lunes, 23 diciembre 2024 - 20:11

¿El Che fue trotskista?. Entrevista al viceministro de Ernesto Guevara, Tirso Sáenz

Hemos recibido esta colaboración especial del escritor y periodista militante Lois Pérez Leira, que consideramos de un gran valor histórico. Más allá de polémicas políticas que hemos tenido con el “Che”, nuestra corriente siempre lo ha valorado como uno de los grandes de la revolución latinoamericana, tal como lo reflejamos en el trabajo Guevara, héroe y mártir de la revolución permanente escrito por Nahuel Moreno. En esta entrevista, el ex viceministro del Che refleja, desde su particular posición, interesantes aspectos de la evolución del pensamiento del Che sobre las posiciones del trotskismo. Periodismo de izquierda agradece a Pérez Leira el aporte recibido.

Equipo de redacción

Tirso W. Sáenz, es ingeniero químico, doctor en ciencias, ex viceministro de Industrias, ex vicepresidente Primero de la Academia de Ciencias de Cuba. Autor del libro El Che Ministro, Testimonio de un Colaborador. Sáenz compartió con Guevara una etapa muy importante de la revolución, la tarea de desarrollar la industria en Cuba. Por video conferencia pudimos entrevistar a este lúcido protagonista de la revolución en Cuba.  

Tirso W. Sáenz

-Durante muchas décadas el Che fue acusado de estalinista, maoísta y hasta de trotskista. ¿El Che fue trotskista?

-El Che fue acusado de trotskista y todavía aún hoy algunos insisten en catalogarlo de esa forma. También lo acusaban de maoísta, a pesar de negar insistentemente esas etiquetas ideológicas. Lo había impactado mucho, en sus visitas a los países socialistas, la recuperación de Corea del Norte.

-¿Cuál era su formación ideológica?

-La formación ideológica del Che fue conformándose gradualmente. En la Argentina, aunque con un fuerte y marcado interés de tipo social, no militó en ningún partido político. Aunque tuvo vínculos estrechos con la Federación Juvenil Comunista en la facultad. Sin militar simpatizaba con los comunistas argentinos.

En el recorrido que hiciera junto con su amigo Alberto Granado por diferentes países de América Latina, fue ganando conciencia de las grandes injusticias sociales a las que estaban sometidos los trabajadores, indígenas y las masas desposeídas de la región. Esto quedó muy bien plasmado en el filme Diario de una motocicleta

De iazquierda a derecha: El Che, Alejandro Roca y Angel Arcos Bergnes, Directores de la Rama Alimenticia y Mecánica Ligera respectivamente; Tirso Sáenz, Santiago Riera y Andrés´Yebra,, Viceministros de Desarrollo Técnico, de Econoí y de Industria Básica respectivamente

Según Alberto Granado, la principal referencia de Ernesto Guevara en 1950 era Stalin, debido a los libros que había leído y consideraba que en la Unión Soviética estaba la solución para sus preocupaciones e inquietudes sociales y políticas. Posteriormente en Guatemala con su primera esposa, Hilda Gadea, economista y activa militante marxista, así como con algunos militantes de izquierda y la lectura de algunos clásicos, fue alcanzando una formación elemental básica marxista.

Durante su estancia en Guatemala se mostró activo en apoyo del gobierno progresista de Jacobo Arbenz y presenció la acción imperialista de los Estados Unidos al derrotarlo mediante un golpe de Estado dirigido por la CIA que instauró una dictadura militar en el país. En este país estuvo a punto de afiliarse al Partido (Comunista).

Posteriormente, estando en México se unió al grupo de Fidel, vino con él en el yate Granma, fue combatiente ejemplar en la Sierra Maestra, ganó el grado de comandante y dirigió la batalla final de Santa Clara, que puso punto final a la dictadura de Fulgencio Batista y marcó el inicio de la Revolución Cubana el 1º de enero de 1959. Dentro de ella, el Che ocupó cargos de altas responsabilidades en el gobierno, como presidente del Banco Nacional y ministro de Industrias.

