Durante todo el fin de semana se rumoreó que, tras los aumentos que sufrieron los precios de los commodities debido a la guerra desatada entre Rusia y Ucrania, el gobierno del FdT iba a subir las retenciones a la harina y el aceite de soja. La información que traficaban los medios, era de un aumento de apenas un 2% en ambos productos para empardar las retenciones de los mismos con el porcentaje del 33% que se cobra al poroto de soja.
El rumor dejó de ser tal, cuando desde el gobierno se publicó un comunicado oficial que rezaba: “Habiendo recibido las correspondientes instrucciones del señor ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, está Subsecretaría de Mercados Agropecuarios pone en conocimiento del sector exportador de los productos agrícolas comprendidos en el régimen creado por la ley 21.453 que a partir de la fecha de la presente y hasta nuevo aviso el Registro de Declaraciones Juradas de Venta al Exterior que involucre la exportación de las siguientes posiciones arancelarias quedará suspendido a todos sus efectos”.
De este modo el inicio de la semana se dio con un sector patronal totalmente embroncado. La Cámara de la Industria Aceitera Argentina, por medio de su cuenta de Twitter, rechazaba la medida diciendo: “Es totalmente contrario al interés exportador de la Argentina. Además de ser ilegal, va a afectar el ingreso de divisas y el empleo en el cordón agroindustrial”. Posteriormente, los administradores políticos de este complejo burgués, Juntos Por el Cambio, amenazó y puso en duda el tratamiento en el Senado del nuevo acuerdo con el FMI si el gobierno avanzaba con la suba de retenciones. Y, como viene sucediendo, Alberto cedió ante la petición. El mismo lunes en medio de las comisiones que se daban en la cámara alta, Martín Guzmán anunció en nombre del gobierno que: “No hay ningún compromiso asumido en el contexto del programa con el Fondo sobre impuestos o retenciones”. De esta forma el gobierno buscó priorizar la aprobación del memorándum de entendimiento con el Fondo, para terminar de sellar la entrega. Una muestra más de cómo el gobierno le cede a todo el arco burgués, sea local como imperialista.
La magra suba de retenciones que se retrotrajo, garantiza la maximización de las ganancias de un sector que ya salió como ganador en la pandemia, debido a la actualización de los precios de algunos granos, y ahora vuelve a ubicarse como beneficiario de la situación bélica que ocurre en Europa del Este. Su posición monopólica y rectora del comercio exterior, como así también en el marcado interno, también admite una suba en los precios local, como viene sucediendo con el pan.
Más allá de que el gobierno en boca de Alberto Fernández haya anunciado que a partir del viernes comienza una “guerra contra la inflación”, la realidad sacude los bolsillos de los trabajadores. Hoy se conocerán los datos de la inflación de febrero que, según se estima, superará el 4%. Una noticia que detalla la destrucción del poder adquisitivo de los salarios. Mientras, el frente de los Fernández, no avanza siquiera en una medida timorata como este aumento en las retenciones.