus resultados. Apuesta también todas sus expectativas electorales a futuro a poder multiplicar los ritmos de vacunación, a ver si logran llegar a las PASO de setiembre con un 20% de la población efectivamente vacunada con la doble dosis. Apela a todo, traer vacunas de Rusia, rescatar, aunque sea una parte de las de AstraZeneca que nos correspondían, acordar con el Fondo Covax de la OMS mayores partidas y hasta anunciar la producción «argentina» de la vacuna Sputnik por parte del Laboratorio Richmond.
La crisis económica se profundiza en el medio de la pandemia, transformándola en la principal preocupación de millones de argentinos que, sumergidos en la pobreza, no llegan a fin de mes por culpa de la inflación galopante y los salarios de miseria. Resulta indignante ver cómo cuando se duplican los precios internacionales de la soja, ingresan más de 10 mil millones de dólares extras y las reservas del Banco Central crecen, el pueblo trabajador se sumerge cada vez más en la pobreza mientras los únicos que ganan son los bancos, unas pocas grandes empresas y por supuesto el FMI, al que el gobierno se compromete a pagarles el total de la deuda fraudulenta. Como muy poco o nada de estos cuantiosos recursos que ingresan son destinados a contrarrestar la crisis sanitaria, no extraña que la misma siga avanzando a paso firme. En esto no hay grieta entre el gobierno y Juntos por el Cambio, a lo sumo la derecha critica porque no se acuerda más rápido pagarle al Fondo la deuda que ellos mismo generaron y fugaron.
Una falsa opción para la pandemia. Ni la oposición de derecha ni la política del gobierno son verdaderas opciones para combatir la segunda ola que hoy nos afecta y que se presenta como más grave que la primera. Por el contrario, ambas son responsables de los resultados obtenidos hasta aquí. Unos por haber presionado siempre a favor de la economía por sobre las vidas y el otro porque más allá del doble discurso siempre cedió ante estas presiones y en los hechos, la política sanitaria aplicada por unos y otros es muy parecida. Las declaraciones, críticas y chicanas que se cruzan no son más que pirotecnia electoral cada vez más acentuada, sin diferencias de fondo.
Las medidas que proponemos desde la izquierda y el MST en el FIT-U se han transformado en las únicas que aplicadas de forma integral pueden hacerle frente a la pandemia. Así sostuvimos que hay multiplicar los testeos de manera cualitativa para poder frenar la circulación viral. También impulsar un sistema único de salud universal, estatal y gratuito para optimizar y contar con todos los recursos humanos y materiales para evitar su colapso. Luego, ante la falta de vacunas, propusimos la anulación de las patentes que protegen la ganancia de las multinacionales y la expropiación del laboratorio mAbxience para disponer de millones de vacunas que necesitamos urgentemente. Hoy, ante el avance imparable de esta segunda ola y la posibilidad concreta de ir hacia un colapso del sistema sanitario en muchas ciudades y provincias, se torna imprescindible volver a fase 1 estricta, por periodos concretos, alternantes en todos los distritos en alerta roja. Pero exigimos también un IFE de por lo menos $ 40.000 para cada familia trabajadora que no cuente con un sueldo fijo. No podemos permitir que millones tengan que elegir entre exponerse a la infección por coronavirus o morirse de hambre. Los recursos para todo esto tienen que salir del no pago de la fraudulenta deuda al FMI, Club de París y todos sus socios y de fuertes y progresivos impuestos a las corporaciones y grandes fortunas.