El martes 17D, el gobierno provincial de Kicillof dejó sin efecto la licencia (teletrabajo) para las y los trabajadores estatales responsables y/o a cargo de menores.
A través de una Resolución del jefe de Gabinete, Carlos Bianco, se dispone dejar sin efecto a partir del día 18 el artículo 3º de la Resolución Nº 90/2020 del Ministerio de Jefatura de Gabinete de Ministros, por el cual “la inasistencia de las personas trabajadoras del Sector Público Provincial, cuando se trate del progenitor, progenitora o persona adulta responsable a cargo, cuya presencia en el hogar resulte indispensable para el cuidado del niño, niña o adolescente, quedando habilitadas a llevar a cabo las tareas que le fueran asignadas desde sus hogares, cuando ello fuere posible, sin afectar la percepción de las remuneraciones normales, habituales, ni de los adicionales que por Ley o Convenio le correspondiere percibir”.
Esta anulación atenta contra las mujeres que somos jefas de hogar y quienes ejercemos mayoritariamente las tareas de cuidado. Y no se trata sólo de una cuestión cultural: tanto el Estado como las patronales se benefician con el trabajo mal llamado “invisible”. El propio Instituto Nacional de las Mujeres, del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, plantea los siguientes datos: “Al caracterizar la población según la jefatura del hogar, se aprecia que 4 de cada 10 personas que ocupan esa posición son mujeres… Más de la mitad de los hogares unipersonales, monomarentales y monoparentales tienen jefatura femenina (55,1%). De manera contraria, en los hogares nucleares completos predomina la jefatura masculina respecto a la femenina (45,6% y 16% respectivamente). La participación laboral de las mujeres jefas de hogar se ve afectada por el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado”[1].
Según la consultora Grow – Género y Trabajo, “las mujeres les dedican a las tareas de cuidado y domésticas no remuneradas 10 horas y 24 minutos al día, mientras que los varones les destinan 6 horas con 48 minutos. Y en hogares con hijos menores de 12 años, las horas de cuidado alcanzan las 13 horas en el caso de las mujeres y las 9 horas 24 minutos para los varones”[2].
Los datos no son una novedad. Esta es la realidad que padecemos las mujeres respecto a la enorme desigualdad frente al trabajo doméstico y a las tareas de cuidado de hijes, adultos/as mayores y discapacitades, agravada con la pandemia que profundizó aún más la situación de desigualdad y la violencia de género.
Eso sin mencionar que el salario que percibimos las trabajadoras del Estado bonaerense, de unos $ 30.000 dependiendo de la categoría, está muy por debajo de la canasta familiar, estimada aproximadamente en $ 50.000.
Por eso la reciente medida de Kicillof es un ataque directo a las miles de mujeres que sostenemos el hogar con un salario insuficiente y quedamos completamente vulneradas ante la presión de las y los funcionarios provinciales para volver a las oficinas, a exponernos al contagio de Covid y sin garantías que posibiliten el cuidado de nuestrxs hijxs.
Siempre padecemos la misma situación al finalizar las clases. Hay que tener en cuenta que la mayoría de las colonias vacacionales comenzaban recién en el mes de enero, lo que nos empujaba a la mayoría a llevar a les hijes al trabajo, al no tener con quien dejarlos a cargo, sean personas remuneradas o no. Hoy esta situación es alarmante, porque no podemos exponernos nosotras ni a nuestros hijes al contagio y se vienen los meses de verano sin colonias de vacaciones por el Covid.
Es necesario problematizar esta situación y romper con la naturalización de las desigualdades. El gobierno debe garantizar salarios que nos permitan vivir dignamente y que posibiliten sostener económicamente las tareas de cuidado con terceros/as, porque detrás de la frase “se trate del progenitor, progenitora o persona adulta responsable a cargo, cuya presencia en el hogar resulte indispensable para el cuidado del niño, niña o adolescente”, el gobierno sabe perfectamente que somos las mujeres las más perjudicadas.
Basta de que recaigan sobre las espaldas de las trabajadoras las consecuencias de la crisis por la pandemia. Los gremios deben salir fuertemente a luchar por un salario acorde a la canasta familiar, que se incremente según la inflación, y rechazar esta medida profundamente desigual y perjudicial para muchas mujeres.
Majo Ron
[1] III Boletín de estadísticas de género.
[2] Fuente: diario La Nación, 30/6/20.