El Gobierno vuelve a sacudirse por dentro. Guillermo Francos renunció a la Jefatura de Gabinete y su lugar será ocupado por Manuel Adorni, el vocero presidencial devenido en funcionario clave. La salida exhibe tensiones internas y consolida el poder del núcleo más cerrado que rodea a Javier y Karina Milei.
Crisis en la Rosada
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, presentó este viernes su renuncia, apenas unos días después de las elecciones nacionales, dejando al descubierto las tensiones políticas dentro del Gobierno libertario. Según fuentes oficiales, la dimisión fue “de común acuerdo”, aunque en los pasillos de la Casa Rosada reconocen que la decisión fue producto de las diferencias sobre el rumbo político y la pérdida de influencia del funcionario.
Francos, que había asumido en junio tras la salida de Nicolás Posse, intentó mantener una línea de diálogo con los gobernadores y sectores empresariales, una estrategia que fue perdiendo peso frente al avance del círculo más duro del oficialismo. En su carta de despedida, el exministro del Interior aseguró que dejaba su cargo para que el presidente “pueda afrontar sin condicionamientos la nueva etapa de gobierno”.
Su reemplazo será Manuel Adorni, el vocero presidencial y uno de los defensores más incondicionales de Milei. Desde el atril de Casa Rosada, Adorni pasó a tener control político: ahora coordinará los ministerios y será el encargado de “profundizar las reformas estructurales”, según anunció en su primer comunicado.
El poder se concentra aún más en torno a Javier y Karina Milei, quienes fortalecen su control sobre el gabinete. Analistas señalan que la salida de Francos no solo marca el fin del ala moderada del Gobierno, sino también el inicio de una nueva etapa en la que prevalecerá la ortodoxia ideológica y la comunicación como herramienta de gestión.
Mientras tanto, el clima interno sigue siendo de incertidumbre. La renuncia de Francos, el segundo jefe de Gabinete que cae, confirma que la “segunda etapa” de Milei arranca con más poder concentrado, pero también con menos voces críticas dentro del Ejecutivo.

