El 23 y 24 de septiembre hubo un congreso y elecciones en la Federación Judicial Argentina, la entidad que nuclea a la mayoría de los sindicatos judiciales del país. Estuvieron atravesadas por una denuncia por acoso sexual contra quien resultó electo secretario general de la FJA y máxima autoridad de AEJBA, el gremio de judiciales de la CABA, Matías Fachal.
Los hechos gravísimos fueron denunciados por una militante de su sindicato de base. En un audio que hizo público detalla las conductas ejercidas por el dirigente y por las cuales tuvo que alejarse del gremio. El audio advertía al congreso de lxs judiciales sobre los hechos que involucraban a Fachal: “Hablo porque me entero que posiblemente sea el próximo secretario general. ¿Cuánto se va a tolerar? ¿Cuánto se va a permitir? ¿No tienen nunca ninguna consecuencia? A quien quiera escuchar, hablo para que se sepa…” dice la denunciante, con quien nos solidarizamos.
Pese a esta denuncia pública, en medio de un escándalo, el acto electoral prosiguió hasta concretar la designación de Fachal en el máximo cargo de esa organización. Desde el sector de Fachal desestimaron la acusación con el pretexto de estar padeciendo una “operación política”. Luego algunas referentes de ese espacio reconocieron que ya conocían esos hechos, ya que la compañera lo había manifestado en algún círculo reducido de AEJBA y de la Federación, como ella lo menciona en su relato.
Pero la cosa no quedó ahí, ya que Fachal avanzó hasta denunciar por carta documento a militantes y dirigentas de la Asociación Judicial Bonaerense por haber hecho pública su solidaridad con la denunciante. Un acto persecutorio que intenta acallar por la vía judicial y burocrática los hechos denunciados y la sororidad desplegada. Nos solidarizamos con las compañeras de la AJB afectadas y repudiamos la actitud machista que busca el silencio y la impunidad.
En la Federación Judicial Argentina, la crisis de representación en la conducción terminó de emerger en simultáneo con el avance de las luchas feministas, en especial porque muchas compañeras vienen dando batalla en sus sindicatos, con posiciones coherentes y consecuentes desde la perspectiva de género. En ese contexto las judicialas de la AJB han logrado avances muy importantes, como la expulsión del dirigente Omar Rojas por ejercer abuso sexual, la aprobación de un protocolo para casos de violencia de género en el ámbito sindical y la aplicación de la Ley Micaela.
Ante la denuncia a Fachal resulta ineludible una investigación seria para llegar a la verdad y, si corresponde, a una eventual sanción. No pueden mediar excusas. El método más adecuado ante este tipo de denuncias por violencia de género es su abordaje a través de órganos democráticos del propio sindicato, o creados ad hoc y aceptados por ambas partes, que aseguren una investigación imparcial y con perspectiva de género. A la vez, ante una denuncia grave como en este caso, si el propio dirigente no hace un paso al costado se lo debería apartar preventivamente de su cargo hasta que se esclarezcan los hechos.
Juntas y a la Izquierda – Alternativa Judicial