Hidrógeno verde o la neocolonización energética de los países europeos, Estados Unidos o sus socios, otra vez poniendo sus garras sobre el cono sur de América. La historia de nunca acabar.
El hidrógeno es un elemento de la tabla periódica que no existe en estado libre en nuestro planeta y hay que obtenerlo, se lo puede obtener del gas metano, el carbón o del agua por electrólisis. En la actualidad se producen 90 millones de barriles al año en el mundo y es utilizada para la industria siderúrgica en la fabricación de fertilizantes nitrogenados y en la refinación del petróleo.
Los países del Norte global lo quieren empezar a utilizar como un vector energético, como un sustituto de los combustibles fósiles en la llamada transición energética, ya que estos países están abandonando el uso del petróleo, primero porque se está agotando y segundo porque lo que queda está en zonas y lugares donde es muy caro el acceso y riesgosa su obtención.
La forma más eficiente para la obtención del hidrógeno supuestamente es la electrólisis del agua utilizando una fuente de energía renovable que puede ser solar, eólico o hidroeléctrica.
Alberto y sus versos
En el año 2021 Argentina acordó una inversión millonaria para producir hidrógeno verde en el país, después de la participación del ex presidente Alberto Fernández en la Convención de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, la COP26.
Se firmó un acuerdo con la empresa australiana Fortescue, subsidiaria de la minera australiana Fortescue Metals, cuarto productor mundial de mineral de hierro, concentrando la mayoría de sus operaciones en ese país. Esta empresa compite en producción anual con gigantes como Vale, Rio Tinto y BHP. También tiene presencia en Sudamérica, con operaciones de exploración en Perú y Colombia. Incluso en noviembre de 2018 adquirió una empresa argentina de exploración, Argentina Minera, obteniendo sus 48 concesiones mineras para explorar cobre y oro en San Juan. Aunque Fortescue no sería la única con miras en nuestro territorio.
Sobre este acuerdo no está definido ni aclarado para qué va a ser utilizado este hidrógeno. Tampoco se sabe sobre su almacenamiento y transporte ya que se requiere mucha energía para estabilizarlo.
Canciones conocidas
Estas empresas quieren producir la “energía del futuro” acá, porque en búsqueda de ganancias, descubrieron que es más barato obtenerlo en Argentina. Estos proyectos son plenamente para la transición energética de estos países y nada tiene que ver con la descarbonización de nuestras industrias.
La melodía de la generación de empleo es bien conocida en las provincias patagónicas, y sobre todo en Chubut, porque sabemos que solo será para su construcción y montaje; ya que para manejar la planta se requiere de personal calificado y poco personal.
El impacto ambiental es muy severo, ya que se habla de la instalación de un parque con más de 1.000 molinos eólicos, cada molino requiere un aplanado y nivelado del terreno que arrasaría con todos los ecosistemas a su paso, además de por supuesto la construcción de su propio camino, constituyendo la fragmentación del hábitat natural de las especies que allí habitan. Y como si fuera poco, pretenden avanzar con la desafectación de áreas naturales para llevar a cabo estos proyectos.
La desalinización del agua para la electrólisis genera una salmuera que si es vertida al mar provocaría un desequilibrio en el ecosistema marino muy grave ya que por litro de agua obtenida se generan 2 litros de salmuera.
Milei y ¿nuevos versos?
Conocida la plataforma electoral de Javier Milei, de saqueo, reducción del estado, privatizaciones, entre otras, desde que asumió en diciembre de 2023 insistió con su Ley Bases, el paquete de leyes que le permitiría gobernar según sus ideas. Uno de los puntos importantes en ese paquete es el famoso RIGI, el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones, una propuesta tan de cipayo que las propias PyMes argentinas salieron al cruce en sus primeros días.
Este RIGI, ahora con la Ley Bases aprobada, es una completa entrega a las grandes corporaciones, en su mayoría multinacionales, a las que les otorga beneficios cambiarios, aduaneros y fiscales con el objetivo de “atraer inversiones” en forma rápida y contundente. Este régimen consiste en incentivar por 30 años con estabilidad impositiva, la inversión privada extranjera en nuestro país. El mínimo a invertir sería de 200 millones de dólares, pero no se les exige que sea inmediato ni todo junto, puede ser un “plan de inversiones”.
El énfasis está puesto en las inversiones en minería, petróleo, gas y agropecuarias. Aunque en la Cámara de Senadores se hicieron algunas modificaciones, por ejemplo para que no exista “competencia desleal” por parte de las empresas extranjeras y se les exige el 20% de la inversión de origen nacional, la realidad es que la esencia es la misma.
Así, la posibilidad de la producción de hidrógeno verde no es ajena para Milei. Su secretario de Energía, Chirillo manifestó: “Además de tener una norma estructural del RIGI y la iniciativa privada, es posible que presentemos un proyecto de ley de hidrógeno. El mismo será acotado, donde se traten temas vinculados a las normas técnicas, esquemas de certificación, H2 en redes de gas (blending), entre otros puntos”, y adelantó que el nuevo proyecto de ley se presentará en septiembre y la actualización de la estrategia para el hidrógeno está prevista para noviembre.
La salida es ecosocialista
Quienes militamos en las calles en defensa de nuestros territorios, sabemos que estos gobiernos, tanto el provincial como el nacional, están dispuestos a entregar todo a las grandes corporaciones y mantener esa política servil al imperialismo. Por eso consideramos que la salida no es solo medioambiental, no basta con políticas ambientales para reducir la contaminación y/o rechazar la explotación. La sostenibilidad de la que tanto hablan en las cumbres internacionales queda corta, si no se aplica. Necesitamos políticas de desarrollo regenerativo, que tiendan no solo a minimizar el impacto; sino también a la producción regeneradora de los ecosistemas que las industrias contaminantes se llevan puestos. La prioridad debiera ser entonces, nuestra propia transición energética, al servicio de las necesidades sociales reales y que esté en armonía con el ambiente.
Por eso rechazamos la desafectación de áreas protegidas o la construcción de nuevas mega represas para la producción de hidrógeno verde en nuestro país, la pretensión de avanzar sobre nuestros territorios va a encontrar resistencia. No vamos a permitir la entrega de todos los territorios para la generación de energía eólica o solar a empresas carroñeras. Ejemplos de lucha y de que sí se puede ganarle la pulseada a los gobiernos y sus empresas aliadas, conocemos bien en Chubut, que en 2003 corrimos a la Meridian Gold, o en 2021 que corrimos a Pan American Silver.
Necesitamos políticas ecosocialistas, donde la generación de empleo industrial sea acorde a la no contaminación del ambiente y los salarios acorde a una vida digna; donde sea clara la comprensión de que somos parte del ambiente, y no reine el antropocentrismo; donde sean los trabajadores quienes decidan sobre sus vidas. Urge la movilización en las calles y también el fortalecimiento de una herramienta ecosocialista que sea capaz de organizar y enfrentar las políticas neoliberales ajustadoras.
Leonardo Curayan – Emilse Saavedra