“Al pueblo argentino, salud.” Tomemos la bandera en defensa del Hospital Garrahan, atacado, desfinanciado y calumniado por el gobierno libertario de Milei.
Primer acto: desfinanciación
El gobierno de la motosierra te obliga a defender lo obvio: no pegarle a los jubilados y no menospreciar en todo sentido a un hospital de prestigio internacional como es el Hospital Prof. Dr. Juan P. Garrahan parecen valores poco libertarios.

La última semana, uno de los hechos centrales de la discusión pública fue la visibilización que le hicieron los trabajadores del establecimiento al problema presupuestario que vive el hospital.
#Ahora está por arrancar la asamblea de trabajadores del Garrahan para discutir colectivamente el plan de lucha frente a la búsqueda de frenar el paro por parte del gobierno. pic.twitter.com/6ly0bSRQrB
— Periodismo de Izquierda (@PeriodismoDeIzq) May 29, 2025
En la obra libertaria, el primer acto del gobierno fue la desinversión y el recorte a gran escala, en uno de los sectores más sensibles: un hospital especializado en pediatría de alta complejidad, que atiende el 40% de los casos de cáncer infantil del país, realiza el 50% de los trasplantes pediátricos y más de 10 mil cirugías anuales, siendo un símbolo de la excelencia de nuestros equipos de salud.
Este mismo año, el Garrahan fue reconocido por su impacto en la optimización terapéutica de un proyecto sobre farmacocinética y trasplantes de médula ósea.
Desde la asunción de Lugones, comenzó una persecución particular contra el hospital, que había logrado con recursos propios pagar un bono de $500.000 para paliar los salarios deteriorados de sus profesionales.
Los trabajadores denuncian que el presupuesto está congelado desde 2023. Hoy, un salario de enfermería con diez años de antigüedad no supera los $900.000; el personal administrativo y los residentes cobran menos de $800.000. Ninguno de ellos cubre la Canasta Básica Total de una familia.
A esto se suma que, desde enero, los aumentos salariales apenas alcanzan el 6,8%, mientras la inflación acumulada supera el 11%. Es decir: sobre sueldos de pobreza, se sigue perdiendo.

Cruzando a los altos funcionarios de la salud, Norma Lezana, la Secretaría General de la APyT (Asociación de Profesionales y Técnicos del hospital), declaró que el ministro Lugones: “debería venir al Garrahan y caminar el hospital en lugar de rendirle examen a los empresarios de AmCham”, en referencia a los paseos del funcionario por los foros económicos durante el conflicto.
Los trabajadores del Garrahan sostienen la movilización.
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🗣️ Norma Lezana, secretaria general de @APyT_Garrahan, nos cuenta las medidas que tomaron en asamblea pic.twitter.com/4c2QxArTz7
Segundo acto: campaña de mentiras
Una vez que el ajuste hizo efecto, el plan del gobierno continúa. A través de Loccisano, Adorni y los trolls financiados por la SIDE, con la ayuda de los bufones que se disfrazan de periodistas, intentan instalar supuestos “curros” para justificar el desfinanciamiento.
La viceministra de Salud, Cecilia Loccisano, se atreve a declarar sin que se le caiga la cara de vergüenza: “El camino es más difícil, pero estamos buscando soluciones sostenidas. No queremos financiar ineficiencias. La plata está, los recursos están, queremos que lleguen a donde tienen que llegar. Hoy se quedan en el medio, perdidos en burocracias, en curros, en intermediaciones que estamos evitando. Ya tenemos algunas soluciones y estamos buscando más. El foco son los profesionales.”
Con el mismo cinismo, dice que “no hay motosierra en salud” y que “no hay recorte en la salud pública”, ya que se habrían otorgado “tres refuerzos presupuestarios” para un “incremento de 244%”.
Además, afirma que “el problema es político” y culpa a las “organizaciones políticas que están detrás de algunos gremios”. Destacando: “Acá se nota que hay gente atrás que son los mismos que están en la marcha de Palestina, que están reclamando por otros temas y aparecen acá, fogoneando y empujando el conflicto hacia el gobierno”. Como si movilizarse contra el genocidio a los niños palestinos te descalificara para defender la salud pública y de calidad.
El propio presidente se suma a esta campaña de mentiras cuando afirma: “La situación la han politizado. ¿Estamos de acuerdo que es un tema delicado? También estamos de acuerdo en que los recursos son escasos, a pesar de que se les ha girado una cantidad récord de recursos. Ahora, ¿usted está de acuerdo con que haya ñoquis que le filtren los recursos a gente que no trabaja? Empleados administrativos dibujados por el kirchnerismo“.

