miércoles, 25 diciembre 2024 - 05:24

El PJ bajo el comando de Massa. Un triunfo que no cambia su dinámica de crisis

Muchos editorialistas salieron a decir que al peronismo se le da por muerto, pero siempre logra resurgir. Es una visión unilateral e impresionista. La realidad es que la recuperación de votos que lo coloca primero y en el balotaje no soluciona su crisis estructural y lo que surge de un PJ conducido por Massa. Lejos de ser la justicia social, la independencia económica y la soberanía política viene una nueva configuración con un perfil de mayor entrega, sometimiento y ajuste exigido por el FMI.

Es cierto que hubo un crecimiento de votos para el PJ desde las PASO, sobre todo en el AMBA. Esa realidad se da sobre la base de una reacción contra Milei, además de las concesiones materiales que, aunque insuficientes, tuvieron su peso en medio de una situación económica insoportable. Lo cual, no está de más decirlo, es una política de giro desesperado, no una orientación permanente.

Con la nariz tapada, tragando el sapo ante el cuco

El actual candidato del PJ, conocido amigo de la embajada yanqui, no producía ningún entusiasmo, ni siquiera en sus filas. El desastre que se vive en el país tampoco les daba muchas esperanzas. En la gente y hasta en la militancia del PJ fue una sorpresa esta votación.

Es evidente entonces que la campaña desplegada y el peso del espanto ante un liberfacho como Milei hizo posible este “milagro” y que el ministro de economía y candidato presidencial pudiera ganar, en medio de la caída dramática en el nivel de vida de la clase trabajadora y los sectores populares.

Hubo una definición del voto teniendo más en cuenta la perspectiva futura que lo inmediato. Es decir, un voto más político que económico. Asentado en las reservas democráticas de millones que optaron por ponerle un freno al proyecto ultraderechista de Milei. Con la contradicción de beneficiar a Massa, que ajusta con el FMI y es aliado del gobierno de EEUU.

La votación al PJ en el país

La mayor performance general se debió al aumento en los votantes totales, al pasar del 69% de asistencia, con 24 millones en las PASO, al 77% con 27.1 millones ahora, sobre todo en el AMBA. Respecto de las PASO, el aumento de la votación del PJ fue del 6% en términos relativos y eso le sirvió para salir primero, logrando un total de 9.6 millones de votos.

Sin embargo, esta remontada está lejos del caudal de votos conseguidos por el PJ en la elección presidencial del 2019, escalando a 12.9 millones de votos. Esa pérdida de más de 3.3 millones de votos entre el 2019 y ahora es un síntoma de la situación de la coalición gobernante, su desgaste y crisis estructural. Lo que permite afirmar que no volverá a ser lo mismo.

Y en la provincia de Buenos Aires

En el distrito más poblado y que concentra el 37% del padrón nacional, la remontada respecto a las PASO fue mayor que en el resto del país. Tal envión le permitió al PJ recuperar 12 intendencias que estaban en manos de Juntos por el Cambio, coalición que ganó en 23 municipios menos que hace dos meses y es la gran derrotada de la elección, en crisis terminal. Además de derrotar a la fuerza de Milei en Bahía Blanca, que en las PASO había tenido al candidato más votado.

Pero, si bien la elección bonaerense es mejor que en el resto del país, también acá tuvo un fuerte retroceso en relación a la performance que había tenido en el 2019. De los 5.3 millones de votos que logró el PJ en 2019, bajó ahora a 4.3 millones de votos, lo que implica una pérdida de un millón de votos, casi un cuarto de sus votos en 4 años. Considerando esta situación, es notorio el problema que acarrea el PJ-Unión por la Patria con estos resultados en el corazón político del país y donde conserva su base social más histórica.

La necesidad de una izquierda con peso de masas

La realidad es que hay un desplome revertido parcial y circunstancialmente por una situación muy particular de causas que explican este triunfo como decíamos más arriba. A lo dicho se debe agregar un factor más: la ausencia de una alternativa de la izquierda revolucionaria con peso de masas.

