El comienzo de 2023, en su primer mes, se despachó con un índice inflacionario mensual que llegó al 6% y la medición interanual casi alcanzó el 99%. Sin embargo, la suba de precios no tiene ningún tipo de límites. No solo por hacer referencia a las subas de febrero, donde la carne fue un ítem que sufrió una gran remarcación, sino por los aumentos que se prevén para marzo. Es en este marco que la junta interna de ATE-INDEC volvió a realizar su medición con respecto a los parámetros de enero, para indicar de cuánto debería ser el salario mínimo que contemple el gasto de una familia tipo (una pareja con dos hijos). Como era de esperar, el monto es algo sumamente alejado a la realidad salarial de la mayoría de los trabajadores: fueron $ 253.647 los que se necesitaron para cubrir los gastos mínimos.
Mientras la Canasta Básica Alimentaria y Total según la última medición del INDEC se actualizaron de forma interanual a un 109,8% y 108% respectivamente, los salarios se han seguido depreciado de manera meteórica. Es en este marco, que la junta interna de ATE-INDEC, remarca que el salario mínimo debe ser de $ 253.647 para satisfacer necesidades mínimas. El monto se desglosa de la siguiente manera:
- $ 86.216 necesarios para adquirir una canasta alimentaria mínima
- $ 167.431 para acceder a otros bienes y servicios básicos
Si bien, tal como remarcan los trabajadores encargados de este estudio, el monto no es ningún ideal, entre los bienes y servicios básicos calculan el pago de un alquiler, monto que en la medición oficial del INDEC no se contempla y, por tal motivo, en enero apenas llegó a alcanzar la cifra de $ 163.539.
Estos tipos de montos son los que dan a una respuesta concreta como la pobreza generalizada que existe en el país. Donde más del 43% de la población total es pobre, y si nos referimos a los niños y adolescentes, la cifra supera el 50%. Algo totalmente comprensible si tenemos en cuenta que, el ingreso promedio del país es de $ 80.435, ni siquiera la mitad del monto que indica la Junta interna ATE – INDEC.
Además de lo indicado, la publicación de los trabajadores también señala la precarización y ajuste que el gobierno sostiene en el Estado. En una parte donde subraya la inflación acumulada entre noviembre de 2015 a enero de 2023, remarca: “Los números pueden sorprendernos, pero lo podemos entender si tenemos en cuenta que el salario de referencia de diciembre 2015 ($ 10.191.-), actualizado a pesos de enero 2023 debería de ser $ 170.846.- y no los magros $ 114.865.- (incluye la suma fija de $ 4.000.-), según la grilla salarial del SINEP de enero de este año”. En síntesis, un deterioro en el sueldo de los estatales que se puede calcular en casi $ 60.000 menos, al valor de hoy, en relación a lo percibido a fines de 2015.
Sin dudas también se centra la denuncia en la permanencia de contratos con modalidad de monotributo, que sigue degradando la estabilidad laboral de los trabajadores. Forma de precarización que además hace que los trabajadores no puedan cobrar medios aguinaldos, presentismo y las exiguas sumas fijas que el gobierno otorga como paliativo.
Con estos datos de la Junta interna ATE – INDEC, queda a las claras la estafa del gobierno del Frente de Todos. Mientras el deterioro salarial se describe en estas frías estadísticas, el presidente Alberto Fernández, en la apertura del ciclo lectivo de Provincia de Buenos Aires, se da el tupé de decir que “cuando llegamos al gobierno, la preocupación de los maestros era ver cómo mejoraban un salario que se había caído al fondo del pozo. Hoy con alegría escucho que su preocupación es que no tengan que pagar ganancias”.
Una mezcla de abstracción material, producto de una posición llena de privilegios, conjugada con cinismo político, que desata no solo la bronca de los trabajadores de la educación; sino de la mayoría en general. El gobierno que prometió llenar nuevamente la heladera va promediando su gestión con una realidad en la que a los trabajadores le sobra mes más que salario.