El 25 de diciembre, la policía de la Ciudad de Buenos Aires asesinó a Gabriel González, la autopsia reveló que tiene un impacto de escopeta.
La impunidad y la brutalidad de las imágenes hicieron que el viernes familiares, amigos y organizaciones sociales se movilizaran exigiendo justicia frente a lo que no es el primer ataque policial en el barrio de Lugano.
Las imágenes desatan bronca al mostrar cómo todo un grupo de policías atacó a una persona desarmada en medio de la Navidad, actuando de manera desproporcionada por una denuncia de ruidos molestos. Graciela Pereyra, una vecina que vio el disparo y que asistió a Gabriel después del ataque, nos contó que pudo ver cómo “de a poco se iba apagando”.
La bronca hizo que cientos de personas se concentraran en Cruz y Escalada a las 16 hs, denunciando el accionar asesino de la policía en el barrio. Gabriel era pintor y realizaba tareas de ayuda social a jóvenes con problemas de consumo; acompañaba y sostenía a muchos de los jóvenes del barrio. La familia y los vecinos, ante la pregunta de cómo era él, respondían que era una buena persona, muy familiero, muy trabajador y siempre solidario con los vecinos.
La lucha por justicia
Nelly, la compañera de Gabriel, habló con la prensa mientras nos movilizábamos hacia Cruz y Escalada, diciendo: “Hace más de 25 años que comparto con él, que vivo con él, que luchamos, salimos a laburar todos los santos días. Tanto él como yo salimos a trabajar para tener las cosas que tenemos y lo que pudimos construir. La peleó siempre. No es una mala persona. No se merecía morir de esa forma. Quiero justicia por la vida de Gabriel”.
Néstor Chávez, amigo de Gabriel, que fue detenido luego del asesinato, acaba de declarar a la prensa que mientras estuvo detenido fue torturado y amenazado para que se declarara culpable de tener un arma blanca, y ahora se lo acusa de un presunto homicidio en riña.
Es claro que la policía no puede ser, como se vio, quien se autoinvestigue ante un nuevo caso de gatillo fácil. Hay que rodear de solidaridad a la familia, vecinos y amigos para exigir justicia, separar a los policías implicados y exigir la renuncia de los responsables políticos de la institución.

La policía no es la solución a ningún problema social; es la culpable de muchos de ellos. Por eso es necesario desarmar esa institución podrida y construir otra herramienta de protección ciudadana donde la comunidad participe de su control y pueda elegir y revocar a los responsables.
Volvemos a gritar como en Cruz y Escalada: ¡Justicia por Gabriel! ¡El Estado es responsable!


