El gendarme Héctor Guerrero, quien disparó la granada de gas que hirió gravemente al reportero gráfico Pablo Grillo durante la represión del 12 de marzo frente al Congreso, declaró en indagatoria y se proclamó inocente.
La voz del carnicero
Según su testimonio, nunca tuvo intención de causar daños y aseguró que utilizó el lanzagases “de acuerdo al manual”. Afirmó que disparó siempre hacia “lugares seguros”, en medio de un contexto de agresiones, humo y escasa visibilidad.
Sin embargo, la acusación en su contra sostiene que Guerrero efectuó un disparo horizontal, maniobra prohibida por el reglamento porque multiplica el riesgo de lesiones graves. En la causa constan videos e imágenes donde se observa la mecánica del disparo.
La investigación judicial está a cargo del juez federal Ariel Lijo, con la intervención del fiscal Eduardo Taiano, dos muy conocidos de los responsables políticos de aquella represión salvaje que hirió gravemente al fotoreportero. La querella la encabezan la familia de Grillo y el CELS.
El fotógrafo continúa en estado delicado pero estable: logró alimentarse por sus propios medios y comenzó a comunicarse más con su entorno, aunque aún se encuentra bajo cuidados intensivos.
El caso se inscribe en la represión ocurrida durante la movilización contra el ajuste previsional, donde se registraron múltiples heridos y detenidos. Ese mismo día, Jonathan Navarro también sufrió la pérdida de la visión binocular por un disparo de proyectil químico realizado por personal de Prefectura.
Lo cierto es que hoy se realizó una nueva movilización contra el plan motosierra, en este caso contra los vetos a la salud y la educación, y Pablo no pudo estar presente capturando estos momentos. Por tal motivo, exigimos justicia y castigo para Guerrero, Bullrich y todos los responsables de aquella represión.
