En medio de la crisis política y la desconfianza de los mercados, el dólar volvió a dispararse: el blue cerró en torno a los $1.510.
Una débil “fortaleza”
Lo que el oficialismo intentó mostrar cómo un “gobierno blindado” tras la derrota en Diputados se transformó rápidamente en un nuevo golpe político y económico. Un día después de sufrir su décimo cuarta caída parlamentaria consecutiva, el Ejecutivo enfrentó un jueves negro en los mercados: el dólar perforó el techo de la banda cambiaria, el riesgo país escaló a niveles récord en los últimos tres años, los bonos soberanos se desplomaron y las acciones argentinas se hundieron tanto en Buenos Aires como en Wall Street.
El Banco Central, obligado a intervenir, vendió más de US$ 430 millones en dos días, un drenaje que exhibe las limitaciones del “poder de fuego” oficial. Mientras tanto, el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, eligió responsabilizar a “los campeones” –especuladores financieros e inversores de peso– y a la oposición política, antes que reconocer la inconsistencia del programa económico que defiende el presidente Javier Milei.
Congreso y calles: la antesala del desplome
El miércoles, el Congreso volvió a marcarle la cancha al oficialismo, con el recinto rodeado por una masiva movilización social, se impuso una nueva derrota legislativa que dejó a Milei contra las cuerdas. Apenas 24 horas después, los mercados reaccionaron en la misma sintonía que lo habían hecho tras el revés electoral bonaerense: castigaron al gobierno, reflejando la creciente desconfianza sobre la viabilidad de su plan de ajuste.
En paralelo, el Senado trataba el veto presidencial a la ley de distribución automática de ATN, que se convirtió en otro fracaso legislativo para los libertarios. La doble presión desnuda el aislamiento creciente del Ejecutivo.
Dólares en alza, salarios en baja
El tipo de cambio oficial mayorista cerró en $1.474,50, mientras el minorista se ubicó en $1.495. El dólar tarjeta trepó a $1.943,50 y en los bancos privados superó los $1.500. En los mercados paralelos, el panorama fue peor:
- MEP: $1.516,08 (+2 %)
- Contado con Liquidación (CCL): $1.543,31 (+2,9 %)
- Blue: $1.510 (+1,4 %)
Estos incrementos implican una devaluación encubierta que golpeará de lleno en precios, alquileres y tarifas, mientras los salarios y jubilaciones continúan perdiendo poder adquisitivo.
Bonos, riesgo país y acciones en caída libre
El riesgo país trepó a 1.368 puntos básicos, su nivel más alto desde septiembre de 2022. Los bonos soberanos se desplomaron: los Bonares (AL41D) retrocedieron un 14 %, y los Globales (GD29D) casi un 10 %.
El S&P Merval cayó un 5,1 % en pesos y un 7,2 % en dólares, con pérdidas de hasta dos dígitos en empresas energéticas como Transener (-11 %), TGN (-10,8 %) y Metrogas (-9,7 %). En Wall Street, los ADR de compañías argentinas también se hundieron: Edenor (-8,5 %), Transportadora de Gas del Sur (-8,1 %), Banco Supervielle (-7,6 %) y YPF (-6,9 %).
Reservas en retroceso y poder de fuego limitado
Para frenar la corrida, el BCRA vendió US$ 53 millones en el mercado oficial y US$ 83 millones en contratos de dólar futuro, mientras que la liquidación del agro aportó apenas US$ 92 millones, muy por debajo de lo esperado. El drenaje de reservas deja en evidencia que el margen de intervención es cada vez más estrecho y que la estrategia oficial de dejar “flotar” el dólar tiene límites claros cuando se enfrenta a la especulación.
El programa económico en jaque
El gobierno insiste en que el equilibrio fiscal es la “piedra angular” de su programa, pero la realidad muestra que no alcanza para estabilizar la economía. El relato del “déficit cero” convive con una sociedad golpeada por la recesión, el desempleo y el ajuste, y ahora también con mercados que ya no creen en la viabilidad del plan.
La paradoja es evidente: Milei celebra que prepara el presupuesto con menor gasto en relación al PBI de los últimos 30 años, pero ese “logro” se traduce en hospitales desfinanciados, universidades en crisis y jubilados condenados a la pobreza. Mientras tanto, los mercados no premian ese ajuste, sino que lo castigan, porque perciben que detrás del equilibrio contable no hay sostenibilidad del modelo.
ajuste para el pueblo, crisis para el gobierno
El jueves negro dejó al desnudo la fragilidad del programa económico libertario. No solo porque genera rechazo social y derrota política, sino porque tampoco convence al capital. Entre los vetos que atacan derechos básicos, las derrotas legislativas que desgastan su poder y una corrida cambiaria que desnuda la falta de confianza, Milei y Caputo quedaron atrapados en su propio laberinto: ajustan a la sociedad mientras los mercados les ajustan las cuentas.
Lo que viene no será un terreno de estabilidad, sino de mayor confrontación. Frente a Milei que aplica el ajuste más brutal en décadas y que ya perdió el sostén de su propio relato, el desafío pasa por fortalecer la movilización popular para que se vaya este gobierno ajustador y coimero, y frenar el saqueo del FMI, la motosierra de Milei y la especulación de los “campeones” que, lejos de salvar al país, lo hunden aún más. A su vez, hay que avanzar en una perspectiva de un gobierno de los que nunca gobernaron: los trabajadores y la izquierda, mientras damos esa estratégica batalla, es importante fortalecer al Frente de Izquierda en las próximas elecciones para que las voces criticas del poder se escuchen con mas fuerza en el Congreso.