El Hospital del Bicentenario Ituzaingó es uno de los cinco monumentales edificios que comenzaron a construirse en el conurbano bonaerense y que con la llegada del macrismo su obra fuer paralizada.
El codiciado gigante del oeste abrió sus puertas en 2019 para que su comunidad pudiese acceder al segundo nivel de salud, siendo que su población para acceder a los servicios de salud debía de dirigirse a otras instituciones linderas al municipio, como por ejemplo al Hospital de Haedo, al Hospital de Morón, Hospital de Merlo (Héroes de Malvinas) y hasta el monumental Alejandro Posadas. Increíble pero real.
Sí bien ituzaingó cuenta con un desplegado sistema de APS con centros de salud en casi todos sus barrios y antes de la apertura del gigante contaba con una sala 24 horas sobre la avenida Brandsen a la que los vecinos la llamaban el “hospitalito”, esta poseía escasos recursos, pero aún los vecinos la solían utilizar y tomar como referencia en las situaciones de emergencia.
El gigante de Ituzaingó fue el más anhelado de la zona oeste por su comunidad, ya que vendría a resolver las problemáticas de salud y las deudas pendientes. Unos meses antes a la pandemia, las instalaciones que fueron del viejo edificio de la calle Brandsen fueron trasladadas a este nuevo edificio, que se sitúa sobre la calle Ringuelet. Abrió sus puertas a medio terminar y con improvisación de sus espacios. Allí funcionaban algunos consultorios externos, guardia general de adultos y pediatría; aunque sin internación.
Hay que resaltar que detrás de este accionar se esconden decisiones políticas que, por una parte, intentan demostrar una realidad discursiva pero que difiere de la realidad cotidiana que padece la comunidad. Para abril de 2020, en contexto de pandemia y con la emergencia sanitaria y el incremento de casos Covid positivo, las instalaciones del Hospital del Bicentenario se convirtieron en un atractivo para quienes gestionan las políticas de salud de la provincia y la nación, que priorizaron la atención de emergencia haciendo desaparecer los consultorios externos y la atención que se brindaba la comunidad para convertirse en un famoso hospital modular de emergencia, tal como ocurrió también en el distrito vecino de Hurlingham.
Analizándolo desde afuera, podemos interpretar que se camufla una gran quita de derechos a la comunidad disfrazándose de garantizar atención en emergencia. Siendo así que el eje del hospital de la comunidad se transformó en una atención exclusiva para Covid. En su disposición poseía alrededor de 20 camas para internación y 8 camas de terapia intensiva con respiradores, una guardia que funciona 24 horas para la detección de casos.
Hoy, 2 años más tarde de esta modalidad de trabajo y atención, los trabajadores del hospital continúan padeciendo irregularidades en sus formas de contratación. Este hospital, en principio de pandemia, debió ampliar su personal. Incorporó más de 200 trabajadores para dar respuesta a la situación de ese momento. La dirección de la institución y los lineamientos en ese contexto fueron designados por el Poder Ejecutivo nacional, aunque no se sabía en concreto a qué orden pertenecían. Al momento de incorporar personal se habría informado que sería en un hospital Samic.
Los trabajadores durante los primeros tres meses no percibieron sus salarios y los que se encontraban trabajando con anterioridad continuaban siendo trabajadores municipales con salarios deplorables. Posteriormente se les informó que serían trabajadores con contratación monotributista, la forma precarizada e irregular de quitar derechos a los trabajadores, aunque este es un capítulo que se podría abordar con más profundidad en otra ocasión, ya que las leyes de trabajo en Argentina y los distintos convenios existentes actualmente dejan por fuera las realidades de sus trabajadores en los distintos ámbitos, y que en los últimos años están en tendencia ascendente dejando por fuera los derechos ganados y así evidenciando que la discursiva se transforma en un eslogan.
Durante los últimos dos años los trabajadores del HBI (Hospital del Bicentenario de Ituzaingó) vienen reclamando a sus directivos, que por cierto cambian a corto plazo, que se regule su situación laboral. En la actualidad, funciona como dependencia de PAMI, brindando atención exclusiva a sus beneficiarios; pero a su vez brinda una escasa cobertura a los vecinos de la comunidad. Cabe resaltar que aún no cuenta con especialidades ni consultorios externos. Funciona una sala de internación para 60 camas y su personal es reducido, de hecho se sobrecarga de trabajo; una terapia para 12 camas; una guardia de adultos con internación de observación y una guardia de atención pediátrica sin complejidad y ningún tipo de cobertura para embarazadas o ginecología.
Entonces nos encontramos frente a un escenario doble, donde la comunidad y los trabajadores son los damnificados de las soluciones políticas de salud que brinda un gobierno, un gobierno que no puede proyectar a largo plazo, que por una parte se jacta de gobernar para el pueblo y en sus actos evidencia que realmente no le importa ni la salud ni los trabajadores de la salud, que continúa respondiendo a un orden capitalista y sus dirigentes no son capaces de tomar el mando para modificar la realidad de un conurbano lleno de necesidades de salud, una realidad que afecta y va en retroceso donde siempre la pagan los más vulnerables, una salud que no les importa y una quita de derechos. Deseamos visibilizar las verdades que se esconden detrás de la gigantes mentiras en salud.
Corresponsal PDI Ituzaingó