Cuando apenas había transcurrido una hora de conocerse los primeros cómputos del escrutinio provisorio, un discurso pregrabado de Fernández anunciaba el envió al Congreso de un “programa económico plurianual de desarrollo sustentable”, que contemplaría las mejores condiciones que Guzmán logre con el FMI. Con el apoyo de Cristina y Massa y solicitando el apoyo de la oposición, este anuncio que intenta conservar parte de la demagogia electoral muestra la premura del gobierno por avenirse al fuerte ajuste que reclama el Fondo para cerrar un nuevo acuerdo para el pago de la fraudulenta deuda externa. Se avecinan tiempos de importantes ataques a los derechos de los trabajadores y de grandes luchas para impedirlos.
Ante las distintas especulaciones de si el acuerdo que Guzmán está negociando tendría el apoyo de todos los integrantes del gobierno, la vocera presidencial, la cristinista Gabriela Cerruti, afirmó: “Este es un proyecto que se viene trabajando con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y con el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa”. Señaló, además, en la línea del discurso presidencial, que “hay que consensuar también con la oposición, con las fuerzas políticas, sociales y económicas”. O sea, con la oposición parlamentaria de Juntos, Milei, los partidos provinciales, la CGT y los grandes empresarios, entre otros.
Se cae la falsa grieta
Un vocero del FMI acaba de señalar en este sentido que es importante que el acuerdo que negocia con el gobierno argentino “tenga un amplio apoyo político y social”. El gobierno intenta a su vez comprometer a la mayor cantidad de actores para respaldar un programa que durante 10 años someterá a la Argentina a los dictados del Fondo. Por un lado, ya ha citado al Consejo Económico y Social para comprometer a la dirigencia sindical de la CGT, las CTAs, las organizaciones sociales oficialistas y el empresariado afín al gobierno. Con los grandes empresarios ya tuvo una reunión días antes de las elecciones. Allí estuvieron los CEOs de Toyota, Syngenta, Accenture y Unilever. Por el otro será el Congreso el que aprobará el acuerdo. Fernández prorrogará las sesiones ordinarias hasta el 31 de diciembre, según informa Télam.
Ahora, la oposición de Juntos por el Cambio que durante la campaña se han dedicado a criticar al gobierno por la demora en cerrar con el Fondo, pretende “diferenciarse” protestando en que el gobierno los llama al diálogo mientras les echa la culpa del desastre económico que dejó Macri y el fraudulento crédito de 44.800 millones de dólares que pactó con el Fondo, argumenta no conocer el proyecto, en la previa a un acto oficialista con la CGT. Otro tanto hacen los “libertarios”, que toda la campaña han defendido la necesidad de concretar este acuerdo y que defienden las peores recetas liberales de Cavallo y compañía. Ambos, coinciden con el ahora diputado electo del FdT, Leandro Santoro, en que la propuesta de la izquierda de romper con el FMI es “irresponsable” o “delirante” y más allá de tal o cual variante táctica, coinciden con lo que ha señalado recientemente el ex ministro de Macri, Nicolás Dujovne, que afirmó que lo mejor que hicieron fue acordar con el Fondo.
Más allá de las especulaciones que existen entre los distintos analistas sobre cuán avanzadas están las negociaciones de Guzmán, si el acuerdo de Facilidades Extendidas podrá firmarse en diciembre o en los primeros meses del año que viene, si existe la posibilidad de firmar prontamente una Carta de Intención, todos coinciden en el fuerte ajuste que exigirá el Fondo para cerrar el acuerdo.
Entre esas medidas, como es clásico en las recetas del Fondo, se espera una reducción aún mayor del gasto social para lograr metas cada vez más exigentes de reducción del déficit fiscal. Esto significa una recorte aún mayor del presupuesto de jubilaciones y pensiones (que representan el 60% del gasto); seguir licuando los salarios estatales, las asignaciones y la asistencia social, ante la continuidad de una alta inflación; reducir al máximo la obra pública; aumentar brutalmente las tarifas (se habla de entre un 30% y 45%); devaluar el peso para achicar la actual brecha cambiaria, hacer más “competitiva” la economía, para mejorar las reservas que están en un punto muy bajo y seguir juntando dólares para pagar los tremendos pagos que deberán realizarse en los próximos años entre los vencimientos del fondo y de los acreedores privados.
