«Cada compañero tenía un pedazo de sol
en el alma / el corazón / la memoria
Cada compañero tenía un pedazo de sol
y de eso estoy hablando.»
NOTA XIII, Juan Gelman
El 14 de enero de 2014 moría en México Juan Gelman. El poeta premiado, el militante apasionado y crítico, el padre desesperado por la desaparición de su hija Nora Eva de 19 su hijo Marcelo de 20 y su nuera María Claudia de 19 embarazada de 7 meses, y el abuelo que nunca se cansó de buscar, hasta que por fin encontró a su nieta nacida en cautiverio.
Nació un 3 de mayo en 1930 en Buenos Aires, hijo de emigrantes judíos ucranianos, ejerció varios oficios terrestres antes de dedicarse al periodismo y la poesía, o como se podría decir siguiendo a Rodolfo Walsh, al más violento de todos los oficios, el oficio de escribir.
Militante comunista hasta que es parte de la ruptura del Partido Comunista que termina fundando a finales de los 60 del siglo XX, las Fuerzas Armadas Revolucionarias, que luego se unificaría con Montoneros. Secretario de Redacción de la Revista Crisis, y Jefe de Redacción del diario Noticias, que contaba con un staff de grandes periodistas de la época como Bonasso y Rodolfo Walsh entre otros.
Gelman fue sin dudas unos de los grandes exponentes de las letras argentinas del siglo XX y principios del siglo XXI. Premiado en múltiples oportunidades como cuenta la biografía que de él presenta el Instituto Cervantes, que al mismo tiempo oculta elegantemente detrás de la descripción de los premios literarios la condición de militante del poeta.
El periodista, el poeta y los premios
Alguna vez confesó hablando de su profesión, que eligió el periodismo “como una forma de vivir de la palabra cosa imposible con la poesía”. Empezó con esta actividad en el periódico Nuestra Palabra y el diario La Hora, ambos medios reflejaban las posiciones del Partido Comunista, fue jefe de redacción de diversas revistas y diarios como por ejemplo en la revista Crisis, Noticias, y junto a otros militantes había fundado tiempo antes la revista Muchachos.
Su multifacética actividad también incluyo la responsabilidad de la sección cultural en otros medios de circulación masiva. Fue responsable de esa sección en el diario La Opinión y desde la fundación hasta su muerte fue columnista de Página 12.
El grupo Pan Duro que reúne a un grupo de jóvenes que se agruparon para intentar divulgar esa poesía critica en la que daban los primeros pasos, se encontró recorriendo bibliotecas y espacios culturales barriales de la Ciudad de Buenos Aires, en uno de esos recitales en el Teatro La Máscara coincidieron con el ya consagrado poeta Gonzales Tuñón quien admiró el trabajo del joven Gelman. En reconocimiento a Tuñón este grupo de jóvenes nombro a la revista y editorial independiente con la que intentaba dar a conocer su trabajo poético, La rosa blindada.
Su largo trabajo poético fue premio en múltiples oportunidades[1]. Desde 1980 hasta el 2013 recibió veinticinco premios en siete países. Desde Argentina que luego del exilio lo comenzó a reconocer, premiándolo en siete oportunidades, hasta la Asociación de Poetas de China que le otorgó en 2009 el premio Antílope Tibetano. Pasando por Italia que fue el primer país en reconocerlo hasta México, país en el que estaba radicado y murió. Entre los más importantes les fue otorgado el Premio Nacional de Poesía de 1997 en Argentina y el Premio Cervantes en 2007.
El militante y la búsqueda
En el sitio web que lleva su nombre, sus amigos afirman que Gelman era un “luchador de todas las causas justas.” El recorrido de su actividad política es extenso y es paralelo a su recorrido de poeta. En realidad, su poesía y su militancia se entrelazan inseparables.
Su militancia política comienza en la Federación Juvenil Comunista cuando tenía quince años. Pero ya para 1959 influenciado por el proceso continental que desató la Revolución Cubana, empieza un proceso crítico hacia la dirección del estalinismo criollo para terminar rompiendo con el PC formando parte de los militantes comunistas que se relacionan con sectores revolucionarios del peronismo con los que participa en la fundación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Es crítico de la fusión de esta organización con Montoneros, aunque se suma a la organización, pero las diferencias con la dirección encabezada por Firmenich se agrandan hasta que rompe públicamente en 1979 por la desviación militarista de la conducción y por las negociaciones que esa dirección mantenía con los genocidas.
Desde su exilio en 1975, denunció las atrocidades de la Triple A y de las fuerzas armadas y desarrolló una intensa actividad contra ellas. Condenado a muerte por esta militancia. Cuando se concreta el golpe de Estado en 1976 la militares en venganza por su actividad desaparecen a sus hijos, a su nuera y secuestran la identidad de su nieta nacida en cautiverio.
Su búsqueda de memoria, verdad y justicia fue colectiva e individual. En 1991 gracias al trabajo del equipo de Medicina Forense recupera el cuerpo de su hijo. Esta búsqueda lo lleva a conseguir el dato de que su nuera había sido trasladada a Uruguay en el marco del Operativo Cóndor, la operación genocida en la que se unían los asesinos militares de los países del cono sur americano y que comandaba Estados Unidos.
La constancia militante del poeta, que escribe mientras busca, que lucha mientras escribe, logra encontrar a su nieta en el 2000, la que decide asumir los apellidos de sus verdaderos padres, así María Macarena Gelman García recupera su identidad gracias a la lucha del abuelo paterno y de su abuela materna la cofundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Eugenia Casinelli.
Una noche de 2006 mientras terminábamos un trabajo de homenaje a los militantes asesinados y desparecidos del Partido Socialista de los Trabajadores por la Triple A y la Dictadura, Gelman nos iluminó poniéndonos frente a los ojos las palabras que necesitábamos para sintetizar el sentido de ese homenaje. Los cuatro versos que encabezan este texto. Porque más allá de los distintos recorridos políticos él también es nuestro poeta.
[1] http://www.juangelman.net/premios/