En horas de la tarde del 4 de marzo, el gobierno de Alberto Fernández envió al Congreso el texto del proyecto de ley para aprobar el acuerdo con el FMI. El documento cuenta con 4 artículos, pero contiene dos anexos donde figura la tan nombrada “letra chica” de más de 130 páginas.
El memorando, en un lenguaje técnico, contiene:reducción de asistencia monetaria del Banco Central (reducción de emisión de pesos, lo que resultara en mayor endeudamiento del gobierno), acumulación de reservas intocables como garantías de repago, proyecciones de inflación imposibles de alcanzar sin un ajuste feroz, un esquema de suba de tarifas y recorte de subsidios (que, según ya anunció el gobierno, considera “rico” a los que tengan poco más de 70.000 pesos de ingresos), número que según el INDEC no alcanza ni para dejar de ser pobre. Hay que agregarles otras que ya se venían difundiendo, como por ejemplo habilitar la extensión voluntaria de la jornada laboral para los trabajadores que estén en condiciones de jubilarse, hasta los 70 años. Y la limitación a los aumentos salariales a los trabajadores públicos por debajo de la inflación, lo que consolida una enorme pérdida de poder adquisitivo.
Al mismo tiempo que se presentaba el documento al Congreso, el ministro Kulfas informó que el lunes próximo comenzará una serie de reuniones para recoger apoyo del mundo empresario para este pacto espurio. Sin embargo, ya recibió el respaldo de las corporaciones de la Alimentación, y se espera que rápidamente comprometan su apoyo la Cámara empresaria de las empresas estadounidenses con actividad en el país.
Desde el lunes, cuando se comience a tratar en las comisiones parlamentarias tanto el mensaje del gobierno como el memorando, se verá en vivo y en directo la operación política que intentará convertir a una estafa en un crédito “legitimo” y una de las entregas más miserables que recuerde la historia nacional, solo comparable al acuerdo con la Baring Brothers a principios del S XIX, o el pacto Roca-Runciman a principios de la década infame en el S.XX y el más reciente de la década de los ‘90 facilitado por Menem y Cavallo.
Enterrada debajo de una montaña de palabras imprecisas, falaces y mentirosas se encuentra la más grande entrega de soberanía nacional que se haya cometido en el Siglo XXI.
En este contexto, el Frente de Izquierda Unidad junto a distintas organizaciones ya preparan acciones para el lunes y jueves, cuando se trate el proyecto.