-¿Cómo era el movimiento trotskista en Cuba?

-El pequeño movimiento trotskista que existía en Cuba desde 1920, vinculado principalmente a las actividades sindicales, tuvo una participación discreta en el apoyo al Movimiento 26 de Julio encabezado por Fidel. Uno de sus dirigentes, Pablo Díaz, fue uno de los expedicionarios en el yate Granma. Después del triunfo de la Revolución, el partido trotskista existente se reorganizó creando el Partido Obrero Revolucionario Trotskista (POR-T), dentro de un sector del movimiento trotskista internacional llamado posadismo, grupo más propagandista que organizativo y de ideas algo esotéricas.

-¿Aparte del Movimiento 26 de Julio, quiénes participaron contra la dictadura de Batista?

-En la lucha contra Batista habían participado varias organizaciones: el Directorio Revolucionario 13 de marzo, el Partido Socialista Popular (PSP), el POR-T y el Segundo Frente del Escambray, cuya posición política era muy controvertida y oportunista. Casi no combatieron y no apoyaron al Che en los combates en Santa Clara.

-¿Qué paso después de la Revolución?

 Al triunfo de la Revolución se hizo evidente la necesidad de unir criterios y esfuerzos no necesariamente coincidentes entre los distintos grupos para consolidar el avance de la misma. Este proceso no fue fácil; requirió de inteligencia política y verdadero espíritu solidario revolucionario. Un primer acuerdo de estos desde el mismo inicio del proceso fue el reconocimiento de Fidel Castro como líder de la Revolución, lo que era respaldado por la inmensa mayoría del pueblo.

Este complejo esfuerzo unitario fue realizándose gradualmente, armonizando criterios, combatiendo tendencias sectarias y trazando rumbos. Un primer paso fueron las Organizaciones Revolucionarias Integradas, posteriormente el Partido Unido de la Revolución Cubana y finalmente el Partido Comunista de Cuba.

¿Cuál fue la posición de los trotskistas frente la revolución?

El POR-T, aunque en un inicio mantuvo una posición favorable a la Revolución, no se integró a este esfuerzo unitario, manteniéndose separado e independiente de las estructuras políticas que fueron engranándose y sosteniendo abiertas y continuadas críticas contra muchas de las medidas tomadas por la dirección del gobierno. Por ejemplo, en mayo de 1960, un artículo en Voz Proletaria establecía la oposición de los trotskistas a la creación de un partido único que unificara al M26J, al Directorio Revolucionario y al PSP. Cuando se crearon las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) en julio de 1961, los trotskistas no pidieron unirse a ellas debido a que no eran un partido político en el que pudieran diseminar sus ideas o iniciar una discusión de su programa, sino un aparato de gobierno que operaba a la manera estalinista. Mostraban un rechazo absoluto a integrar filas junto con el PSP (comunista). Ratificaron su rechazo a la creación de las ORI.

-¿Por qué dificultades atravesó la Revolución?

Desde sus inicios, la Revolución sufrió los ataques imperialistas del gobierno de los Estados Unidos: el bloqueo comercial, político y financiero; los ataques militares directos como en Playa Girón; el estímulo a la fuga de cerebros; el apoyo a movimientos subversivos internos, al sabotaje y al diversionismo ideológico. Todo esto traía serias dificultades de todo tipo y sufrimientos a la población. Por otra parte, era necesario transformar al país: la reforma agraria, la campaña de alfabetización y la atención al desarrollo de la educación y la salud; así como el impulso a la industrialización, entre otras importantes tareas. La unidad era factor esencial e indispensable para el enfrentamiento a las agresiones externas y para garantizar el avance económico, político y social de la Nación.

-¿Cuándo empiezan las disputas con los posadistas?

