Georgalos. Habla Eli González, despedida y reincorporada

“A luchar y a ser empático con los demás, con las otras luchas, con las otras necesidades, y luchar por nuestros derechos”

A mediados de este año, la patronal de la fábrica Georgalos quiso avanzar en una serie de medidas anti obreras, que generaron un rechazo y medidas de fuerza inmediatas por parte de los trabajadores. Esto derivó en un paro convocado por la STIA (Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación) que paralizó la fábrica entera. La empresa como respuesta a la medida de fuerza, despidió a 5 trabajadores de manera completamente ilegal.

Nos encontramos con Elizabeth Gonzalez, despedida de Georgalos, para poder charlar y hacer un balance sobre estos meses de lucha por su reincorporación. 

¿Cómo fueron los días posteriores a los despidos? ¿Cuál fue la respuesta inmediata de ustedes como despedidos y del resto de sus compañeros en la fábrica?

Los días posteriores al despido fueron para nosotros terribles. Primero que nos agarró de sorpresa, segundo que estábamos totalmente indignados de la forma que nos despidieron y cómo nos despidieron de manera mentirosa y arbitrariamente solo a cinco después de que todo un sector paró. Y bueno, fue de mucha charla entre nosotros, de muchas ganas de luchar, de no permitir que esta injusticia pase. Decidimos hacer lo que sea necesario para recuperar nuestro puesto de trabajo. O sea, cuando digo lo que sea necesario, estoy hablando en lucha, en reclamo de visibilizacion, en lo que sea. Nos movía la bronca, la indignación de que te echen de manera mentirosa y sin causa, ensuciándote cuando vos tenés dieciocho, veinte años de fábrica y solo por defender tu espalda y tu bolsillo.

Fue de mucha charla, de mucha organización de buscar apoyo, gracias a dios tuvimos muchísimo apoyo, de movernos a donde sea y con quien sea que tengamos que hablar por nuestros despidos.

¿Por qué creen que la empresa apuntó específicamente contra ustedes cinco? ¿Qué rol cumplían dentro de la organización sindical y la lucha por los derechos laborales?

Nosotros somos referentes en la fábrica, o sea, si bien yo nunca milité ni tenía bandera política, siempre fui una de las que habló en el sector, ya sea con la coordinadora, ya sea con un jefe, ya sea en las asambleas, cuando algo era injusto, cuando había que reclamar, cuando pasaba algo que no era favorable a nosotros, siempre fui de participar mucho, de hablar, de no quedarme callada. Bueno, lo mismo Maxi, él fue ex delegado, Miguel fue ex delegado, “Cone” es militante y se había postulado también, creo que para delegado, y Ale, si bien como yo, no tenía partido político ni nada, también es una persona grande, con muchos años de trabajo, y que llega un momento que uno no se puede quedar callado ante una injusticia, ante un abuso, ante un maltrato, te quieren hacer trabajar más, sacar la plata. En una cuestión así también Ale habló, planteó su punto de vista y bueno, salió afectado como salimos afectados todos. Yo creo que fuimos nosotros porque fuimos los que más hablamos, los que no nos quedamos callados y estábamos en total desacuerdo de lo que estaba pasando en nuestro sector, el tema de querer que trabajemos más, por menos plata y con menos gente. Fuimos como los interlocutores de nuestros compañeros que por ahí se callan por miedo.

¿Qué herramientas utilizaron para enfrentar los despidos? ¿Qué rol jugaron la solidaridad y el apoyo externo?

¿Qué herramientas usamos? Todas, todas las que nos dieron, las que nos decían y las que tuvimos al alcance de la mano. Desde buscar la unidad con nuestros compañeros adentro, punto número uno, buscando la unidad, el apoyo a nuestros compañeros, manteniéndolos al tanto de todo lo que nos estaba pasando, buscando apoyo en compañeros de afuera, con otras luchas, con la militancia. Llegamos a los medios, de los medios llegamos a los políticos, tuvimos el apoyo incondicional de Nico del Caño, de Myriam Bregman, de Vilma Ripoll en la cámara de diputados, hablamos con Máximo Kirchner, político también, llegamos a donde teníamos que llegar. Hay un político que habla mucho con Miguel quizás no conmigo pero que es Palazzo, que también lo ayudó mucho con el Ministerio de Trabajo.

