El día de ayer, 10 de mayo, la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) dio a conocer el nuevo aumento que percibirán a partir del mes junio jubilados, pensionados y beneficiarios de asignaciones.
El aumento anunciado será del 12,2%, haciendo que las jubilaciones mínimas pasen de $20.571,44 a $23.064,70, un monto por debajo de la línea de pobreza. Por otro lado, los haberes máximos pasarán de $138.426 a $155.203,65 y la Asignación Universal por Hijo aumentará a $4.504.
La nueva suba se da en el marco de la nueva Ley de Movilidad (N° 27.609), la cual fue sancionada a fines del año 2020 y que otorga incrementos trimestrales, los cuales se obtienen contemplando las variaciones de los recursos tributarios de ANSES y el aumento de los salarios en blanco.
Este incremento comprenderá a 8,3 millones de jubilaciones y pensiones; a 9,3 millones de niños, niñas y adolescentes y a más de 800 mil cónyuges que perciben asignaciones. El aumento también impactará en otras asignaciones familiares como la de embarazo, prenatal, nacimiento, adopción y matrimonio.
Aumentos que no son suficientes
Si se analiza el primer trimestre de este año las jubilaciones perdieron contra la inflación, ya que esta fue del 13% mientras que el aumento de los haberes fue del 8,02%. Ante este panorama el gobierno decide presentar la actualización de los haberes como un triunfo.
Un ejemplo de esto es el comunicado donde se dieron a conocer los nuevos aumentos, donde Fernanda Raverta, la titular de ANSES, señala que “tanto el aumento que se dio en el primer trimestre (8,07%) como el anunciado hoy (12,12%) están por encima de los que hubiesen sido otorgados a través de la ley sancionada en 2017 por el gobierno anterior (7,18% y 10,33%, respectivamente)”.
Estas declaraciones son una burla para cada jubilado ya que, si bien el aumento existe, los $23.064,70 no son suficientes para garantizar una vida digna. Hoy la canasta básica total muestra que una persona adulta para acceder a los alimentos mínimos para la dieta promedio necesita $19.700, si se tiene en cuenta el alquiler y la compra de remedios queda a la vista lo paupérrimo del aumento. Estos números muestran que una vez más las jubilaciones no le van a poder hacer frente a la carestía que tiene la vida, una situación que se vuelve cada vez más crítica, ya que el 63% de las jubilaciones perciben la mínima.
Ante semejante ataque a la calidad de vida de los jubilados es necesario políticas que vayan en dirección contraria a los lineamientos del FMI. Frente a semejante escenario,se vuelve imprescindible la restitución del 82% móvil y una actualización mensual por inflación al monto de los haberes. Solo este tipo de medidas pueden resolver la situación alarmante de los ingresos de la mayoría de los jubilados.