Detonada por un incesante aumento en el precio de los alimentos e ingresos populares cada vez más reducidos, frente al ritmo de la inflación galopante, la pobreza pegó un nuevo e insoportable salto.
El INDEC había fijado el índice de pobreza en el 42% de la población a partir de los datos del segundo semestre de 2020. Ahora, evaluando el último trimestre del año pasado en base a los micro datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) de ese período, nos informa que la pobreza llegó al 45,3 %, afectando a 20,5 millones de personas. A lo que habría que agregarle el aumento vertiginoso en el precio de los alimentos de los últimos meses.
La aceleración descontrolada de los precios hizo que el índice de pobreza pasara del 38,7% del tercer trimestre (julio-septiembre) al 45,3% en el cuarto (octubre-diciembre) en el 2020. El índice de pobreza en los menores de 14 años pasó en esos mismos periodos del 57,7 al 63%, afectando a 6,8 millones de niños. En el conurbano bonaerense todas estas cifras se multiplican hacia arriba. Allí, el 72,7% de los niños son pobres. Un verdadero polvorín social.
Fernández se hace el distraído
Así,el pasado lunes, el mismo día que el pan aumentó nuevamente, sumando un 18% de suba en los últimos días-y que no se consigue a los $ 160 por kg. como informan, sino a $ 230,precio al que lo venden en las panaderías de Laferrere en La Matanza-, Fernández tuiteó: “Me preocupa mucho el aumento de los precios y vengo decidido atacar ese tema porque es inexplicable. Sinceramente no hay ninguna razón más que el aumento del consumo para explicar esos aumentos de marzo y abril”.
Lo “inexplicable” para el presidente, en realidad tiene una explicación sencilla: las políticas de su gobierno y de su secretaria de Comercio, la “brava” funcionaria cristinista Paula Español, para poner en caja los precios y parar la remarcación empresaria fracasó. Fracasó por completo.
En un reciente informe del Instituto de Desarrollo Social Argentino (IDESA) se demostró que los productos protegidos por los “Precios Cuidados” acordados por el gobierno con los supermercados aumentaron durante el último año un 53,4% contra una inflación que, para el mismo periodo, fue del 46,3%.
Fracasó, porque todos los acuerdos con los empresarios fueron papel mojado para hacer un poco de campaña electoral y dejar correr cuantiosas ganancias, mientras los burócratas sindicales contribuían al teatro montado, frenando toda medida de lucha y acordando paritarias por debajo del ritmo inflacionario.
Por eso, ahora anuncian que cierran por un mes las exportaciones de carne. ¿Y cómo iban a parar la escalada del precio, si en un contexto de aumento de la demanda internacional, en ves de fijarle mayores retenciones y frenar la exportación, se hacen los distraídos cuando los exportadores desabastecen el mercado local y hacen propaganda de haber obtenido cortes baratos, que no se consiguen, ya que representan apenas el 4% del volumen del consumo?
¿Cómo va a parar el precio de los frescos (verdura, frutas y hortalizas) si su gran programa Mercado Federal Ambulante pretende con unos pocos camiones hermosamente ploteados para hacer campaña cubrir con productos baratos a la población pobre del país?
Si usted lector se toma el trabajo de ingresar a la página web de esta iniciativa (https://www.argentina.gob.ar/produccion/mercado-federal-ambulante), se va a encontrar que con muy atractivos precios, va a tener que esperar mucho para aprovechar la oportunidad, siempre y cuando llegue temprano a la cola del camión, ya que en esta semana van a estar en una esquina de Morón y Berazategui el martes, en Malvinas y Merlo el miércoles, en Pilar y Lomas el jueves y en Quilmes y Lanús el viernes. En La Matanza, que es grande, por suerte vuelven el sábado.
Lita de Lázzari, que siempre recomendaba caminar para encontrar precios baratos, se quedó corta. Ahora tiene que embocar el día que va el camión a su municipio, si tiene suerte porque todavía no llega a todos. Eso sí, vaya temprano ya que, en Tigre, que tiene 260.000 habitantes, los funcionarios comentan orgullosamente que vendieron 1.000 bolsones.
