El 9 de agosto se vota en ATE y el 23 de mayo cierra la presentación de listas a nivel nacional y en todas las seccionales. El marco en el que se desarrollarán las elecciones es de un brutal ajuste sobre los estatales ordenado por el FMI y ejecutado por el gobierno del Frente de Todos. La Verde Anusate está dividida y en crisis con dos candidatos que representan a las dos fracciones en disputa por la caja y el aparato sindical. La Verde y Blanca, que viene conduciendo Capital, Neuquén y Santa Fe, también está en crisis y no presentaría lista nacional. Desde Alternativa Estatal-MST impulsamos una lista de unidad antiburocrática de la izquierda, de las agrupaciones combativas y el activismo para poner las bases de una nueva conducción y terminar con la parálisis y la sumisión al gobierno de nuestro sindicato.
La situación de los estatales nacionales es de merma salarial, con una pérdida acumulada del 35% desde el 2015 y una superabundancia de contrataciones precarias. Esta merma y la precarización se ensanchan en las provincias y en los municipios. A esto se suma el recorte presupuestario en todos los organismos y el congelamiento de personal ordenado por el FMI. En el marco de las elecciones presidenciales, los estatales nos encontramos en el foco de la campaña con Juntos por el Cambio, Milei y también el Frente de Todos, que plantean, más allá de los estilos, recortar el «gasto» estatal. Los medios de comunicación hegemónicos también juegan y publican artículos demonizando a lxs trabajadorxs o difundiendo salarios mentirosos con que ningún estatal puede siquiera soñar.
Están preparando el terreno para un próximo gobierno que, con tijera en mano, viene a recortar el salario y los derechos que con años de lucha y pese a las direcciones de los gremios burocráticos (ATE y UPCN) venimos sosteniendo lxs trabajadorxs del Estado.
El ajuste en curso y la perspectiva de un próximo gobierno que viene a profundizarlo, demanda que nuestro gremio ponga en movimiento todos los mecanismos democráticos para que el conjunto de lxs estatales debatamos cómo nos preparamos para una pelea dura. Sin embargo, eso no va a suceder con la Verde Anusate ni con la Verde y Blanca, ya que ambas facciones sostienen al gobierno y se identifican sin tapujos con el Frente de Todos. Permanecen ahí aún cuando el gobierno no sólo incumplió las promesas del pase a planta y de recuperación salarial, sino que es el ejecutor del ajuste que estamos padeciendo y se ha corrido más a la derecha con Massa y el acuerdo con el FMI.
Es necesario avanzar en la unidad de todos los sectores de izquierda, combativos y clasistas para recuperar nuestra herramienta gremial.
La descomposición de la Verde Nacional
La Verde Anusate, histórica dirección de ATE, desde hace años viene de crisis en crisis, abandonando banderas como la de «no pago de la deuda» o «en ATE manda la asamblea», así como abandona las reducidas instancias deliberativas que existían en nuestro sindicato. Esa orientación llevó al fracaso su proyecto de central alternativa con las sucesivas divisiones de la CTA y de sus proyectos políticos, quedando siempre como furgón de cola de coaliciones partidarias propatronales. La raíz de la crisis actual se encuentra en el apoyo y sumisión al Frente de Todos, razón por la cual no han desarrollado un sólo plan de lucha y se limitan a participar de las Jornadas de Lucha aisladas de la CTA Autónoma, sin paro y casi sin presencia de trabajadorxs estatales. La subordinación al Estado patrón los llevó también a firmar y avalar salarios mínimos de hambre o a festejar el año pasado aumentos salariales por debajo de la inflación. También avanzó su crisis por otro causal: un salto en el proceso de burocratización. Cada vez más parecido a UPCN y los gremios de la CGT.