-La posición del POR-T y sus campañas no podían aceptarse. En 1961 los trotskistas comenzaron a ser vigilados permanentemente, sus publicaciones fueron censuradas y a veces confiscadas. El Che los criticó fuertemente en la televisión nacional por un artículo aparecido en una de sus publicaciones que criticaba con el calificativo de burocrático a los consejos técnicos asesores creados en el Ministerio de Industrias para aumentar la participación de los trabajadores en la dirección de las fábricas.

Sin embargo, el Che afirmó públicamente que había sido un error romper las planchas de impresión del libro La Revolución Permanente de Trotsky en la imprenta de Voz Proletaria; pero también denunció que el POR-T acusaba al gobierno revolucionario de pequeño burgués y que llamaba al proletariado a ejercer presión sobre el gobierno, e incluso a llevar a cabo otra revolución en la que el proletariado realmente llegaría al poder.

-¿Qué actitud tomaron los posadistas durante la invasión a Playa Girón?

 -Cuando la invasión de Playa Girón en abril de 1961, un grupo de militantes trotskistas había estado incitando al pueblo de Guantánamo a invadir la base naval norteamericana, lo que hubiera complicado aún más la situación muy delicada y compleja del país. El Che declaró que los trotskistas habían actuado objetivamente como provocadores por este acto.  Dirigentes y miembros fueron detenidos.

-¿Cómo reaccionó el Che?

-El Che respetaba a las personas que luchaban honestamente por sus principios, aunque éstos estuviesen completamente errados. Además, por otra parte, trataba de ganar para la Revolución a personas con una buena calificación técnica o administrativa, que aunque no tuviesen antecedentes revolucionarios o no compartiesen plenamente las ideas de la Revolución, mostrasen ser honestos. Para poner ejemplos, mi caso personal: ingeniero químico, formado en los Estados Unidos, con experiencia profesional, que había pensado abandonar el país, pero desistió de esta idea. A pesar de esto, me dio responsabilidades técnicas y de dirección hasta llegar a ser nombrado viceministro en el Ministerio de Industrias. Eso sucedió con otras personas que trabajaron en el propio Ministerio. Con algunos resultó, con otros no; pero todos pudieron ejercer sus funciones sin presiones de ningún tipo.

– ¿El Che actuaba sin prejuicios ideológicos?

-A pesar de sus críticas al trotskismo cubano y siguiendo este criterio, en 1963, nombró al ingeniero Roberto Acosta Echevarría al frente de la Dirección de Normas, Metrología y Control de la Calidad (DNMCC) en el Ministerio de Industrias. Acosta, en 1933 se había adherido al Partido Bolchevique Leninista de filiación trotskista, en la lucha contra la dictadura de Machado; durante la lucha contra la dictadura de Batista, apoyó activamente la red de acción y sabotaje del Movimiento 26 de Julio; participó en la organización de la industria eléctrica al triunfo de la Revolución. Él era el presidente del POR-T. Sin abandonar sus convicciones trotskistas, desempeñó eficazmente su trabajo de dirección.

¿Cuál fue su vínculo con Roberto Acosta?

 -Cuando yo asumí el Viceministerio de Desarrollo Técnico, al que estaba subordinada la DNMCC, el Che no me informó de la filiación política de Acosta, posiblemente para evitar cualquier predisposición de mi parte. Durante todo el tiempo que trabajamos juntos, nunca lo supe.

Un día el Che me llamó para decirme que en esa Dirección había un pequeño grupo trotskista que estaba haciendo labor de zapa contra la Revolución – sin mencionar a Acosta-. Yo debería convocarlos e informarles que, si continuaban realizando esas actividades, se tomarían serias medidas contra ellos. Así hice, con Acosta sentado a mi lado. Nadie dijo nada.  Evidentemente pararon de actuar.

-¿Después que pasó?