Las luchas con otros compañeros, hicimos visible nuestro despido, nos han acompañado y hemos acompañado a otras luchas como la de Secco, el Garrahan, los jubilados, visibilizando, reclamando, buscando la forma de hablar. Hoy estamos en la etapa de la justicia, por eso por ahí el conflicto está un poco más quieto, no se está haciendo tan visible, pero bueno, estamos en la etapa más difícil, que es la etapa de la justicia, siguiendo los pasos de lo que la justicia nos dice. Yo lo que saco de esto es que no quedándose callado, buscando la unidad y luchando, se llega, algo bueno sale de todo esto.

¿Qué significa para ustedes haber logrado la reincorporación? ¿Cómo impacta esto en el clima dentro de la fábrica y en la organización obrera?

Se siente satisfactorio de saber que no quedarse quieto, no haberse quedado quieto, no haber aceptado la injusticia y el haber luchado, el haber buscado ayuda, el tener buenos abogados también, hoy hace esto, que un poco la situación se esté revirtiendo para el lado nuestro. Te da un poco más de alivio. Si bien todavía falta mucho, porque lo legal falta, te da un poco de satisfacción saber que nada, que hay que luchar, que no hay otra, que no hay que dejar arrebatarse los derechos. Y bueno, te da la fuerza para seguir peleando en las otras instancias que nos queden, ya sea legal o si tenemos que ir otra vez a lo público o ya sea otra vez a la lucha. Pero es un pasito más adelante que nos ayuda a seguir firme en lo que nosotros estamos reclamando.

Para los compañeros impactó muchísimo están contentos, nos ven entrar y están con el ánimo allá arriba, porque saben, saben lo que fue injusto, saben lo que pasamos todo este tiempo y porque muchos por ahí no hablan o no participan por miedo, pero saben que la empresa busca castigar o sancionar y está avanzando, entonces por ahí, por miedo se quedan un poco más quietos. Pero bueno, la alegría, nosotros notamos la alegría de los compañeros, notamos el apoyo así que nada, el ánimo es otro hoy que vamos entrando. Yo que nunca me pensé hacer todo lo que hice, digo que la injusticia te mueve, que la bronca sana, la bronca cuando están mintiendo, cuando te están ensuciando cuando te están robando, porque yo siento que me robaron 18 años de mi vida, me están echando como un perro con mentiras y sin argumento eso te lleva a pelear, a luchar y a reclamar lo que es tuyo. Lo mío y lo de todos los compañeros que pueden venir atrás si dejábamos que la empresa avance.

¿Qué enseñanzas dejó esta experiencia para otros trabajadores que hoy enfrentan despidos o persecución sindical?

A la gran mayoría le quedó que les parece bárbaro lo que hicimos, que hay que pelear, que no hay que casarse con un sindicato que traiciona, que hay que ir a las luchas, que no hay que quedarse callado, que con unidad y lucha se consiguen las cosas y le da un poco más de confianza, le da un poco más de decir, bueno, no está todo perdido, se puede.

Es una experiencia de vida grande, una empatía por el otro, porque hoy puedo ver la cantidad de despidos que hay, la necesidad, quizás antes cuando tenía trabajo no miraba todo eso. Esto te deja que hay que ser solidario, empático y hay que luchar, porque todo lo que conseguimos hasta ahora, o sea, no nosotros, en general, en la vida, en lo social, se consiguió luchando, porque nadie te regala nada. Así que nada, eso, a luchar, a luchar y a ser empático con los demás, con las otras luchas, con las otras necesidades, y luchar por nuestro derecho. No hay otras, porque nadie nos va a regalar nada. Al contrario, todo el tiempo están queriendo robarnos y sacar cosas que se han ganado.

Entrevistó: Tina

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