El gobernador catamarqueño Raúl Jalil impulsa la salida de cuatro diputados del bloque de Unión por la Patria para armar una bancada propia. La movida deja a La Libertad Avanza a un paso de convertirse en la primera minoría en Diputados. Un nuevo gesto del peronismo “dialoguista” que prefiere negociar con el ajuste antes que enfrentar el modelo antiobrero de Milei.
¡Cambio, juez!
Mientras la crisis social se profundiza y el gobierno libertario avanza con reformas regresivas, el peronismo vuelve a demostrar su capacidad infinita para acomodarse al poder de turno. El gobernador de Catamarca, Raúl Jalil, empuja la ruptura del bloque de Unión por la Patria en Diputados: cuatro de sus legisladores —que responden directamente a él— dejarían la bancada para formar un bloque propio, más cercano al oficialismo. Los diputados electos Fernando Monguillot y Claudia Palladino, junto con los legisladores con mandato vigente Fernanda Ávila y Sebastián Nóblega, integrarían la nueva bancada catamarqueña.
La jugada no es un gesto aislado, forma parte del proceso de disgregación del PJ, cada vez más decidido a “dialogar” con Milei aunque eso implique desarmar la oposición en el Congreso y dejar a La Libertad Avanza al borde de convertirse en la primera minoría. Es decir, le entregan poder al mismo gobierno que ajusta salarios, destruye jubilaciones y ataca derechos básicos.
Un PJ que se declara opositor pero vota como oficialista
Desde el 10 de diciembre, la conducta del peronismo ha sido la misma: discursos críticos hacia afuera, acuerdos silenciosos hacia adentro. Jalil simplemente lo blanquea. Su bloque “independiente”, que en los hechos facilitará negociaciones con el Ejecutivo, es otro ejemplo del peronismo que se vende, el que prefiere la gobernabilidad del ajuste antes que la defensa de las necesidades populares.
El argumento del gobernador es el clásico: “garantizar diálogo”, “acompañar lo razonable”, “no trabar el funcionamiento del país”. Pero en el Congreso, “acompañar lo razonable” siempre termina significando entregar votos para las reformas regresivas, para los presupuestos de recorte, para la flexibilización laboral y para las medidas que benefician a los grandes grupos económicos.

La ruptura de Jalil es la expresión más nítida de un peronismo que perdió toda orientación hacia los trabajadores y sectores populares, y que hoy se mueve entre las opciones de obedecer al poder real o garantizar su supervivencia como aparato provincial. Las dos cosas van juntas.
El movimiento de Jalil deja a UxP debilitado en la Cámara baja. En un Congreso donde cada banca define la correlación de fuerzas, esta fuga empuja a La Libertad Avanza a posicionarse con más peso legislativo.
El oportunismo político de Jalil —que se vende como moderado— es funcional al plan de ajuste. No construye un peronismo “renovado”, sino un peronismo dócil, disciplinado por el FMI, los gobernadores conservadores y las presiones del capital financiero.

La lógica del PJ que se acomoda: cargos, caja y silencios
Este no es un debate ideológico. Es un debate de poder. El PJ que hoy se parte no discute cómo enfrentar el ajuste ni cómo defender el salario o los derechos sociales. Discute cómo conservar estructuras, cargos, negocios y acuerdos territoriales.
En ese marco, alinearse —explícita o implícitamente— con La Libertad Avanza se vuelve una estrategia de supervivencia. Y mientras ellos negocian, las mayorías trabajadoras ven caer sus ingresos, sus jubilaciones y sus condiciones de vida.
La izquierda frente a un peronismo que no va a enfrentar el ajuste
Es hora de decirlo sin rodeos: el peronismo no va a enfrentar a Milei. Ni los gobernadores, ni los intendentes, ni la dirigencia nacional. Su prioridad no es detener el ajuste, sino acordar su lugar dentro del sistema político que Milei está reconfigurando. Hace menos de un mes pedían el voto para “frenar” a Milei en el Congreso y ahora ya están saltando del barco.
Por eso es urgente que la izquierda, los movimientos sociales combativos y el sindicalismo de base construyan una oposición real, no parlamentaria de discurso sino de lucha, en la calle, en los sindicatos, en los centros de estudiantes, en los barrios.
Para frenar el ajuste no alcanza con esperar que el PJ sea lo que enuncia discursivamente. La ruptura de Jalil desnuda lo que el peronismo es hoy: un partido dispuesto a venderse al poder de turno, aún si ese poder viene a destruir derechos y a profundizar la desigualdad.
Frente a este panorama, la única alternativa coherente es construir una oposición desde abajo, independiente, feminista y socialista, que no negocie los derechos del pueblo trabajador.

