Grisela Rubies, nació en un barrio humilde y obrero de Lanús, el mismo barrio donde murió. Nació en una familia que con trabajo pudo hacerse su casita, y hacer que sus hijas estudien. Por eso Grisela fue empleada de una fábrica y comerciante, pero termino sus estudios y ya de grande se recibió de Abogada. Y además de ejercer como tal, empezó a dar clases en escuelas secundarias.
Tanto como abogada, como profesora, Grisela no fue una más, su personalidad activista siempre la hizo defender las causas justas. De modo gratuito muchas veces puso sus conocimientos al servicio de quienes necesitaban ser defendidos frente a la injusticia del sistema judicial. Y como profesora, fue consecuente con brindar conocimientos a sus estudiantes que permitieran cuestionar a fondo esas injusticias que combatía. Dando clases principalmente en los barrios más vulnerables. Muchas veces contando su propia experiencia de superación para incentivar a las y los pibes, a pelear por los derechos que nos corresponden.
Alegre, divertida, vital, compañera entrañable en cada lugar que toco su presencia. Luchadora y honesta, muchas veces con un carácter difícil e indomable. Se incorporó al partido de la mano de nuestra experiencia con Proyecto Sur. Y como siempre leal a sus emociones, decía que ella era fanática de Evita , pero profundamente decepcionada de lo que se embanderaba como peronismo en este siglo. Muchas veces frustrada por no ver concretarse la realidad que necesitamos, solía enojarse consigo misma por no hacer más.
Amiga, compañera, luchadora, trabajadora, que siempre defendió sus derechos como mujer, empoderada y libre. Así te recordaremos siempre, apasionada e intensa, integra y genuina. Hasta la victoria siempre Grisela.