De cara a las elecciones del gremio, la crisis dentro de la Anusate se reavivó, dividiendo a su conducción entre dos candidatos: Oscar De Isasi, respaldado por Cachorro Godoy y Rodolfo Aguiar, respaldado por De Gennaro. Detrás de esta disputa interna, la cual es completamente ajena a lxs trabajadorxs estatales y el activismo, no hay dos modelos gremiales en pugna, no hay cuestionamientos sobre la incorporación al gobierno ni un planteo por democratizar el sindicato y salir de la parálisis actual. Lo único que hay detrás de la interna es la disputa por la caja y el control del sindicato. Más allá de que terminen negociando una lista oficialista única, esta crisis llegó para quedarse y coloca como demanda urgente una renovación y cambio de conducción.
La crisis de la Verde y Blanca
Daniel Catalano, secretario general de ATE Capital y referente de la Verde y Blanca en el 2015 se mostraba como algo distinto a la Verde Anusate y prometía «unidad» y «volver a enamorar a la militancia». Rápidamente se vio que el motivo de la ruptura respondía al alineamiento del sector de Catalano con el gobierno de Cristina y también por la disputa por la caja del sindicato. Nada de enamorar a la militancia ni de la unidad, y mucho menos democratizar el sindicato.
La Verde y Blanca se presentó como su alternativa en las elecciones del 2019, pero su derrotero posterior mostró que son más de lo mismo. Sufrieron rupturas en Capital y otros lugares y todo indica que ahora no presentarían lista nacional y están concentrados en retener la seccional Capital, donde su crisis se profundizó y se ha expresado en los métodos burocráticos en sus congresos.
La crisis de las distintas alas de esta burocracia, más allá de sus negociaciones de trastienda para las listas centrales, ya tiene fragmentaciones evidentes en varios lugares del país que no expresan un modelo diferente. Los rehenes son miles de estatales que demandan y necesitan un cambio de verdad. Recuperar un sindicato que está perdiendo afiliados y se ubica lejos de las necesidades de la base.
Pongamos en pie una lista antiburocrática de unidad
Pese a la subordinación al gobierno y la parálisis de la conducción de ATE, se desarrollaron luchas en varias provincias que lamentablemente no se coordinaron por responsabilidad de la burocracia. Hubo autoconvocatorias, paros prolongados y hasta se logró que se realicen algunas marchas centrales, aunque sin los paros generales ni la continuidad para avanzar en las demandas y derrotar el ajuste. En Capital coordinaron varias juntas internas. Hay muchos activistas y luchadores que demandan un ámbito de unidad para pelear por la democracia sindical.
En las últimas elecciones se fue gestando la confluencia de la izquierda y gran parte de los sectores combativos en la lista Multicolor. Tiene que ser el punto de partida para la mayor unidad que se necesita. Por eso desde Alternativa Estatal convocamos a la mayor unidad para poner en pie una lista que agrupe a los sectores combativos con un programa que levante el salario y el pase a planta terminando con el festival de precarización, que reclame la nulidad del acuerdo con el FMI y por un modelo sindical con independencia absoluta de todos los gobiernos, la democracia sindical y una reforma de estatuto que termine con la lista completa y las conducciones monolíticas y de pensamiento único. Asimismo que desarrolle una verdadera perspectiva de géneros.
Si queremos cambiar en serio y ser alternativa, la lista debe conformarse democráticamente y sin falsos hegemonismos, considerando la representatividad, la extensión nacional y la militancia real de las agrupaciones.
Desde Alternativa Estatal, donde venimos jugando un rol protagónico en los procesos de lucha e incorporando nuevos activistas, comprometemos nuestra fuerza al servicio de esta política. Desde las Juntas Internas y los cuerpos de delegados y nuestra fuerte militancia en Capital, Provincia de Buenos Aires, Santa Fe, la Patagonia y numerosas regiones del país, haremos los mayores esfuerzos para que se conforme la mejor lista. Al servicio de acumular fuerza y en función de desafío de una nueva direción independiente de los gobiernos, democrática, clasista y para la lucha.
Lista Naranja Lila