El anuncio del ministro de Economía del nuevo dólar soja a $ 200, ante un selecto auditorio compuesto por los empresarios más importantes del agro negocio, con el objetivo de conseguir U$S 5.000 millones para las reservas durante este mes de setiembre omitió un “detalle” que este lunes se conoció al publicarse el decreto 526/2022. Por esta norma se endeuda al Tesoro en bonos en dólares por un valor equivalente $ 300.000 millones, para cubrir el descalce que se le produce al Banco Central entre el valor oficial de la divisa y este dólar especial. Por si fuera poco, los analistas anuncian un nuevo aumento de las tasas de interés, que ya arañan el 100% anual para rescatar los pesos que va a emitir el Banco Central. Más inflación, endeudamiento, tasas que enfrían la actividad económica, salarios e ingresos populares por el piso y una entrega tras otra, es el menú económico del gobierno para cumplir con el FMI.
En el artículo 14 del DNU que reglamenta la operación del dólar soja a $ 200 aparece una sorpresa que el ministro convenientemente calló: para cubrir el bache que se le produce al Banco Central entre el valor del dólar oficial de $ 140 y el nuevo dólar especial para la soja, el nuevo decreto autoriza al Tesoro a emitir bonos en dólares destinados a cubrir el desfase del Banco Central, a diez años de plazo y que pagarán intereses por un valor “igual a la tasa que devenguen las reservas internacionales” durante ese periodo, que se cancelarán semestralmente.
Si consideramos que la diferencia de $ 60 por dólar debe multiplicarse por los posibles U$S 5.000 millones que se acordaron liquidar, estamos hablando de una suma que estriba en $ 300.000 millones. Si dividimos esta cifra por el actual dólar oficial la cifra da U$S 2.142 millones. Esos son los altos costos de esta operación para comprar reservas.
Según el editorialista Esteban Lafuente del diario La Nación (1), los “datos oficiales de la Secretaría de Finanzas a fines de julio de este año, la deuda bruta total llegó a US$ 380.760 millones, unos US$ 35.747 millones más que un año atrás”. Una deuda compuesta por un 33% de instrumentos en pesos y un 67% en moneda extranjera, cuyo volumen se incrementó en los últimos 12 meses en moneda extranjera “en US$ 1676 millones, mientras que el conjunto de instrumentos en moneda local creció en US$ 34.071 millones”.
Para el economista independiente Héctor Giuliano al volumen de deuda pública total mencionado por Lafuente hay que sumarle otros U$S 13.000 millones del bono atado al crecimiento del PBI, que no es tomado en cuenta en el cálculo global.
Al mismo tiempo, para comprar los dólares traídos por los exportadores, una vez descontadas las reservas el Banco Central deberá emitir muchos miles de millones de pesos. Para neutralizar esta emisión de su efecto inflacionario y retirar esos pesos del mercado, el Banco Central deberá emitir nuevas Leliqs. Los analistas económicos descartan que para que estos nuevos títulos del BCRA sean atractivos se subirá de inmediato nuevamente las tasas de interés. En las ultimas emisiones de LECERS la llamada tasa efectiva anual llego al 98%, ahora se espera que superen largamente esas cifras. Guiliano comenta que se menciona un aumento de hasta 10 puntos en esas tasas.
Esto no solo sigue inflando la bomba de endeudamiento del Banco Central, que ya lleva emitidas alrededor de 7,5 billones de pesos y el crecimiento del pago de intereses que devengan estas cifras astronómicas, sino que encarecen el crédito local y llevan a un enfriamiento creciente (recesión) de la actividad económica.
La aparición de este dólar soja a $ 200 a desatado una ola de reclamos de otros sectores empresarios del campo y la industria que protestan contra la discrecionalidad de una medida de la cual no se ven beneficiados. Igualmente, como señala el economista Fernando Camusso, citado en el artículo de La Nación, “el problema de reservas no es de stock, aunque obviamente es una consecuencia. El problema es de flujos…”.
O sea que, para no volver a tener problemas con las reservas de octubre en adelante, el gobierno va a tener que ir postergando el vencimiento de este régimen. Una tendencia creciente para favorecer a los grandes exportadores: dólar especial para la minería, para la industria automotriz y del conocimiento, etc. Un desdoblamiento cambiario creciente que implica una paulatina devaluación de la moneda con el efecto directo sobre el ritmo inflacionario que esto significa.
En este sentido, para Jorge Vasconcelos de la Fundación Mediterránea, como Massa adelantó que se van a “esterilizar” los pesos que deba emitir el Banco Central, se “seguirán subiendo las tasas, seguirán inflando los pasivos remunerados del Central y recogiendo liquidez con tasas efectivas anuales del 100% o más”. Si el ajuste fiscal no es lo suficientemente grande “la devaluación quedará como la primera opción para licuar la creciente deuda del Central” (2).
En tanto, Massa viaja a Estados Unidos en busca de más préstamos en dólares e inversiones. O sea, de más deuda y entrega a las multinacionales de nuestros recursos. Se entrevistará con las autoridades del FMI y del Tesoro norteamericano buscando que le aprueben la revisión de setiembre y el desembolso de otros U$S 4.000 millones para cubrir los vencimientos el fraudulento crédito Stand By contraído por Macri. Lo hará también con los titulares del BID y el Banco Mundial para que le desembolsen créditos por varios cientos de millones de dólares. Seguirá intentando obtener de los buitres líneas de Repo e intentará firmar jugosos contratos para la extracción de fuentes energéticas, fundamentalmente del cada vez más cotizado litio.
El ministro defendido y sostenido por La Cámpora, elogiado recientemente por Máximo, está realizando en tiempo récord todo lo que el relato K denostaba. Nos está súper endeudando, cuando el orgullo de Cristina eran las políticas de “desendeudamiento”, le está dando enormes concesiones a los especuladores y oligarcas del agro negocio tan criticados hasta hace poco por Alberto y la jefa. Defiende un brutal ajuste para achicar el déficit fiscal –hasta hace poco la vice defendía el déficit- e intenta mantener el corset monetario exigido por el FMI–que para Cristina era innecesario porque no genera inflación-. De la promesa de “que los salarios le ganen a la inflación” ya no se habla, a lo sumo se prometen unos pesos de la enorme recaudación esperada para destinar a los sectores vulnerables, que el arrepentido de romper con el gobierno, el dirigente de Patria Grande, Juan Grabois, defiende como una gran conquista. Sobran las palabras.
En resumen, como señala Giuliano “esto es un endeudamiento para comprar reservas, una maniobra irracional, tomar deuda para acumular reservas internacionales como garantía de la deuda externa ¿Para qué sirve esa garantía? Para ir al mercado internacional de capitales y colocar más deuda mostrando que tenés más reservas en el Banco Central. El gran objetivo de Massa es dar un salto cualitativo volviendo la Argentina al mercado internacional de capitales. En estos dos años el país colocó deuda local, pero el compromiso con el Fondo Monetario era regularizar las cuentas públicas para que el país vuelva al mercado internacional de deuda”.
- Art. “El dólar soja incluye que el Tesoro emita deuda en dólares”, publicado en La Nación del 05/09/2022.
- Art. “Economistas advierten por el frente monetario”, publicado en la Ed. Impresa de La Nación del 05/09.