Ayer vienes, en París, a los 84 años y tras haber permanecido varias semanas internado en cuidados intensivos por padecer coronavirus, falleció Fernando “Pino” Solanas. Su mujer, Ángela Correa, que también había dado positivo, estuvo aislada en su casa, pero luego debió ser internada. Desde ya vayan nuestras condolencias a toda su familia y un deseo de pronta recuperación para su esposa, pero también nuestro reconocimiento a la larga trayectoria de Pino como cineasta y luchador.
Sin dudas fue pionero y referente del cine político y el documentalismo testimonial. Puso su enorme sensibilidad artística y su notable acervo cultural al servicio de la denuncia de la pobreza estructural y del rol de las multinacionales en el saqueo de los bienes comunes, siendo asimismo un luchador socioambiental y de causas nacionales y antiimperialistas.
La hora de los Hornos, junto a Octavio Getino, durante la dictadura de Onganía en los años sesenta, fue de alguna manera su presentación en sociedad. Le valió la censura y la persecución y la película circuló en la clandestinidad siendo proyectada en barrios, sindicatos y espacios sociales y políticos durante largos cinco años.
También recibió amenazas de muerte de la Triple A. Pese a haber podido filmar su primera película de ficción –Los hijos de Fierro-, sufrió nuevamente la postergación generada por la censura. Tuvo que esperar casi una década para poder proyectarse en cines. Luego debió exiliarse por la dictadura genocida.
Luego de su retorno, comienzan los reconocimientos. En los festivales de Venecia y La Habana fue premiado por El Exilio de Gardel (1985) y elegido mejor director en el Festival de Cannes por Sur (1988).
En 1991 la Fundación Konex le otorgó el Premio Konex de Platino 1991 como el mejor Director de Cine de la década 1981-1990.
Durante el gobierno de Menem del cual fue un acérrimo opositor, fue víctima de un atentado, viéndose obligado a postergar el rodaje de la película El Viaje. A fines de los años noventa, fue premiado nuevamente en Venecia por La Nube.
Sus documentales testimoniales del saqueo, la entrega, la defensa del petróleo, contra el fracking y la deuda externa, son sin dudas hitos artísticos y militantes de su trayectoria, así como sus ensayos publicados. Memoria del saqueo (Oso de Oro en Berlín, entre otros premios internacionales, La dignidad de los nadies (también multipremiada), Argentina latente, La próxima estación, donde denuncia la privatización ferroviaria y sus consecuencias, Tierra sublevada: Oro impuro, Tierra sublevada: Oro negro, La guerra del fracking, Viaje a los pueblos fumigados, entre otras.
Más allá de las diferencias que nos separaron desde hace varios años, recordamos con afecto las causas que defendimos en común. Reconocemos su trayectoria y el impulso que le dio a campañas que hemos encarado de manera conjunta como el rechazo a la megaminería contaminante y la defensa del agua (El agua vale más que el oro), la lucha por la nacionalización del petróleo y el gas, la defensa de los bienes comunes contra el saqueo, la lucha contra el fracking, la deuda externa y otras causas.
Pino deja una impronta que no solamente nutre el capital cultural y el pensamiento crítico. También nos deja valiosas herramientas para una lucha que continúa.