En unas breves declaraciones que realizó en compañía del presidente del Estado español Pedro Sánchez en su visita al Museo del Bicentenario, el presidente Fernández señaló: “Escribió alguna vez Octavio Paz que los mexicanos salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos, y eran barcos que venían de Europa, y así construimos nuestra sociedad”.
Más allá de si la cita fue tomada erróneamente de Lito Nebbia, que en su canción Llegamos de los barcos recita un texto parecido, o es una frase sacada de contexto de una broma de Octavio Paz, lo cierto es que las declaraciones del que encabeza un gobierno “nacional y popular” constituyen una actitud xenófoba, tanto para los pueblos originarios que habitaron y habitan nuestro territorio como un desprecio colonial ante la conformación de los pueblos que ocupan las naciones de Brasil y México.
El discurso “europeísta” no tiene en cuenta que la conquista imperial española y portuguesa sobre América Latina, se hizo con un genocidio de los pueblos originarios para integrar nuestros territorios al mercado mundial capitalista en expansión. Una persecución que se continúa en el presente despreciando y pisoteando sus derechos. En nuestro país sus poblaciones son permanentemente perseguidas, desplazándolas de sus tierras, violando derechos adquiridos, para la extensión de la frontera de explotación capitalista del agro, la práctica del fracking y la megaminería o la explotación turística. Una práctica que se repite con todas las poblaciones originarias del continente.
Como sostiene la reciente declaración de la Confederación Mapuche de Neuquén (1) en la cual se repudia el agravio del presidente y se le exige una disculpa, “la sociedad argentina hoy contiene a más de 40 naciones originarias, es sumamente dañino que se forje una identidad colonial desde una argentinidad que nos empobrece como sociedad e invisibiliza a las naciones indígenas. Más aun cuando atravesamos un flagelo como la pandemia (…) necesitamos dejar atrás el odio racial de Macri/Bullrich, pero no queremos cambiarlo por un racismo ‘Nac&Pop’”.
Posteriormente, ante la repulsa que provocaron sus declaraciones, Fernández ensayó una disculpa: “En la primera mitad del siglo XX recibimos a más de 5 millones de inmigrantes que convivieron con nuestros pueblos originarios. Es un orgullo nuestra diversidad”.
Poco creíble para este mandatario que suele cambiar sus dichos con mucha rapidez. Lo cierto es que la reunión con Sánchez, “el presidente del reino de España”, según Fernández, no fue para hermanar nuestros pueblos, sino para favorecer las inversiones capitalistas-imperialistas de las empresas españolas y para recibir de Sánchez el respaldo para el pago de la fraudulenta deuda externa que este gobierno está negociando con los mandamases del imperialismo. “Siempre estaremos al lado de Argentina en sus conversaciones con el FMI y el Club de París, el apoyo es absoluto y total“, señaló el mandatario español a su turno.
En este “furcio” del presidente, mostró toda la “hilacha” que hay detrás del discurso nacional y popular que esgrime el Frente de Todos. No tiene nada que ver con alguna descripción de la conformación “étnica” de nuestros pueblos, sino con su ubicación cerca del imperialismo europeo y del reino de España, al cual le brinda pleitesía para que lo ayuden a pagar sus deudas con el amo imperial.
Muy lejos de los pueblos originarios, de los trabajadores y los oprimidos por el imperialismo de nuestro país y nuestro subcontinente latinoamericano. Luchando todos juntos terminaremos con este sistema opresor y explotador. Forjaremos una nación independiente del imperialismo, solidaria, respetuosa de los derechos y las culturas de los pueblos originarios que la integran, al servicio de las necesidades de sus trabajadores y de todos los sectores populares. Una Argentina y América Latina socialistas.
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