El 11 de abril una radio abierta en las puertas del INCAA convocó a una multitud de trabajadores del sector audiovisual.
El centro de la lucha es la defensa de los fondos que financian la cultura nacional en el país, y que caducarán a fin de año por una ley acordada por el PJ y el macrismo en 2017. La consigna central de la jornada era “Fuera Puenzo”, contra el presidente del INCAA que no ha dicho ni hecho nada al respecto y preparaba un plan de fomento con ajuste acorde a dejar pasar la arremetida. La jornada terminó con represión de la Policía de la Ciudad y la renuncia de Puenzo, pero el conflicto viene de antes.
La crisis en el sector lleva larga data, pero en un país con crisis económica y un acuerdo leonino con el FMI cobra una dimensión mayor. Los puntos críticos en el último período tienen que ver con la redistribución y la federalización de fondos. En las últimas décadas el consumo cultural ha cambiado, eso no es ninguna novedad, y en cierta forma en la pandemia las plataformas permitieron un mayor acceso a la producción audiovisual, al teatro por streaming y conciertos en vivo. Lo que no ha cambiado en el último período es la tendencia a la concentración de la producción por parte de las grandes corporaciones del sector, ni la voluntad política de los distintos gobiernos por gravar a las OTT’s o plataformas.
Pese a estos temas estructurales, el sector está ante la inminente pérdida de todos los fondos que financian a la cultura. En diciembre de 2017, a través de la Ley 27.432 se establece la caducidad a las asignaciones específicas que recauda la AFIP pero que van directamente a los organismos nacionales que fomentan el cine, el teatro, la música, las bibliotecas populares, las radios y medios comunitarios.
Es necesario aclarar que los impuestos no se dejarían de recaudar pero dejan de direccionarse al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), al Instituto Nacional del Teatro (INT), el Instituto Nacional de la Música (INAMU) y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) y el Fondo de Fomento Concursable Para Medios de Comunicación Audiovisual (FOMECA). La inminente pérdida de estos recursos tiene una fecha límite, el 31 de diciembre de 2022.
¿Cómo es que este tema toma relevancia recién ahora? Es simple, todes fueron cómplices de la firma de esa Ley, oficialistas de ayer y de hoy. Es más, en el senado fue votada por Pino Solanas, impulsor de la Ley de Cine, y por Cristina Fernández. Con el cambio de gobierno hubo expectativas por parte del sector de la cultura, el gobierno intentó canalizar todas las expectativas en que se resuelva de manera democrática como llaman ellos a los “tiempos legislativos”, y no hacer olas porque total los funcionarios o son “compañeres” o son del “palo” del cine y la cultura. Así es que llegamos al 2022. Con un proyecto que derogaba la “ley de caducidad” que perdió estado parlamentario en 2020 y un nuevo proyecto, también del diputado cordobés Pablo Carro, que extiende los impuestos hasta 2072, terminó rebotando en la comisión de presupuesto a fines del 2021.
El tiempo de los pasillos del Congreso evidenció sus limitaciones para garantizar los fondos para la cultura. Así fue que en la última asamblea de Unidxs por el Cine de marzo de este año se definió ampliar la coordinación y se conformó Unidxs por la Cultura. Cuyo principal capital es la convicción de que ocupar las calles e impulsar la movilización son el verdadero elemento de presión para que la ley se vuelva a tratar en comisión y en el recinto.
El INCAA y el cine, el pez gordo del botín
La actividad audiovisual es la caja más grande de la que puede disponer el gobierno para cumplir con los pagos al Fondo Monetario. Es el imperialismo en crisis que busca eliminar la mediación del Estado en todas las etapas de la producción, la distribución, exhibición y consumo. Si bien la ley de caducidad dejó en claro el proyecto de avanzada de las corporaciones sobre el sector, el gobierno de Alberto Fernandez que le garantiza millones a las plataformas mes a mes, tiene la decisión política de no cobrar. Mientras en el mundo se discute cómo gravar a las plataformas, acá tienen pase libre.
No es casualidad que el sector audiovisual con las asociaciones que representan al cine independiente sean las más activas y movilizadas, porque es por ese sector que vienen. El cine mediano y pequeño representa el 50% de la producción actual. Es este cine, tanto ficción como documental, el que peligra. No nos sorprende porque es el cine que cuenta, retrata y expresa las luchas de nuestro pueblo.
La existencia de distintos Institutos de fomento a la cultura es un triunfo de la lucha de los diversos colectivos de artistas. Y los impuestos que lo financian además de salir de lo que el propio sector genera son impuestos que pagan les trabajadores cada vez que van a ver una película, una obra de teatro o un recital.
¿Cómo ganamos esta lucha?
No hay recetas mágicas, el terreno de la lucha social y política tiene varios ingredientes. Lo que nunca falla es fortalecer la unidad de les trabajadores, de les de abajo y en la calle. Así conquistamos el aborto legal, pudiendo combinar la presión parlamentaria recorriendo los despachos del Congreso pero con la suficiente fuerza en las calles que genere una presión real. En ese camino participamos de Unidxs por la Cultura, que nuclea a más de 70 asociaciones con importante representación, que tiene instancias asamblearias donde se resolvió por ejemplo el festival del 28 de abril frente al Congreso, donde buscamos la participación de trabajadores, estudiantes y artistas de los sectores que aún no se han sumado.
Podemos ganar la continuidad de los fondos para la cultura si impulsamos campañas en todo el país que visibilicen esta problemática, pero si además no perdemos de vista que evitar el apagón cultural no resuelve la tensión real por nuestros bienes culturales, y esa es nuestra pelea de fondo. En un mundo donde el valor lo da el mercado, donde la identidad cultural garpa si da ganancias, necesitamos contraponer una lógica distinta, tenemos que defender la identidad simbólica de nuestro pueblo y sus luchas.
Ingrid Urrutia, politóloga y delegada general de ATE INCAA
Notas:
OTT: Over the top, servicio de transmisión libre. En telecomunicaciones es la transmisión de música y radio (Spotify, Google Music, Google Podcast, Amazon, Claro), vídeo/TV (Netflix, HBO, Paramount, Disney, Apple, Cinear Play, etc), llamadas de voz (Skype, Viber), mensajería instantánea (Whatsapp, Telegram, Snapchat) y otros contenidos a través de internet (almacenamiento en la nube, videojuegos etc) sin la implicación de los operadores tradicionales en el control o la distribución del contenido.
Streaming: transmisión en directo o distribución digital de contenido multimedia a través de una red de computadoras, se accede al contenido en el momento que se descarga. Se usa en la transmisión de radios y televisión, plataformas, etc.