El problema de por qué el FIT Unidad, si bien consolidó su espacio en un panorama complejo, no pudo capitalizar la crisis del PJ. Ello tiene que ver con varias limitaciones del frente que venimos señalando críticamente desde el MST. Que nos llevaron a ir a internas en las PASO para desarrollar la necesidad de un cambio, de un nuevo proyecto político para el Frente.

No obstante eso, el aumento en votos del FIT Unidad en el AMBA, esos mismos lugares en donde el PJ tuvo su mayor remontada, son un anticipo de esta dinámica, donde pesó más un voto político que económico. Es decir, en medio de una presión tremenda por el voto útil a Massa contra Milei, el FITU no solo mantiene sino que aumenta su caudal de votos en la categoría a presidente y más aún en la de diputados. Eso nos permite sumar un diputado nacional en la Provincia, cosa que no parecía lo más probable. Y que por el MST asumirá la banca rotativa Fernando Sacarelo, referente de Jubilados de Izquierda.

Incluso en la Ciudad de Buenos Aires, donde cambió la modalidad del voto con dos boletas separadas, y la cantidad de voto en blanco fue mayor al promedio en el país, mantuvimos nuestros votos y logramos conquistar una banca con Cele Fierro.

Massa encabeza un PJ derechizado

La elección confirma que la falta de una alternativa de la izquierda revolucionaria, con peso de masas, resulta un elemento de importancia determinante para consolidar una fuerza que termine de enterrar a un PJ que defrauda, ajusta con el FMI y el gobierno yanqui, sin sostener ni una de sus banderas históricas.

En este contexto, el cambio al interior de la coalición gobernante permite adelantar varios de los cambios estructurales que se vienen. Primero, el sector que ahora comanda el PJ tiene a un hombre de la embajada yanqui y de los sectores más conservadores del PJ y la burguesía. Segundo, la política que viene es la “unidad” con sectores reaccionarios de la UCR como Morales y de la diáspora de Juntos por el Cambio.

Tercero, el kirchnerismo ha retrocedido como proyecto. Cristina misma, por su defección en el último período ha perdido peso y Máximo también salió golpeado y relegado. Son los que impusieron al corrupto de Insaurralde como Jefe de Gabinete provincial. Kicillof que aparece como referencia, lo es en este marco de esta crisis y subordinado al proyecto Massa. Así el kirchnerismo sale eyectado del centro de las decisiones y pierde peso decisivo al interior del PJ. Llega a su fin el intento de mantener el barniz progresista que el PJ esgrimió en la etapa anterior.

El país que se viene y el Frente de Izquierda que hace falta

Si en noviembre ganase Milei, es claro que intentará poner a funcionar la motosierra de ajuste y recorte de derechos, a ritmo acelerado. Pero en la hipótesis de que ganara Massa, tendrá la tarea de seguir profundizando el ajuste del Fondo y llevar adelante las reformas estructurales que demanda el imperialismo.

Más allá de estar maquillados en sus ritmos y formas. Porque incluso en un escenario complicado, que los obligó a tomar medidas parciales, hacia los sectores populares, amenazó a docentes y estatales de terminar con los paros, de poner el “presentismo” para coartar la protesta y publicita la perspectiva de aumentar el aparato represivo, entre otras cosas.

Massa va a cumplir a raja tabla con las imposiciones del FMI contra la población. Va a intentar avanzar con la reforma laboral, de la mano de la burocracia sindical, para complacer a los capitalistas. Va a ajustar el “gasto” social en educación y salud pública; va a continuar con la desindustrialización y reprimarización de la economía en una clara orientación extractivista contaminante.

Por eso insistimos: más allá de quién salga presidente, seguro tendremos que enfrentar en las calles a cualquier gobierno. Porque, más allá de los matices, intentarán aplicar un ajuste contra nuestros intereses. Y en ese camino, fortalecer una alternativa revolucionaria de y para la clase trabajadora y el pueblo, que logre cambiar el paradigma de país para salir de esta espiral regresiva, haciendo que el ajuste lo paguen los de arriba.

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