miércoles, 15 enero 2025 - 13:21

Hidrovía. Otro capítulo privatizador: negocios, denuncias y entrega

Desde la llegada de La Libertad Avanza al gobierno, con el RIGI, quedó en claro que el modelo iba a ser de despojo total de todo lo que constituyera la soberanía del país. La nueva licitación por la Hidrovía Paraná – Paraguay, es otro botón de muestra de este esquema. En el medio, denuncias cruzadas de las empresas internacionales que buscan hacerse con uno de los canales de comercialización más grande del mundo en materia de producción agropecuaria.

Las condiciones de la nueva entrega

Días atrás, la gestión de Javier Milei, decidió disolver lo que era la Administración General de Puertos (AGP). El argumento que dio el gobierno para tomar la medida, fue el siguiente: “Se disolvió la Administración General de Puertos, antro de corrupción y privilegios”. Una verdad para nada oculta. Sin embargo, la Agencia Nacional de Puertos y Navegación (ANPYN), creada por los libertarios, que se hará cargo de la licitación para la privatización del dragado y balizamiento de la hidrovía, lo hará con el pliego redactado por el anterior organismo. Un chiste sin remate o, más bien, una adecuación a los negocios que establecía la casta. No es de extrañar este comportamiento, y menos al saber que el titular de la ANPYN, que responde a Economía, es decir a Caputo, es exmacrista Iñaki Arreseygor, hasta hace poco titular de la SPVN (Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables).

Yendo concretamente a la licitación de lo que legalmente se conoce como Vía Navegable Troncal (VNT), el pliego armado establece que las empresas que quieran competir por este apetecible negocio, tendrán que cumplir con los siguientes requisitos:

  • Mostrar un patrimonio de U$S 300.000 millones
  • Una facturación mínima de U$S 450.000 millones
  • Contar con una antigüedad inferior a los 30 años en la actividad
  • Y tener un parque mínimo de seis dragas de succión

Lo que devela la entrega total del canal, más allá de las nuevas formas de monitoreo que el gobierno dice que va a establecer por una tecnología denominada RIS por sus siglas en inglés (River Information System), son las obligaciones del pliego de licitación:

  • No se fija, de forma detallada, cuáles serán las obras y trabajos que tendrá que realizar la empresa que gane la concesión
  • Quien la obtenga, tendrá la posibilidad de explotar la hidrovía por 30 años, con la posibilidad de extender la licitación por 30 años más.

Como cualquiera se da cuenta, es un negocio jugoso que nadie se quiere perder por las pocas obligaciones que requiere y las cuantiosas ganancias que puede producir. El ganador, detentará el corredor navegable por donde se transporta el 75% de las exportaciones agropecuarias y el 90% del tráfico de contenedores del país. Es un “tesoro” que quieren muchos, algunos dentro de nuestro país y también afuera. Hay algunos que solo colaboraron con la campaña de Milei intentando garantizarse exclusivamente este negocio.

El mundo mira y quiere la Hidrovía Paraná – Paraguay

Cuando salió el pliego de licitaciones, el mundo miró a Argentina para hacerse de la Hidrovía Paraná – Paraguay. En ese momento cinco empresas se presentaron: dos de origen belga, una es Jan de Nul, quien detenta actualmente el usufructo del canal, y DEME. Además, se habían anotado a la competencia la empresa china CCCC y las neerlandesas Boskalis y Van Oord.

Las empresas de los Países Bajos, fueron dadas de baja por una cláusula que facilita que el negocio de Jan de Nul, en tierras locales conocida como Compañía Sudamericana de Dragados. Lo que ocurre, es que dentro de las condiciones para licitar se exige: “incluir operaciones en vías navegables con una longitud mínima de 250 km, que compartan características similares a la Vía Navegable Troncal Argentina, como cauces fluviales estrechos, dragado con dragas de succión en marcha, y condiciones climáticas y geográficas comparables”. Requisito cumplible, casi exclusivamente, por la empresa belga que tiene 25 años como titular del dragado y balizamiento de la hidrovía en pugna.

En cuanto a la empresa china, hay una parte del pliego que rechaza: “toda persona jurídica que sea controlada, directa o indirectamente por Estados soberanos o agencias estatales, en el capital, en la toma de decisiones o de cualquier otra forma”. Sin embargo, hasta el momento, no se han bajado y la empresa mixta del gigante asiático quiere dar batalla por este corredor fluvial.

Pasando en limpio, las mayores chances siguen del lado de los belgas: Jean de Nul y DEME. Empresas que, en el último tiempo, han comenzado a lanzarse fuego cruzado en la justicia para quedarse con la licitación.

La corrupción, como es de esperar, es gustosa de los dos competidores. Por el lado de Jean de Nul, según algunas estimaciones, Santiago Caputo estaría interesado que se mantenga el negocio para la empresa que usufructúa la Hidrovía desde los ´90. Una empresa que, también, estuvo relacionada a la “causa de los cuadernos” por el pago de coimas por U$S 600.000 para la renovación de la concesión tiempo atrás.

Pero su par, no se queda atrás. DEME, la otra competidora, es una firma ligada a un caso de corrupción en conjunto con el gobierno ruso. Se ha denunciado que esta empresa belga pagó en su momento, a través de empresas fantasmas, 4,18 millones de euros en sobornos para quedarse con la adjudicación de las obras de una de las terminales de GNL más grandes del mundo.

Como se ve, nadie está limpio. Y, en el gobierno de Milei, mirando lo que fueron las sesiones de la Ley Bases, aprobada por diputados y senadores como Kueider, quien fue encontrado con dinero sin declarar en una frontera, seguramente las coimas sean parte fundamental para hacerse del negocio de la Hidrovía.

De espalda a un proyecto al servicio de las necesidades sociales

Lejos de lo necesario, esta nueva privatización de la Hidrovía Paraná – Paraguay refleja otro capítulo de entrega de nuestra soberanía. Pero en este punto, más allá de que Milei y todo el oficialismo quiera mostrar una diferencia, se continúa con la práctica que han mantenido los gobiernos anteriores, desde Menem al presente.

Mantener este modelo de negocio, no sólo significa negar el control del comercio exterior y entregar divisas necesarias para paliar una dramática situación social. Sino que también se profundiza un modelo donde el impacto en el medio ambiente es perjudicial, producto de la manipulación y agotamiento de los cursos de agua. Una muestra más de la cara salvaje del capitalismo y su modelo de negocios, que pone las ganancias por encima de la mesa de los bienes comunes.

Al saqueo en su máxima expresión, hay que presentarle una salida soberana. Anteponer un plan donde el dominio del río Paraná se dé por parte del Estado, con un control de trabajadores de la Hidrovía, científicos, organizaciones socioambientales y activistas de la región, y se combine con el control y el monopolio estatal del comercio exterior. Además de reactivar la flota mercante de bandera.

Sólo de esta manera, vamos a poder discutir democráticamente y decidir puntos nodales de nuestro país: qué producir, qué comercializar y de qué manera hacer estas actividades tan esenciales.

La privatización de la Hidrovía refleja, una vez más, el modelo para pocos de los libertarios. Es necesario plantear estas salidas alternativas, al servicio de las mayorías trabajadoras y populares, para salir del laberinto capitalista sostenido en todos los últimos gobiernos como única vía posible.

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