La contradicción de Milei. Su “obra privada” se financia con $56000 millones del Estado

El gobierno de Javier Milei lanzó la presentación de su primera obra pública emblemática, la concesión de la Ruta del Mercosur. Lejos del relato libertario que prometía desmantelar el Estado y transferir toda la infraestructura al sector privado, la obra será financiada con un crédito millonario de $56.000 millones del Banco BICE, dependiente del ministerio de Economía que conduce Luis Caputo. Esta cifra supera ampliamente los $49.000 millones que Vialidad Nacional gasta mensualmente en todo el país, evidenciando que para los amigos del poder si hay plata.

El proyecto abarca 741 kilómetros de rutas que conectan las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe y Corrientes, incluyendo el estratégico puente Rosario – Victoria. La licitación dividida en el Tramo Oriental (rutas 12 y 14) y el Tramo Conexión (ruta 174), cuenta con siete oferentes entre los que se encuentran grandes grupos constructores como Autovía Construcciones del Grupo Cartellone, Benito Roggio, Panedile y otras firmas nucleadas en la Cámara Argentina de la Construcción. Ninguna de estas empresas estuvo dispuesta a arriesgar capital propio, forzando al gobierno a ceder y ofrecer financiamiento estatal.

Esta operación destruye el discurso del gobierno libertario sobre el libre mercado y a su vez deja a la vista de todos como opera el capitalismo de amigos. Si bien, por el momento, el cierre de Vialidad Nacional quedó como un intento frustrado, Milei continúa pasando la motosierra sobre esta área. Mientras se recorta un 73% en el presupuesto de mantenimiento de rutas, destina sumas siderales para subsidiar a grandes conglomerados empresarios. En definitiva, Milei y Caputo secuestran la caja del Banco BICE para obras faraónicas que benefician a unos pocos grupos concentrados.

El timing de la licitación, a escasas semanas de las elecciones del 26 de octubre, no es casual. El gobierno desesperado por mostrar alguna obra que contraste con el derrumbe económico y los escándalos de corrupción, termina adoptando el mismo modelo que criticaba: obra pública financiada por el Estado, pero ejecutada por privados que se llevarán las ganancias. La eficiencia del mercado que pregona Milei se reduce a transferir recursos públicos a manos privadas.

Esta contradicción se profundiza cuando se contrasta con el abandono generalizado de la infraestructura vial. Uno de los cruces del gobierno con los gobernadores e intendentes de todo el país, es por la denuncia sobre el estado crítico de las rutas nacionales, con banquinas sin mantenimiento y señalización deficiente, que ya ha costado vidas en accidentes evitables. Mientras tanto, el gobierno destina miles de millones a un megaproyecto que beneficiará principalmente al agronegocio y las grandes empresas exportadoras.

El rol del BICE, dirigido por gente muy cercana a Caputo, como Felipe Núñez –conductor del programa oficialista “Las Tres Anclas”- y Nicolás Scioli, hermano del secretario de Turismo -el camaleónico Daniel-, muestra hasta qué punto el Estado es utilizado para favorecer a los amigos del poder. Lejos de la mano invisible del mercado, lo que opera aquí es la mano muy visible de un Estado capturado por interese corporativos, en su máxima expresión.

Un gobierno que se cansa de repetir su cantito de que “no hay plata” para salud y educación, encuentra miles de millones para financiar las megaobras de los privados. Como si faltaran, la Ruta del Mercosur se convierte en otro ejemplo más que el ajuste es para el pueblo, mientras los privilegiados, a pesar de la crisis, siguen festejando con los reglaos del oficialismo libertario.

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