La nueva estructura del Instituto Nacional de Cine presentada ayer terminaría de sofocar el cine nacional. El sicario de Milei es Carlos Pirovano, designado presidente del INCAA sin saber nada de cine, pero sí de muertes.*
Como todos los asesinos de lo público, los mandan primero para matar lo público y después, privatizar y hacer negocios con lo que queda: fue la historia del menemismo que terminó con las privatizaciones. Para hacerlo no tienen problema en pisotear sus propios dichos.
“Dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”. Frase de cabecera de Patricia Bullrich, la jefa política de Pirovano para justificar la represión a los sectores más pobres de nuestro país. Pero cuando se trata de privatizar, destruir y reventar el cine nacional… A quién le importa lo que dice la ley, no?
Desde su nombramiento, Pirovano sólo ha firmado resoluciones que disolvieron áreas y despidieron trabajadores, generando una pérdida enorme de tareas y funciones; un vaciamiento liso y llano, que destruirá los cimientos de nuestra cinematografía si se consolida.
Ya ha despedido a un tercio de les trabajadores del Instituto, incluyendo dos trabajadoras amparadas por la Ley de Cupo Trans y de Discapacidad; y el pase a disponibilidad de varies trabajadores de planta permanente. El 20 de marzo disolvió 15 unidades operativas. El 10 de abril se conoció la Resolución 27 (RESOL-2024-27-APN-INCAA#MCH) que suspendió la presentación de proyectos en ventanilla continúa por 90 días hábiles, lo que paralizó por completo la producción en todo el país. Y ayer presentó la reestructuración que disolvió 4 Gerencias, 6 subgerencias, 11 coordinaciones y 9 departamentos, tirando por la borda incluso lineamientos que el propio Pirovano había prometido a las asociaciones del sector.
¿Qué cine quieren?
La función principal del INCAA, institucionalizada en la Gerencia de Fomento, ha sido reemplazada por una subgerencia de “Promoción”, debajo de una “Gerencia de Políticas Públicas”, con solo dos objetivos específicamente declarados: concursos y créditos bancarizados. Sin exageraciones, esto haría desaparecer a la producción independiente de cine argentino, a la producción de documentales y a cualquier otro tipo de realización ajena a las lógicas del mercado.
Esta decisión de política cultural (mejor dicho, de falta de ella) también pone en duda la continuidad laboral de equipos de trabajo conformados y especializados que han garantizado a lo largo de varias décadas la realización audiovisual de nuestro país.
Trascendió que quien quedaría al frente de la Gerencia de Políticas Públicas sería Elisabeth Blanco, una de las personas que elaboró el plan de despidos masivos y destrucción de la Agencia Télam en 2018.
La reestructuración que presentó Pirovano también redujo la gerencia de Fiscalización a una coordinación inútil. Era la encargada de controlar el funcionamiento de la distribución y la exhibición cinematográfica, la cuota de pantalla (que indica que al menos el 10% de lo exhibido en cines debe ser de producción nacional) y la recaudación impositiva.
Quieren acabar con el cine como expresión soberana de producción (cultural y económica) nacional, para entregárselo a las grandes productoras internacionales. Quieren transformar a la Argentina, hoy uno de los principales países de producción cinematográfica, en una locación barata para Hollywood.
Esto lo hacen bajo el hipócrita argumento de que es necesario racionalizar el gasto porque no hay plata mientras compran aviones de descarte y se votan aumentazos en las dietas de senadores como si nada pasara.
Experimento sádico, lucha con final incierto
El objetivo de este vaciamiento no tiene nada que ver con “racionalizar el gasto del organismo en favor del fomento a la producción”, como esgrimen cínicamente. Hemos demostrado reiteradamente como el sector, y particularmente los fondos de fomento del INCAA, generan 700.000 puestos de trabajo, ganancias que representan un 5,4% del PBI y un superávit en las cuentas públicas. Lo que el INCAA invirtió en subsidios en 2023 fue menor a los honorarios totales del directorio de YPF, que ahora buscan quintuplicarse. Mienten cuando dicen que no hay plata.
Este ataque a la cultura y al cine nacional en particular, es político. El proyecto del gobierno busca beneficiar a un puñado de millonarios a expensas del hambre y la miseria de millones. Necesitan el protocolo de represión para imponerlo porque la movilización les genera un verdadero obstáculo. Por el mismo motivo, necesitan cerrar todos los canales de producción independiente de conocimiento, ciencia y cultura.
El cine nacional que se ha ganado y construido en este país tiene una estructura de fomento que el poder político y las grandes productoras no controlan directamente. Por eso lo ven como una amenaza existencial.
También buscan derrotar al sector que más visible y consecuentemente los ha enfrentado desde que asumieron. Si derrotan al INCAA y a la Cultura, van contra todos les trabajadores y el pueblo con mayor confianza. Por eso estamos ante un experimento sádico, que busca ser “ejemplo” y advertencia para el resto de les trabajadores.
Ah, pero si logramos pararles la mano… Por eso esta es una lucha de todes. Les trabajadores del INCAA, todes les estatales, les trabajadores de la Cultura, no vamos a bajar los brazos. Ésta la peleamos sin cuartel hasta el final. Pero sólo somos la primera línea de un pueblo entero, y vienen por todes. Necesitamos de todes. Nada está perdido. Todavía podemos ganar todo y todavía podemos perder todo. Depende en gran medida de lo que hagamos o no hagamos. No seas un mero espectador, seamos protagonistas en dar la pelea.
Ingrid Urrutia, secretaria general de ATE en el INCAA
*Siendo funcionario de la Ciudad de Buenos Aires, le otorgó excepciones impositivas a Iron Mountain, empresa cuyo depósito de archivos bancarios sufrió un incendio intencional en 2014. En el mismo murieron 12 bomberos voluntarios y rescatistas. Entre los archivos perdidos en el incendio, estaban los del HSBC, sospechados de demostrar hechos de corrupción que implican a Pirovano cuando era gerente de ese banco.