 -En los inicios de 1965 un grupo de trotskistas fueron detenidos, entre ellos Acosta. En abril, antes de la salida del Che para el Congo. El Che los visitó en la prisión y les prometió que serían liberados con el compromiso de que, sin abandonar sus convicciones, pondrían fin a sus actividades políticas independientes y a sus publicaciones. Fueron liberados poco tiempo después. Tengo noticias de que él les dijo que tenían razón, debían continuar la lucha para alcanzar sus objetivos y que, en algún momento en el futuro, las publicaciones trotskistas serían legales. Guevara le dijo: “Acosta, las ideas no se matan a palos”.

¿Cómo explicar este cambio de posición?   

-En primer lugar, creo que el Che quedó muy desilusionado con la actitud de los soviéticos con la Crisis de los Misiles en 1962, cuando Khruschov retiró los cohetes nucleares de Cuba sin consultar ni avisar al gobierno cubano. En una reunión con los viceministros él se refirió duramente a esto calificándolo de traición.

En 1963 comenzó el llamado Gran Debate, en el que el Che defendió sus criterios, sobre el uso del Sistema Presupuestario de Financiamiento para la dirección de la economía que contradecía profundamente los criterios del Sistema de Autogestión Financiera preconizado dogmáticamente por la Unión Soviética. En este debate participaron importantes figuras tanto cubanas como extranjeras. Para ello, el Che había profundizado mucho en sus estudios y seguramente debe haber leído entre otros literatura trotskista, entre ellos, la trilogía biográfica de Trotsky por Isaac Deutscher y conversado con interlocutores marxistas, entre ellos Ernest Mandel, economista belga y una de las figuras más importantes del movimiento trotskista internacional. En visitas a la URSS, discutió sus ideas con dirigentes e intelectuales de ese país. Por ese motivo fue acusado de trotskista.

 –¿Terminó influenciado por las ideas trotskistas?

 -El Che no era trotskista. Él mismo lo afirmó varias veces. Recuerdo muy bien como en una de sus reuniones bimensuales con los dirigentes del Ministerio y sus empresas en 1964 expresó que las cuestiones fundamentales en que Trotsky se basaba, así como su actuación posterior estaban equivocadas y que los trotskistas no aportaron nada al movimiento revolucionario en ninguna parte; que en el pensamiento de Trotsky había cuestiones que era necesario estudiar. Recuerdo que en varias oportunidades le oí decir que habría que estudiar a Marx, a Lenin, a Trotsky y a Mao, recoger sus ideas más importantes para elaborar, dentro de una concepción marxista, estrategias y acciones enfocadas hacia el subdesarrollo y en particular a la América Latina.

 –¿El Che avaló la persecución de los trotskistas?

 -Por ese motivo, a pesar de sus discrepancias con el trotskismo, no estaba de acuerdo con la represión, la consideraba exagerada. En otra reunión el Che dijo que las opiniones que se destruyen a palos nos llevan ventajas, que había que dar paso al desarrollo libre de la inteligencia. La discusión abierta de ideas y proyectos para alcanzar las mejores soluciones era parte esencial de sus métodos de trabajo en el Ministerio de Industria, como subrayé en mi libro sobre él.

Sin embargo, puede afirmarse que el pensamiento político del Che evolucionó rápidamente desde los inicios de la Revolución hasta su lucha guerrillera en Bolivia. En ese proceso, en relación al trotskismo, el pasó de denunciarlos como agentes del imperialismo en 1961, hasta rescatarlos de la cárcel, incluyendo a Roberto Acosta, en 1965.

El Che tenía un espíritu antidogmático y abierto. Él era un marxista heterodoxo, antiburocrático, internacionalista y de pensamiento abierto, por lo que muchas veces El Che, como diría nuestro compañero, historiador y diplomático José Tabares del Real, “El Che no era trotskista, ni maoísta, ni titoísta. El Che era el Che”.

Entrevista: Lois Pérez Leira

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