Los programas del FMI, como lo acaba de ratificar en la última reunión del G20, contemplan además una serie de desregulaciones para favorecer la “inversión” de las grandes multinacionales, que empieza por flexibilizar las leyes laborales, intentar reconvertir planes sociales en subsidios de mano de obra barata a las patronales y empleo flexibilizado, y profundizar los actuales niveles de precarización y baja del salario, que vienen en picada en los últimos tres años. También flexibilizar las regulaciones que puedan estorbar a los negocios financieros y comerciales de los grandes pulpos empresarios.
Se acaba el circo electoral y se expone la verdadera grieta
Durante estos días, en la presentación del plan plurianual, en lo que trascienda de las negociaciones con el FMI y los futuros debates en el Congreso se conocerán más detalles de las medidas que pretende el Fondo. (1)
Una parte de las mismas ya las estamos sufriendo con la depreciación de las jubilaciones que, teniendo ya niveles de indigencia, este año perdieron un 9% más; en la baja generalizada del salario y los ingresos populares, frente a un constante aumento de la inflación y de los precios de los alimentos que, como informa BAE Negocios, empiezan a sufrir fuertes aumentos por fuera de los 1.400 precios regulados(2). Un ajustazo implementado por Guzmán que va a terminar con un achique del gasto social menor al propuesto en el presupuesto 2021. Un ajuste que tiene como contrapartida el pago de casi 5.000 millones de dólares al Fondo durante este año y una importante ganancia empresaria que ha aumentado este año en varios puntos su porción en las ganancias relativas de la economía, en detrimento de la porción que corresponde a los trabajadores. (3)
Pero lo que se viene con el acuerdo con el FMI, como ya señalamos más arriba, es mucho peor. Ya ha quedado atrás el reclamo de los parlamentarios oficialistas en el último tramo de la campaña electoral para que la Comisión Bicameral de Seguimiento de la deuda externa investigue el carácter fraudulento de la deuda contraída por Macri, tras sus confesiones de que endeudó tan brutalmente al país para satisfacer la demanda de los bancos comerciales. Ahora primará el “acuerdo” al interior del gobierno con la oposición parlamentaria, con la CGT, los empresarios y todos los que puedan arrimar a apoyar esta entrega de nuestra soberanía y los derechos de nuestros trabajadores al Fondo.
La verdadera grieta surgirá con mayor claridad: la grieta entre todos ellos y la inmensa mayoría de la población trabajadora, que seguramente va a resistir políticas que van a significar aún más ajuste y entrega de nuestro país. Desde el MST en el Frente de Izquierda Unidad llamamos a la mayor unidad de acción para enfrentar este programa plurianual y el futuro acuerdo con el Fondo. Son ellos o nosotros.
Hay que romper con el FMI y desarrollar un programa económico alternativo que nacionalizando la banca y el comercio exterior, e imponiendo fuertes impuestos mensuales a los grandes empresarios destine los dineros que surgen del trabajo argentino a reactivar nuestra economía y generar trabajo, aumentar salarios y jubilaciones y mejorar sustancialmente el presupuesto de salud y educación pública, entre otras medidas para enfrentar la emergencia.
- Según el periodista Alejandro Bercovich, en su programa Brotes Verdes del 16/11, Guzmán estaría negociando con el funcionario del Tesoro de EE.UU , David Lipton, encargado como funcionario del FMI del acuerdo con Macri, y ya se habría desestimado la pretensión argentina de baja de tasas y más plazos de pago.
- Artículo “Empresarios desafían al gobierno y suben los precios de los alimentos”, BAE Negocios, 16/11/2021.
- De acuerdo a Bercovich, el salario luego de llegar un techo de recuperación como consecuencia de la reactivación económica que produjo el ingreso récord por exportaciones en la era K, en el cual llegó a orillar el 52% del PBI, pasó a desplomase a un 46% en lo peor del gobierno de Macri y situarse actualmente en un 40%. Esta depreciación salarial es mayor aún en los sectores del empleo informal o semi formal, que abarca a la mitad de la fuerza laboral actual.