Contra el acto de la desinformación
Sería fácil, aunque válido, desmontar los argumentos de la viceministra repasando su prontuario: funcionaria de Macri, fue enjuiciada junto a su esposo Jorge Triaca (ministro de Trabajo en ese entonces) por las irregularidades en la contratación de su empleada doméstica, quien —al ser despedida— reveló que cobraba fondos del Estado por tareas particulares en la quinta de Loccisano y Triaca. Con ese antecedente, se da el lujo de acusar al Garrahan y a sus trabajadores de ser ñoquis que curran del Estado.
También podemos contradecir a Loccisano consigo misma: ante la pregunta del periodista —para nada opositor— Eduardo Feinmann, sobre si ella o Lugones cobraban lo mismo que los trabajadores del hospital, respondió escapando del tema: “Y la verdad que es grave. Yo no quiero hacer una comparación con esto“.
Frente a las cifras mentirosas del gobierno, que no solo revelan su malicia sino también su propia precariedad e ineficiencia, los trabajadores del hospital dieron a conocer los números reales.
Mientras los voceros libertarios aseguran que hay “dos administrativos por cada médico”, el Garrahan desglosa su planta en 4728 agentes distribuidos entre niveles asistencial, logístico y de conducción.
- El nivel asistencial concentra 3190 trabajadores, entre profesionales, técnicos, auxiliares y ayudantes.
- El nivel logístico reúne a 957 personas.
- El nivel de conducción, en su mayoría médicos, suma otros 581.
Entre los considerados “administrativos” están enfermeros no reconocidos, camilleros, anestesistas, personal de limpieza y maestranza, entre otros. Todos ellos forman parte del equipo de salud que sostiene el prestigio del Garrahan en el país y el mundo.
Para comparar, el periodista Alejandro Bercovich recordó que el Hospital General de Massachusetts, referente internacional, tiene 25 mil empleados, de los cuales apenas 2400 son médicos de planta: menos del 10%.
Sobre los salarios, ya compartimos cifras, pero no hay nada más gráfico que la propia viceministra admitiendo que la situación es “un desastre”.

Tercer acto: y van por más
Frente a las medidas de lucha de los trabajadores, el gobierno redobló la ofensiva. Anunció que descontará los días de paro y que, en caso de cinco faltas acumuladas, se desafectará automáticamente a los médicos.
Al mismo tiempo, los trabajadores denuncian un gasto de 100 millones de pesos para instalar un lector biométrico y hostigar la organización gremial.
Esta pelea no es solo del Garrahan. Es de todo el pueblo argentino. Porque cuando atacan a un hospital que simboliza lo mejor de nuestro sistema de salud pública, están atacando el derecho mismo a la vida, al cuidado, a la dignidad.
No se trata de un conflicto aislado. El ajuste libertario quiere imponer la lógica del negocio en cada rincón del Estado, incluso en aquellos donde lo que está en juego es la salud de nuestras niñeces. Quieren disciplinar a los que luchan, instalar el miedo y deslegitimar a quienes resisten. Pero se equivocan si creen que el Garrahan va a retroceder.
Cada paro, cada abrazo solidario, cada cartel y cada marcha que rodea esta lucha es también una defensa del derecho a un sistema de salud público, gratuito, de calidad y humano. Un derecho que no vamos a dejar que destruyan.
Rodeemos al Garrahan con la fuerza de miles. Pongamos el cuerpo al lado de sus trabajadores y trabajadoras. Que la solidaridad se transforme en organización. Y que la organización se transforme en una victoria de todos y todas frente al cinismo y el ajuste.
Porque donde hay una injusticia, habrá también una lucha. Y en esa lucha, la garra del Garrahan ya es un símbolo de dignidad para todo el país.