Finalmente se desarrolló la mesa del Frente de Todos. En el día de ayer, jueves 16 de febrero, las diferentes tribus se encontraron en la sede nacional del PJ, en Matheu 130. Desde las 19 horas y hasta la 1:30 am se reunieron 33 representantes de la coalición oficialista, luego de elucubraciones que daban por hecho una mesa chica. Sin foto de unidad entre todos los espacios, los resultados de esta primera reunión solo fueron un acuerdo para utilizar las PASO y así dirimir el candidato presidencial; rechazar la “proscripción” de Cristina Fernández, quien estuvo ausente; además de armar un comité para declinar su posición de negarse a competir en las elecciones y una crítica hacia el gobierno de Mauricio Macri.
Nada de balances de estos casi cuatro años de gobierno, tampoco una discusión programática sobre lo que será el próximo gobierno. Eso más bien, ante la ausencia de discusión, está definido: la continuidad del plan del FMI, solo faltaría encontrarle un nuevo personero. Entre las disidencias, ese gran acuerdo es el marco de toda unión, la misma que al pueblo trabajador le cuesta vivir una crisis económica y social que no tiene pausa.
Los presentes
Como se mencionó en párrafos anteriores, la opción que se barajaba, más que nada de parte del círculo íntimo de Alberto Fernández era que la convocatoria fuera un tanto cerrada. Luego de tanta rosca, lo ocurrido fue lo contrario. Más bien la mesa fue bastante amplia y tuvo como novedad la participación de Máximo Kirchner y una gran cantidad de dirigentes ligados al kirchnerismo.
Si dividimos por las diferentes terminales del peronismo, podemos afirmar que en compañía del presidente fueron Agustín Rossi, el nuevo jefe de Gabinete que se encuentra totalmente enemistado con la vicepresidenta; Juan Olmos, vicejefe de Gabinete-; Santiago Cafiero, canciller-, Julio Vitobello, secretario general de la Presidencia y Victoria Tolosa Paz, ministra de Desarrollo Social. En tanto que por parte del espacio referenciado con Sergio Massa estuvieron presentes junto a él Cecilia Moreau, presidenta de la Cámara de Diputados, Diego Giuliano, ministro de Transporte y Rubén Eslaiman, vicepresidente de la Cámara de Diputados bonaerense.
Por último, en representación del kirchnerismo fueron varias las figuras que aparecieron en la reunión: Máximo Kirchner; Eduardo “Wado” De Pedro, ministro del Interior, Axel Kicillof, gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Andrés “cuervo” Larroque, ministro de Desarrollo bonaerense y Anabel Fernández Sagasti, senadora nacional la provincia de Mendoza.
Participaron además un puñado de gobernadores e intendentes, los principales dirigentes de la burocracia sindical (por la CGT Héctor Daer y Pablo Moyano, por la CTA Hugo Yasky) y además dos figuras de los movimientos sociales oficialistas, entre ellos uno en representación del Movimiento Evita.
El documento, sin cambios ni propuesta
La síntesis de la reunión llegó con un documento donde, además de la denuncia al ataque de CFK por parte de la Justicia, expresa que “en 2023 se enfrentarán dos modelos de país. La Argentina de un progreso compartido, democrática e igualitaria; y el anacronismo de una derecha que concibe al país como una plataforma de negocios para unos pocos. No tienen nada nuevo para decir. Repiten fórmulas que han fracasado hace décadas, salvo para enriquecer a pequeños grupos privilegiados”.
Luego de una semana donde se conoció que la inflación fue el 6% en enero, la canasta básica sumó 1,8% más que la propia inflación y una empresa privada como Edesur sigue manteniendo privilegios, a pesar de estar perjudicando a miles de vecinos, el Frente de Todos quiere instalar que proponen un modelo de “igualdad”. Ejemplos se podrían sumar más, como el 40% de pobreza que sigue creciendo, acompañado de la criminalización de la Unidad Piquetera por parte de Tolosa Paz.
Por más que se quiera forzar, no hay margen para ocultar la realidad. El modelo que perdura en el país es el del Fondo. La revalidación de la deuda fraudulenta del macrismo que hizo este gobierno, profundizó un modelo neoliberal que no se revirtió.
Es cierto que Juntos por el Cambio y los liberfachos quieren subir una marcha más en el ajuste, pero el peronismo durante estos tres años demostró que gobierna como un partido más de la derecha.
Ya no son tiempos para discutir la intensidad del ajuste, es hora de sortear la estafa del mal menor para poner en pie una alternativa diferente, que se preocupe y defienda realmente los intereses de los trabajadores y las mayorías populares.
Flashback del 2019 como farsa, vení con la izquierda
El rejunte promovido por el gobierno, que quiere demostrar como una suerte de fortaleza para la resolución de los problemas de la gente, es una farsa que continúa el proceso de 2019, cuando dijeron que venían a cambiar la realidad del gobierno macrista.
Esta nueva cita se da en parte para la discusión electoral, como para sostener el barco y dejar de tirarse tiros propios, tal como lo dijo Sergio Massa. El gobierno, con perspectivas en donde la realidad de la inflación rompió el falso pronóstico de la desaceleración, y además va topado con un estancamiento económico, necesita la mayor cohesión de sus fuerzas para aplicar el ajuste y salir lo menos dañado de cara a las elecciones.
Las opciones para este 2023 no son más que las mismas. Peor aún, la carta, en términos electorales y de gobierno, puede ser la de un amigo de la embajada de Estados Unidos como Sergio Massa.
Desde el MST en el FIT-Unidad, como venimos diciendo, sostenemos que es una hora de cambio. Hay que erradicar el tutelaje del FMI y echar por tierra toda la política de ajuste y austeridad que ataca a las mayorías sociales. Llamamos a fortalecer nuestro partido y el Frente de Izquierda, en pos de robustecer una herramienta que participe en todas las luchas que se desarrollarán, más allá del marco electoral. Fortalecer un polo de referencia de este tipo, hacia la izquierda, es necesario para imponer la agenda y políticas de los trabajadores y sectores populares.