lunes, 18 noviembre 2024 - 00:16

Exaltación de la Cruz. Paren de fumigarnos

Por la tarde del sábado se realizó un festival y marcha en Exaltación de la Cruz en contra de las fumigaciones. También se denunció la censura y represión por parte del gobierno nacional y el intendente a quienes luchan contra los agrotóxicos.

Hace 2 meses en un acto de Alberto Fernández, les compañeres de Exaltación Salud desplegaron una bandera que decía “Basta de cáncer – Paren de fumigarnos” y fueron detenidos y procesados. Anabel Pomar, una de las detenidas expresó “Exigimos el cese a la represión de quienes luchamos para defender la vida. La vida no se negocia, nos están matando y enfermando”.

Se acercaron profesionales, referentes, activistas y agrupaciones de distintos puntos del país. Como Sabrina Ortiz, afectada ella y su familia por los agrotóxicos en Pergamino. Ella estudió abogacía para presentarse como querellante y logró que se procesen a los responsables. También investigadores como Guillermo Folguera, del CONICET y Damián Verseñassi, quién dirige el Instituto de Salud Socioambiental de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario.

Desde la Red Ecosocialista y el MST-FIT Unidad nos hicimos presentes porque ante todo defendemos y apoyamos a quienes luchan en contra de este modelo de mal desarrollo. Sobran las evidencias científicas y en los cuerpos de nuestro pueblo, los efectos devastadores del agronegocio que envenena y mata. Los gobiernos y todo el poder político en vez de cuidar la salud de la población, cuida los bolsillos de las corporaciones que desertifican la tierra y enferman a las infancias. Premian a los CEO de las principales corporaciones con altos cargos en el Estado, como el caso Aracre, mientras que a la población que se rebela en defensa de la salud se la reprime y censura.

A 47 años de la última dictadura militar no podemos permitir que se siente un antecedente de estas características, las comunidades tienen plenos derechos de protesta y expresión. El gobierno usa la represión y censura porque es la única forma de imponer este modelo ecocida que lejos de generar progreso, desarrollo y trabajo, nos hunde en la pobreza ponderando intereses externos al de las mayorías sociales.

Seguimos levantando las banderas de la autoorganización y la democracia directa, que elijan las comunidades qué, cómo y cuánto producir. Otro modelo es posible: con agroecología, sin transgénicos ni agrotóxicos.

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