La inflación sigue golpeando. Noviembre cierra con 2,5% y los salarios no alcanzan

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó que la inflación de noviembre fue de 2,5% mensual, consolidándose como el tercer mes consecutivo con aumentos elevados en los precios de bienes y servicios básicos. La variación acumulada en los primeros once meses de 2025 alcanza casi 28%, mientras que la inflación interanual supera el 31%.

Este incremento de precios se da en un contexto de salarios que pierden poder adquisitivo, donde los trabajadores y trabajadoras enfrentan día a día el drama de ajustar los gastos en alimentos, transporte, servicios y vivienda. Pese a que ciertos sectores de la economía intentan suavizar las cifras oficiales, la realidad en los barrios populares es otra: cada vez cuesta más llegar a fin de mes con ingresos que no cubren las necesidades básicas.

¿Dónde se siente más?

Los rubros que más presionaron la inflación en noviembre revelan la injusta distribución del impacto económico:

  • Vivienda, agua, electricidad, gas y combustibles lideraron las subas, con más del 3%.
  • Transporte, clave para el bolsillo de laburantes que se movilizan diariamente, también escaló.
  • Alimentos y bebidas no alcohólicas, esenciales para cualquier hogar, siguieron subiendo por encima del promedio.

Estos aumentos registrados por el INDEC impactan con más fuerza en hogares donde el salario es apenas un paliativo frente a los aumentos constantes del costo de vida, mientras que precio de bienes como la carne y la energía continúan en alza.

 Expectativas del mercado

Aunque el mercado financiero y consultoras privadas venían proyectando una inflación mensual cercana al 2,3%, los datos oficiales superaron esas expectativas, mostrando que las estadísticas maquilladas no coinciden con las trayectorias reales de los precios de consumo popular.

Mientras tanto, las proyecciones oficiales del Banco Central y de organismos privados no necesariamente consideran la presión de los sectores más vulnerables, cuyos salarios no logran mantenerse al ritmo de los aumentos.
 Esto se ve reflejado en la lucha cotidiana de las familias por cubrir desde la canasta básica hasta los servicios esenciales sin que los ingresos se ajusten a la misma velocidad.

Más que números: consecuencias sobre la clase trabajadora

  • La inflación erosiona salarios reales, reduciendo la capacidad de compra de los ingresos populares.
  • Aumentos tarifarios y de alimentos combinados obligan a priorizar gastos y recortar consumo de bienes y servicios esenciales.
  • Las negociaciones paritarias y las pocas mejoras salariales quedan sistemáticamente por debajo de los incrementos de precios, profundizando la desigualdad social.

Para amplios sectores de la sociedad, este panorama no se traduce en “descenso de la inflación” sino en una continuada pérdida de poder adquisitivo y un deterioro de las condiciones de vida de la mayoría.

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