Kicillof y el PJ. Sostener al gobierno y la estafa de la deuda

El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, concedió una extensa entrevista a Clarín donde dejó en claro el posicionamiento del peronismo frente al destino de Javier Milei y su gobierno. Miles de trabajadores y jóvenes vienen siendo artífices de enfrentar a Mieli en la calle y han votado en su contra en las recientes elecciones. Muchos lo han hecho por el peronismo, en un sentido de voto útil para que pierda el gobierno. Con todo ellos compartimos la necesidad de derrotar a MIlei y por eso queremos profundizar ahora sobre estos temas tan importantes que Kicillof coloca en su entrevista.

Atravesado directamente por el resultado de las elecciones provinciales, el mandatario bonaerense no solo esclareció su visión sobre la deuda con el FMI –que aunque declara impagable insiste en honrarsino que delineó la estrategia del PJ como supuesto escudo contra las políticas libertarias, cumpliendo en realidad el rol de garantizar la tranquilidad del establishment.

Tras la dura derrota de La Libertad Avanza en provincia, donde el armado de Fuerza Patria, capitalizó el descontento social contra el gobierno ajustador y corrupto de Milei, Kicillof emerge como el organizador de la victoria peronista. Sin embargo, lejos de representar un apoyo genuino a un proyecto alternativo, su discurso post electoral revela las tácticas del PJ para administrar la crisis sin alterar los pilares del poder.

Kicillof fue contundente al descartar cualquier salida institucional anticipada para Milei: “De ninguna manera, Milei lo que tiene que hacer es gobernar para las mayorías. El Gobierno tiene que cambiar sus políticas y el rumbo. Es imperioso y además Milei mismo lo puede hacer”. Esta declaración, presentada como un llamado a la autocrítica, en realidad constituye una carta blanca para que el gobierno continúe, mientras mantiene intacto el núcleo duro del ajuste. La propuesta además de muy equivocada es insólita; ¿en verdad Kicillof cree que Milei puede cambiar? ¿Acaso no lo escuchó decir que no se moverá un milímetro? Mientras volvió a vetar todo.

La estrategia del PJ es muy clara y funcional al gobierno. Se ofrece como contención “responsable” del descontento social, canalizándolo electoralmente, pero evitando cuidadosamente cualquier confrontación que pueda desestabilizar al gobierno en forma anticipada. Lejos de impulsar una salida que enfrente realmente las políticas de Milei, prefiere administrar la crisis esperando su turno en 2027, mientras el ajuste sigue su curso y las mayorías pagan el costo.

Sobre la deuda con el FMI, Kicillof reconoce que el endeudamiento fue una tragedia y que los préstamos fueron utilizados “de manera irresponsable”, incluso señalando que existen informes internos del Fondo que admiten errores propios. Pero a pesar de esto, el mandatario provincial, inmediatamente, se apresura a descartar cualquier medida soberana: “Romper con el FMI o simplificar que vamos a ir de prepo a EE.UU. a conseguir no sé qué cosa me parece infantil”.

En su lugar, propone una “discusión madura” con el organismo crediticio, como si fuera posible negociar de igual a igual con quien impone condiciones de manera unilateral. Esta posición revela la esencia del planteo kicillofista: criticar los excesos discursivos de Milei mientras se acepta la arquitectura fundamental de la dependencia financiera. El mensaje al capital nacional e internacional es claro: confíen en nosotros para honrar la deuda, aunque la declaremos impagable.

Mientras describe una deuda “impagable” contraída de manera “irresponsable” y utilizada de forma “espantosa”, insiste en que debe ser honrada mediante un diálogo “maduro” con los mismos acreedores que reconocieron sus propios errores sin asumir consecuencia alguna. Se critica el endeudamiento, pero se naturaliza el pago, se denuncia la dependencia, pero se rechaza la ruptura.

Este doble discurso, es el sello distintivo de una oposición que prefiere esperar su turno antes que desafiar realmente las políticas que están devastando a las mayorías trabajadoras y los sectores populares de este país. Kicillof se presenta como “escudo y red” contra Milei, pero en realidad funciona como garantía de que, más allá de algunos cambios parciales que propone, los intereses fundamentales del poder económico seguirán intactos.

La entrevista confirma lo que las elecciones bonaerenses ya habían sugerido. El PJ capitaliza el descontento, pero no ofrece una alternativa real. Prefiere administrar la crisis mileista antes que impulsar una salida que enfrente de verdad el ajuste, la dependencia financiera y a la entrega del país. Por eso los dirigentes sindicales peronistas, comenzando por la burocrática cúpula de la CGT, no convocan a nada y siguen dejando actuar a un gobierno que dice con claridad que no piensa cambiar nada y sigue su curso destructivo. El resultado es un círculo vicioso donde los trabajadores pagan el precio de una crisis que ni el oficialismo ni la oposición de los partidos tradicionales quieren resolver de raíz.

Para romper con esta dinámica, hay que aprovechar la situación actual, en la que el gobierno se encuentra en su peor momento, todo lo contrario de lo que profesan las palabras de Kicillof y el PJ y convocar masivamente a la calle para terminar con este gobierno de coimeros y ajustadores. Potenciar todas las acciones, como la movilización contra los vetos de este miércoles, es una tarea fundamental. Se vuelve urgente la construcción de la movilización con la más amplia unidad de todos los sectores que luchan contra las políticas de este gobierno, junto a paros generales y medidas progresivas hasta ganar. Construir esta masividad es uno de los elementos para garantizar el final de este gobierno de corruptos, ajustadores y represores.

Y además, para terminar con el doble discurso del PJ o la hipocresía de gobernadores ajustadores que ahora quieren aparecer como distintos, es imperioso hacer más grande y fuerte una alternativa política que luche por otros intereses: los de los trabajadores y la juventud. Y para eso el único camino es fortalecer a la izquierda en todo el país y darle apoyo en las elecciones al Frente de Izquierda. Un frente en donde el MST como uno de sus integrantes, propone avanzar hacia una construcción política que sea mucho más que un frente electoral, que se transforme en un gran partido común de corrientes organizada democráticamente y convoque a intelectuales, referentes sociales y a miles de trabajadores y jóvenes. Todo eso hace falta, frente a las tensiones sociales y luchas que se vienen. Y para ir forjando una herramienta que luche por un gobierno de las y los trabajadores y la izquierda.

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