Así, cuando el INDEC está por anunciar los nuevos valores al alza de las canastas que indican el límite de la indigencia y la pobreza, “la consultora LCG estimó que una familia propietaria necesitó 26.800 pesos en abril, para superar la línea de la indigencia, lo que significaría una suba de 4,3% en la Canasta Básica Alimentaria (CBA), y precisó 63.900 para no ser pobre, lo que implica un incremento de 4,9% en la Canasta Básica Total (CBT)”(BAE Negocios 17 de mayo de 2021).
Hacen falta medidas de emergencia
Hace falta nacionalizar de inmediato el comercio exterior. Medidas como el cierre de las exportaciones de carnes por 30 días anunciado son un paso positivo y de emergencia, que hay que ver cuánto la sostiene este gobierno después de tantos recules anteriores. Está claro que lo que ha primado es la falta de controles y que hacen falta medidas de fondo para frenar el impacto del aumento de los precios internacionales en los alimentos.
Para que los empresarios agro exportadores no realicen ganancias extraordinarias, sobre la base de desabastecer y encarecer la comida del pueblo argentino, es necesario que el Estado controle el comercio exterior. A partir de allí, subir las retenciones en forma segmentadas, mucho más fuertes para los grandes monopolios y menores para los pequeños productores. Hay que expropiar sin pago a los especuladores, actuando en forma totalmente opuesta a la oportunidad en que el gobierno amagó y luego reculó en el caso Vicentín.
Es necesario congelar de inmediato los precios de todos los productos de la canasta familiar. Controlar que las empresas no especulen y aplicar con todo rigor la ley de abastecimiento con las que lo hagan. Y por otro lado hace falta un aumento general de salarios, planes sociales y jubilaciones al nivel del valor de esta canasta.
Es una vergüenza que cuando el deterioro salarial de los últimos tres años supera el 20%, se firmen convenios en cuotas por el 35% o menos, contra una inflación proyectada que alcanza el 50% anual. Que el salario mínimo, sobre cuyo valor se establece el del programa social Potenciar Trabajo (es un 50%) se ubique varios miles de pesos por debajo de la línea de indigencia, es una tormenta perfecta: suben a toda velocidad los precios y se devalúan a toda velocidad los ingresos de la población trabajadora en medio de la peor crisis sanitaria de la historia argentina y mundial.
La emergencia se da, contradictoriamente, en momentos en que los datos de la macroeconomía burguesa muestran índices de reactivación, como resultado en parte de mandar a todos los trabajadores no esenciales a trabajar en los peores momentos de nivel de contagios y muertes de la segunda ola, y también de un ingreso de divisas mayor de lo previsto por las exportaciones del agro. Mayores ganancias empresarias y mayor pobreza de los trabajadores.
Por eso, las medidas para enfrentar la emergencia deben complementarse con otras que cambien la matriz de una economía extractivista al servicio de la exportación de nuestros recursos naturales. Entre ellas, hace falta una profunda reforma agraria que liquide la gran propiedad terrateniente y a los grandes pulpos del agro negocio. Una reforma que repueble el “desierto verde” con millones de agricultores, organizados en un plan nacional de aprovechamiento de nuestro patrimonio natural al servicio de una producción sin agro-tóxicos, que cubra en primer lugar las necesidades de nuestra población y utilice los saldos exportables para reactivar la industria y los desarrollos productivos de nuestro país.
La agudización de la crisis sanitaria y social pone al orden del día la necesidad de un plan económico alternativo, que rompiendo con el FMI y descargando un fuerte impuesto mensual sobre los grandes empresarios y ricos de nuestro país, obtenga los recursos necesarios para enfrentar la pandemia y para relanzar, cuando se superen sustancialmente los contagios y avance cualitativamente el plan de vacunación, un fuerte plan de obras de infraestructura y construcción de cuatro millones de viviendas populares. Con un plan de estas características se generarían los millones de puestos de trabajo que hacen falta, se reactivaría la economía y se daría respuesta al desastre social, al que los sostenedores del decadente sistema capitalista imperialista, con discursos de derecha o falsamente populares, nos han llevado.