viernes, 22 noviembre 2024 - 20:06

Justicia para Lucas González. Otro joven víctima del gatillo fácil

Lucas tenía apenas 17 años. Militaba en las inferiores de Barracas Central y como era buen jugador soñaba con ascender a primera, más aún cuando su modesto club de barrio iba a jugar con Tigre un  partido por el ascenso. Su crimen fue quizás soñar con que algún día, gracias a sus esfuerzos, iba a poder mejorar la vida de su familia. Su crimen era tener el look de un pibe de barrio, lo cual lo convertía en sospechoso para la maldita policía y para aquellos que mucho más arriba, como jefes, ministros o políticos importantes, aconsejan meter bala en cualquier circunstancia y las víctimas de este gatillo fácil son mayoritariamente jóvenes.

Lucas murió de dos balazos en la cabeza cuando luego de entrenar con tres amigos, que viajaban con él en un Volkswagen Suram azul, se detuvo a comprar un jugo en un kiosko. Tuvo la mala suerte que cuatro policías de civil, de la policía  de la Ciudad, agentes de la brigada de la Comisaría Vecinal 4C,  detuvieran su auto cerca de ellos y los jóvenes les resultaran sospechosos. Intentaron pararlos y como está lleno de robos los pibes no se detuvieron, creyéndose a su vez víctimas de un intento de robo. Esto sólo bastó para que actuará el gatillo fácil y los canas dispararan las balas que terminaron con la vida de Lucas. Corrían las nueve y media de la mañana de este miércoles 17.

Uno de los jóvenes logró escapar, aunque luego se presento con sus padres y fue detenido. Los acompañantes del joven baleado terminaron detenidos y trasladados al Instituto de menores Inchausti, del que luego serían liberados, por orden le juez Blanco. A Lucas le tocó la peor parte, fue internado primero en el hospital Penna, situado en Parque Patricios y luego, alrededor de las 2 de la mañana de este jueves, trasladado a un hospital de mayor complejidad, El Cruce, ubicado en Florencio Varela. Allí, unos minutos antes de las 18 hs. de esta tarde se produjo su deceso. Una dolorosa noticia que le tocó dar, con un inmenso dolor, al tío del joven, quién ya había sido diagnosticado con muerte cerebral.

Para encubrir el gatillo fácil y dar algún crédito a las mentiras policiales y el supuesto tiroteo que mencionan los asesinos, en horas de la noche la policía “encontró” una réplica de plástico de un arma, en el baúl del auto. Cinthia, la mamá de Lucas, señala que nunca pudo haber sido vista por la policía si la encontraron en el baúl, señalando que se trata de un arma “plantada”, algo muy común en el accionar policial.

El juez Alejandro Cilleruelo, a cargo del Juzgado de Menores 4, separó a la Policía de la Ciudad de los peritajes y encargo el trabajo forense a la Policía Federal. Secuestró las armas de los tres policías involucrados y mandó la realización de estudios para determinar quién disparó. Los policías fueron desvinculados de la fuerza mientras se realiza el sumario correspondiente y permanecen en libertad.

Poco después del fallecimiento del jugador de Barracas Central, Gustavo, padre de un amigo de Lucas, dijo que “esto no va cambiar hasta que no cambien los jueces y las leyes”. Y se preguntó: “¿Cuántos Lucas más?”. “Estamos destruidos”, agregó el hombre con los ojos colorados por la angustia. Estos pibes son laburantes, gente de trabajo, honesta. Yvienen estos asesinos y te lo matan así. No tiene razón de ser”.(1)

Si claro. La mano asesina vino de una policía educada por Macri, Bullrrich y el gobierno de la Ciudad de Larreta y Santilli, hasta hace poco responsable de la seguridad, en la “doctrina Chocobar”. Pero, cruzando la General Paz, no es distinto. El gobierno progresista de Kicillof, tiene al fascista de Berni como responsable de la seguridad. Un ministro que hace pocos días competía con Espert, para ver quien metía más bala, con la ventaja que mientras el libertario lo proponía, él podía mostrar cifras de “abatidos” por su policía.

Son los que aprovechan la desesperación de mucha gente frente a la ola de violencia y robos reiterados, para exigir mano dura y balas, pena de muerte en los hechos. No lo exigen para los verdaderos responsables de tanta violencia, los dueños del sistema que genera una enorme desigualdad social, los que robaron con el aval de Macri 23.000 millones de dólares del crédito del FMI. Los policías, punteros, intendentes, jueces, altos funcionarios políticos coaligados con las mafias del delito a todos los niveles.

De que sirvieron las declaraciones de candidatos y funcionarios que han señalado hace poco que la mano dura de Ruckauf solo sirvió para generar muchos casos de gátillo fácil, provocando la muerte de muchos jóvenes inocentes, si los encargados de la seguridad defienden esta doctrina y permiten a la policía aplicarla.

El presidente Fernández, iba a recibir a los padres de Lucas. La cita se cancelo al conocerse su fallecimiento. ¿Realizará algún cambio de fondo en la policía y en la justicia el presidente, más allá de una declaración para la ocasión?

Lo dudamos. Para terminar con el gatillo fácil hay que desmantelar estas fuerzas policiales de mano dura contra los jóvenes y los que se movilizan reclamando sus derechos. Unas fuerzas en que las comisarías se compran de acuerdo a los “negocios” de cada barrio. Es necesario reemplazarlas por una fuerza democrática de carácter preventivo, controlada por los vecinos, quienes deben poder elegir y/o revocar al comisario. Son necesarios jueces y fiscales elegidos por la gente con mandatos revocables, sin los privilegios actuales y que todos los juicios sean por jurado.

Cuando escribimos estas líneas los vecinos de Lucas, entre ellos muchos jóvenes del barrio, se movilizan frente a la Comisaría de Barracas, exigiendo Justica por Lucas, basta de gatillo fácil, que se investigue y juzgue a los policías asesinos. Desde el MST en el FITU acompañamos su reclamo de Justicia y su movilización hasta que los policías asesinos vayan presos.

  • Citado de Clarín del 18/11/2021.

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