En una visita relámpago de 24 horas, el Presidente busca desesperadamente inversiones mientras su gobierno se desmorona por el escándalo de corrupción. Al mismo tiempo el Senado podría asestarle un nuevo revés y una crisis económica, que, dependiendo el resultado del próximo domingo, puede complicar mucho más el destino del oficialismo.
En el momento de mayor debilidad de su gestión, el presidente Javier Milei aterrizará este jueves en Los Ángeles para una visita exprés de 24 horas, en donde el contenido es muy difuso para justificar el vuelo.
Ausente su hermana Karina por primera vez en un viaje internacional -justo cuando audios la vinculan a presuntas coimas en ANDIS-, el mandatario buscará convencer a inversores de que su plan económico sigue en pie, a pesar de que su propio gobierno tuvo que intervenir esta semana para contener una corrida cambiaria a días de las elecciones bonaerenses.
El centro de la agenda es su encuentro con Michael Milken, el financista conocido como el “rey de los bonos basura” quien en 1990 fue condenado por fraude bursátil y conspiración, cumpliendo 22 meses de prisión. Milken, presidente del Instituto que lleva su nombre, le otorgó a Milei un premio en 2023 y ahora organizó un encuentro con más de 60 líderes empresariales donde el presidente disertará durante 40 minutos sobre “oportunidades de inversión” en Argentina.
La ironía no pasa desapercibida: Milei viaja a buscar credibilidad financiera acompañado de su ministro de Economía, Luis Caputo, para reunirse con un estafador convicto, mientras en casa su gobierno enfrenta acusaciones de corrupción que involucran a su círculo íntimo.
La agenda
La visita, originalmente planeada para incluir una escala en Las Vegas para ver a su ex pareja, Fátima Flórez, fue recortada para evitar la mala imagen de un viaje de placer en plena crisis. En su lugar, Milei mantendrá reuniones con quien se podría convertir en la primera astronauta argentina, para luego entregarse a los encuentros arreglados con empresarios e inversores.
El presidente tendrá un almuerzo Noel del Castro, la ingeniera salteña que aspira a ser la primera astronauta argentina. Luego, vendrá el momento de la reunión privada con Milken, el financista que revolucionó Wall Street con bonos de alto riesgo y terminó encarcelado. Finalizada esta cita, se desarrollará el encuentro masivo con inversores organizado por el Instituto Milken, donde intentará vender las oportunidades de un país que él mismo describe como al borde del colapso. Por último, será el momento de las reuniones bilaterales con el vicepresidente de Chevron, Mark Nelson, y con el empresario de videojuegos Andy Kleinman de Delphi Interactive.
Por primera vez, Karina Milei no acompaña a su hermano en un viaje internacional. La secretaria general de la Presidencia, usualmente omnipresente en la agenda internacional del Presidente, se queda en Argentina mientras su nombre circula en los audios de Diego Spagnuolo que hablan de retornos del 3% por contratos de medicamentos. El mensaje es claro: incluso el gobierno reconoce que su presencia sería contraproducente en una gira destinada a proyectar estabilidad y confianza.
El regreso a la realidad
Milei regresará a Buenos Aires en la madrugada del sábado, justo a tiempo para enfrentar los resultados electorales del domingo. Su avión aterrizará en un país donde deberá explicar por qué viajó a reunirse con un estafador convicto mientras los argentinos sufren una recesión brutal, los jubilados pierden poder adquisitivo histórico y su círculo íntimo está salpicado por acusaciones de corrupción.
La gira relámpago a Los Ángeles parece menos una estrategia diplomática que un acto de desesperación: un Presidente acorralado que busca en el exterior la legitimidad que perdió en casa. Pero los inversores no son ciegos: ven la intervención cambiaria, leen los diarios sobre el escándalo de corrupción y saben que el domingo Argentina podría dar otro golpe devastador al proyecto mileista. Por más que hable durante 40 minutos, Milei difícilmente podrá ocultar las turbulencias que lo rodean.