A finales de noviembre del año 2020, en la Cámara de Diputados de nuestra provincia fue tratado y aprobado el proyecto del Colegio de Acompañantes Terapéuticos de Entre Ríos, presentado por la actual Asociación de Acompañantes Terapéuticos del Paraná.
La iniciativa de la constitución de este es cimentada de manera categórica por sus partidarios como la gran herramienta y opción para generar mejores condiciones laborales y profesionales, a los fines de “jerarquizar” dicha figura. Veamos, ¿qué son las colegiaturas? Las colegiaturas son corporaciones aprobadas por ley a fines de representar no solo intereses públicos, sino que también privados, tienen la potestad de regular, habilitar y delimitar el ejercicio de cualquier profesional/trabajador egresado de la actual Tecnicatura en Acompañamiento Terapéutico.
Previo a la aprobación de dicha ley (Colegiatura de AT`S), para realizar su ejercicio los AT’s debían realizar una matriculación sin costos de mantención en el Ministerio de Salud de la provincia y una inscripción en ATER y en AFIP como monotributistas, como condiciones mínimas para su ejercicio.
Hoy, a una semana de las primeras elecciones del Consejo Directivo del Colegio de Acompañantes Terapéuticos, debemos alertar que el Estado y los gobiernos se desentienden -más de lo que ya hacían- y nos dirán: “No muchachos… ahora Uds. ya son profesionales liberales… arréglense como puedan…” Alegando también la clara justificación del por qué no crear cargos en cientos de puntos estratégicos de nuestra salud pública, incorporando de manera integral e interdisciplinariamente a la figura del acompañamiento terapéutico, como agente indispensable en la salud de nuestra comunidad.
Pese a que los acompañantes terapéuticos en la provincia de Entre Ríos, somos universitarios egresados de la universidad pública, lo cual nos asume como profesionales en continua formación, rigurosidad y profundización en nuestra disciplina, nuestro contexto nos ubica y degrada como precarizades en la salud mental; que a los veloces ritmos de la inestabilidad laboral, terminaremos en las puertas de la Colegiatura a los efectos de que nos arrojen una solución laboral de alguna bolsa de trabajo y allí andaremos, reinventándonos laboralmente (como actualmente muches at’s viven) con emprendimientos momentáneos y abandonando cualquier concepción emancipatoria y transformadora de nuestra práctica.
Pero esto no es todo, para seguir ilustrando la realidad de les precarizades de la salud mental, la Colegiatura, sin asambleas ni espacios de real participación colectiva, arremetieron en función de “La ley” (Ley de la Colegiatura) a escudo y espada, definiendo en las primeras elecciones, las siguientes medidas:
- Someter a “un ¡voto pago! (variación entre $500 y $700) y obligatorio a los AT’s empadronados” en las próximas elecciones de Consejo Directivo del Colegio el día 17 de abril, de no ser así y no habiendo justificado, recibirá una sanción que será decidida por un tribunal de disciplina”.
- La renuncia al derecho adquirido de matrícula $ 0 con el que éramos provistos en dependencia del Estado, a fines de ser los financistas del Colegio, alegando que dicha cuota mensual será equiparable a nuestro actual “monto ético”.
El carácter estructural que delimita la ley del Colegio para su existencia y para los profesionales no es una cuestión menor o vaciada de “tintes políticos” como alardean sus defensores, sino que representa la transformación en mercadería potencial. La “vigilancia”, el “decoro” y el “control” profesional no son otra cosa que la sumisión a las reglas del mercado.
El Colegio se funde como interlocutor con el Estado, obras sociales y otras instituciones. A sabiendas que en ellos no existen escalafones ni concursos, sino la buena disponibilidad del “Sr. Mercado” que solicitará nuestros servicios “profesionales” ante el Directorio del cuerpo colegiado. Algunas preguntas sobre nuestros derechos constitucionales como trabajadores: ¿Tendrá derecho a protesta -bajo la órbita del colegio de profesionales- en el ámbito privado? ¿Cómo se movilizarán para la defensa de la profesión? ¿Qué harán cuando los gobiernos no atiendan nuestras urgencias y demandas? Y ¿cómo reclamarán cuando las organizaciones públicas y privadas no estén considerando “el ejercicio legal de la profesión”? No queda otra que pensar que negociando.
Es indiscutida la expansión de nuestra figura y a su vez las necesarias posibilidades de incorporarnos laboralmente en múltiples sectores. Aun así, solamente se vuelven posibilidades especulativas y un “soñar es gratis”, ya que nuestras condiciones laborales desde la existencia del ejercicio del acompañamiento terapéutico son de completa precariedad y al pie de la letra de una receta que dicta como flexibilizar laboralmente bajo el sistema del mercado vigente.
En el presente, este contexto está exponencialmente amplificado por la inocultable crisis económico-sanitaria: en un 2020 donde obras sociales han llegado a retrasar reintegros a sus prestadores con casi un año, exponiendo sus vidas a condiciones sanitarias garantizadas por sus bolsillos, debiendo sostener al día de hoy el pago de todo impuesto a contra reloj de una inflación a trote y una devaluación en pico, frente a una riña constante con las burocracias y directorios de obras sociales que hacen de la salud un valor de cambio cada vez más inaccesible. Hoy la degradación de nuestra calidad de vida va en aumento, al ritmo del crecimiento de las últimas cifras publicadas por el INDEC, arrojando el dato de que el 42% de la población es pobre y donde la mayoría de los salarios no superan el suelo de la canasta básica. En un segundo año de pandemia, la situación supera las sensaciones de alerta y de urgencias.
Como Acompañantes Terapéuticos organizades en el MST, repudiamos las anteriores medidas mencionadas a fines de la Colegiatura. Sostenemos de manera urgente la necesidad de organizarnos y luchar, porque responsabilizamos al Estado y a los gobiernos de la realidad de ausencia de derechos y reconocimiento de cualquier trabajador, precarizando y ajustando su calidad de vida, sin afectar los intereses de los capitalistas que se embolsan millonadas, mientras envía millones al FMI, en desmedro del pueblo.
Vamos a Luchar:
- Por leyes nacionales y provinciales que reconozcan nuestros derechos laborales y profesionales
- Por la incorporación ya de la figura del AT provincial y nacionalmente, para su reconocimiento salarial
- Por cargos abiertos, públicos y estatales para AT’s en todo el sistema de salud
- Por la recuperación de una nueva asociación de AT’s de carácter combativa para construir espacios de organización y de lucha
- Por la inclusión e incorporación como trabajadores del Estado y por lo tanto la gremialización y la lucha en los sindicatos ya establecidos
- Por un sistema de salud público, único y universal, para no seguir sometidos al sector privado, obras sociales, mutuales y prepagas que se llenan los bolsillos con nuestro padecimiento, anteponiendo sus ganancias y no nuestras vidas.
“Chale” Acosta Juárez