El pasado 30 de marzo el INDEC dio a conocer el índice de pobreza del segundo trimestre de 2022. Los resultados arrojados muestran que se alcanzó el 39,2%, que nominalmente se traduce a más de 18 millones de pobres, demostrando también una tendencia al alza, ya que si se compara con el mismo trimestre de 2021 hay una escalada del 1,9% y casi de tres puntos respecto a la medición del trimestre anterior de 2022, aumentando la pobreza con un millón de personas más.
En lo que respecta a la indigencia, el índice marcó un 8,1%. Expresado en números significa un total de 3,7 millones de indigentes en todo el país.
Por otra parte, los números que expresan la pobreza infantil muestran un país condenado por el peso de la ilegítima deuda con el FMI. En el segundo semestre de 2022 la pobreza infantil (0 a 14 años) trepó al 54,2% o cerca de 6 millones de niños y niñas. Durante el mismo semestre del 2021, el resultado había sido del 51,4%. Eso demuestra un recrudecimiento de la crisis social y crecimiento en la pobreza infantil de alrededor de 360.000 chicos, chicas y adolescentes. Una cifra que, además, demuestra que los números son peores a los registrados en 2019.
Entre las zonas más damnificadas del país por estos resultados se encuentran las siguientes áreas:
- Concordia (Entre Ríos) con el 55,2%;
- Gran Resistencia (Chaco) con 54%;
- Santiago del Estero-La Banda con 46,5%;
- Gran San Luis y Corrientes con 45,2% y
- los partidos del Gran Buenos Aires con el 45%
Mientras el Frente de Todos hizo compaña en 2019 prometiendo terminar con la pesada herencia del macrismo, y al mismo tiempo dijo que iba a llenar las heladeros y los bolsillos, hoy se ve con los datos crudos que ha empeorado esa situación. El conjunto de los trabajadores y sectores populares, con las estadísticas indicadas, se encuentran viviendo con un deterioro permanente de las condiciones materiales de vida. La pobreza y la indigencia siguen por encima de los niveles de 2016 y 2019, demostrando que el plan de ajuste de Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa sólo conduce a caminos de mayor crisis social.
Si bien es cierto la existencia de la pandemia, un proceso inflacionario mundial, la guerra entre Rusia y Ucrania y ahora el crack bancario que se está desarrollando en el mundo, es mentira que todos en el mismo período hayan perdidos. En el mismo tiempo el FMI se aseguró el pago de una estafa que había dejado Mauricio Macri y que el nuevo gobierno de la coalición peronista legalizó, convirtiendo al nuevo acuerdo con el Fondo en el principal elemento que constriñe nuestra economía en un sentido regresivo, exigiendo la reducción del déficit fiscal a costa de un ajuste contra los más débiles. Para poner un ejemplo podríamos remarcar los recortes en el Ministerio de Desarrollo Social, dando de baja grandes cantidades de programas Potenciar Trabajo.
A la vez, también es mentira que todos han perdido. En el mismo tiempo donde sucedieron los fenómenos enumerados, el Frente de Todos se encargó de hacer una transferencia monumental de los asalariados al capital. Esta política significó en números, tomando también parte del gobierno de Cambiemos (2016 – 2022), la cifra de US$ 87.000 millones. Un monto superior, casi que por duplicado, a la deuda con el FMI.
Todos estos elementos políticos son los que producen los crudos números repasados del informe del INDEC. La crítica situación, en vez de buscar ser resuelta, va tomado un rumbo cada vez más sombrío. Días atrás Alberto Fernández y Sergio Massa, en Estados Unidos, fueron a buscar órdenes para continuar con este plan de entrega.
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Discutir y poner en pie otro modelo, como el que propone el MST en el FIT-Unidad, abocado a las necesidades sociales y no a la rentabilidad empresarial, se vuelve imprescindible para terminar con esta miseria social.