“Pienso que hay que aprovechar las contradicciones del sistema para deslizarse dentro y hacerlas estallar”. Jean Luc Godard
Este martes nos enteramos de una triste noticia para les que pensamos el arte como herramienta de crítica y transformación social. El gran Jean-Luc Godard, también conocido como Juan Benito, a los 91 años, mediante un suicidio asistido, se despidió de este mundo, dejando un vacío que se ve replegado por el inmenso ataque hacia la cultura vanguardista que se viene viendo en los últimos tiempos, en donde él como tantos otrxs activistas cinematográficos y demás artes, aún hasta sus últimos días, continuó con su rol contestatario, disconformista y de cuestionarse todo.
Godard, impulsor de la Nouvelle Vague, ácido, poético, crítico, experimental, visionario y tantos adjetivos, muchas veces se vio inmerso en la constante lucha contra el sistema, ya desde acercar su cine al movimiento revolucionario que llevó al Mayo Francés de 1967 junto a la ideología maoísta.
Nacido en París el 3 de diciembre de 1930, comenzó a lanzar sus obras en 1954 con Óperation Béton, pero no fue hasta 6 años después con Á Bout De Souffle, junto a un guión de Truffaut, comenzó la época dorada de la Nouvelle Vague, introduciendo de forma innovadora técnicas poco comunes para la época, tildadas de “no ortodoxas”, como rodar cámara en mano, salto de planos o utilizar un estilo casi documental.
Así continuó con obras gigantes del séptimo arte como Le Mépris (1963), Bandé A Part (1964), Pierrot Le Fou (1965), Alphaville (1965), Masculin Féminin: 15 Faits Précis (1966), Sympathy For The Devil (1968), y muchísimas más parte de la nueva ola del cine francés hasta incluso el 2018, donde dirigió su última película llamada Le Livre D’image, encargada de dividir una historia en cinco partes entre silencios y revoluciones.
Godard recibió premios, galardones, nominaciones y destaques honoríficos por doquier, pero su búsqueda moderna hacia el cuestionamiento de las bases cinematográficas es lo que perdura y perdurará.
El cansancio y el agotamiento a su longeva edad determinaron que partiera de este plano hacia la paz que tanto anhelaba, pero eso no significa que sus formas, visiones, mente, alma y corazón hayan emprendido viaje hacia el mismo destino.
Si ese cansancio no lo hubiera golpeado y estuviera en nuestro país, lo veríamos denunciar el inminente apagón cultural por el corte a los fondos para la cultura. Que hará que organismos como el INCAA, y muchísimos más, dejarán de recibir los aportes por los cuales se financian, viven, respiran y continúan creando.
Hasta siempre Juan Benito.
Matías Digiano