El siguiente articulo fue extraído del sitio web de la Liga Internacional Socialista
Haití bajo tutela: la Resolución 2793, un nuevo acto de dominación
Una tutela reforzada bajo la máscara de la «ayuda internacional»
La Resolución 2793 del Consejo de Seguridad de la ONU, adoptada el 30 de septiembre de 2025, instituye la supuesta Fuerza de Represión de Pandillas (FRG).
Presentada como una iniciativa para «restablecer la seguridad», esta fuerza no es en realidad más que un instrumento de represión y recolonización al servicio de la dominación imperialista.
Con el pretexto de «luchar contra las pandillas», la FRG sustituye a la Multinacional de Mantenimiento de la Seguridad (MMS), al tiempo que obedece a los mismos intereses: los de Washington y sus aliados.
Detrás de los discursos diplomáticos y humanitarios, la FRG es el brazo armado de la tutela extranjera, encargada de mantener al pueblo haitiano bajo control y proteger los privilegios de las élites corruptas.
Más de un quinquenio sin autoridad legítima
Desde hace más de cinco años, Haití vive sin ninguna autoridad elegida, sin instituciones legítimas, sin soberanía política real.
Bajo la supervisión directa de las cancillerías occidentales y de las Naciones Unidas, el país se mantiene en una crisis institucional permanente.
Este vacío de poder no es fruto del azar: está organizado y se mantiene para justificar la presencia extranjera y preparar una transición bajo control imperialista.
El Consejo Presidencial de Transición (CPT) no es más que una fachada, una marioneta política que ejecuta las decisiones que llegan de Washington y Nueva York.
Estos dirigentes sin mandato popular actúan como dóciles esclavos del proyecto internacional, esperando a que sus amos decidan el destino del país en torno al 7 de febrero de 2026.
Una década de desastre: pobreza, cólera y crímenes impunes
Más de una década de injerencia y ocupación «en nombre de la paz» han sumido a Haití en el caos y la miseria absoluta.
Todos los indicadores de desarrollo humano están en caída libre: pobreza extrema, inseguridad alimentaria, hospitales en ruinas, escuelas cerradas.
Miles de mujeres y niños han sido víctimas de violaciones cometidas por soldados de la ONU.
El cólera, introducido por los cascos azules nepalíes, ha matado a miles de haitianos y haitianas, sin que las Naciones Unidas hayan reconocido nunca su responsabilidad ni indemnizado al país.
Los miles de millones de dólares de ayuda internacional se han malgastado o desviado, sin transparencia ni resultados concretos.
Estas supuestas misiones de «estabilización» han destruido en realidad las instituciones nacionales, han roto el tejido social y han reforzado la dependencia.
El imperialismo estadounidense, artífice del caos
Hoy en día, Haití es víctima de un embargo económico y político impuesto por las potencias imperialistas con el pretexto de la «estabilidad y la seguridad».
Mientras tanto, las bandas siguen recibiendo armas y municiones desde la costa de Florida, bajo la mirada cómplice de las autoridades estadounidenses.
No es una coincidencia: la inseguridad está planificada por el imperialismo estadounidense.
Es una estrategia consciente para debilitar al país, justificar la injerencia extranjera y mantener al pueblo haitiano en el miedo y la dependencia.
Estados Unidos nunca ha perdonado a Haití por atreverse a romper las cadenas de la esclavitud en 1804.
Durante más de dos siglos, han librado una guerra silenciosa y continua contra el ejemplo revolucionario haitiano, símbolo de la libertad negra y la autodeterminación.
El imperialismo estadounidense sigue siendo el artífice del caos haitiano, transformando el sufrimiento del pueblo en un instrumento de dominación.
La ONU: una diplomacia de humo bajo la batuta de Washington
Las Naciones Unidas no son una instancia de paz, sino un relevo del poder imperial.
Bajo la dirección de Washington, han convertido a Haití en un laboratorio de experimentos neocoloniales, despreciando los derechos de los pueblos.
El mismo silencio cómplice se repite en Palestina, donde el pueblo está privado de su derecho a la autodeterminación.
Haití y Palestina son hoy dos símbolos vivos de una misma injusticia mundial, víctimas de un sistema basado en la dominación, la impunidad y la mentira.
¿Dónde están las fuerzas progresistas?
Ante este desastre planificado, el silencio y la desunión de la izquierda haitiana son inaceptables.
Ha llegado el momento de reconstruir un frente popular y revolucionario, fiel al espíritu de 1804, capaz de unir al pueblo en torno a un proyecto soberanista, anticolonial y socialista.
Haití no necesita tutores extranjeros: necesita a sus hijas e hijos de pie, conscientes y organizados, dispuestos a retomar la antorcha de la liberación nacional.
Por un Haití a la altura de los sacrificios de nuestros antepasados
Haití debe volver a ser la nación de Dessalines, Catherine Flon, Sanité Bélair y Makandal, la llama de la dignidad negra y la libertad universal.
Debemos atrevernos a reconstruir una alternativa nacional y popular, basada en la soberanía, la justicia social y la memoria revolucionaria.
Nos hemos atrevido a ser libres.
Hoy nos atrevemos a serlo por nosotros mismos y para nosotros mismos.
Por Jacques Charlemagne
Miembro de: Esfuerzos de Solidaridad para Construir una Alternativa Nacional y Popular (ESCANP)
Red de Organizaciones de la Zona Oeste (ROZO)
Renovación Democrática (RED)
Nota de contexto
Entre 1994 y 2025, Haití ha sufrido siete intervenciones internacionales importantes bajo el mandato de la ONU o con el apoyo de los Estados Unidos, lo que ha supuesto un gasto de más de 15.000 millones de dólares en nombre de la «seguridad» y la «estabilización».
Desde la Misión de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) hasta la Misión Integrada de las Naciones Unidas para la Seguridad (BINUH), estas operaciones han dejado tras de sí un país debilitado, dependiente, marcado por el cólera, las violaciones de los derechos humanos y una economía bajo tutela.
La Resolución 2793, adoptada el 30 de septiembre de 2025, se inscribe en esta misma lógica: una ocupación disfrazada bajo la máscara de la asistencia internacional.


