Surge desde un colectivo docente de Avellaneda de la modalidad de Especial un reclamo genuino por lo que elaboran una carta abierta y llaman a sumarse a la campaña para difundirlo a través de la firma de un formulario.
Desde Alternativa Docente nos solidarizamos difundiendo estas herramientas, porque es una lucha justa. Compartimos la denuncia y la necesidad de denunciar reformas que afectan profundamente el funcionamiento de nuestros espacios educativos, diseños curriculares, infraestructura, derechos laborales, acuerdos institucionales, y que a la vez acarrean conflictos con la organización familiar de los estudiantes quienes deben ser los primeros a tener en cuenta. Por otro lado estas modificaciones las toman personas detrás de un sillón y no la comunidad educativa de conjunto, docentes, familias estudiantes, en fin los que a diario habitamos las aulas. Aquí nosotres aportamos la salida ante esta política “bajada desde arriba”, para que seamos la comunidad educativa quienes discutamos qué escuela qué educación necesitamos en un Congreso Nacional Pedagógico.
Es evidente que hay que discutir en que situación estamos y que cambios hay que hacer en la modalidad y en toda la educación, por eso compartimos ese aspecto con las compañeras. Y a la vez insistimos en la necesidad de un debate profundo sobre las implicancias de este paradigma y las modificaciones, estrategias, recursos y presupuesto necesarios para atender el aprendizaje de las niñeces.
A continuación compartimos la carta difundida por el colectivo docente “maestros y maestras de educación especial”:
Carta abierta: En defensa de la educación especial
Somos docentes de educación especial, “responsables de garantizar el ejercicio pleno del derecho social a la educación de niñas, niños y jóvenes en situación de discapacidad” y como afirma el director de la rama, el sr. Urquiza, “sostenemos la centralidad de la enseñanza y la igualdad como punto de partida”. Así lo hacemos desde hace 70 años y a pesar de los cambios y modificaciones que a lo largo del tiempo nos han atravesado. Es nuestro fervor y nuestra vocación posicionarnos políticamente para defender nuestro rol, pero por, sobre todo, defender el derecho de nuestros estudiantes a recibir una educación de calidad. una educación, que tan rotundamente nuestros directivos e inspectores abogan por sostener e impulsar.
Sin embargo, en la práctica cotidiana los cambios que se anuncian por lo bajo y llegan a destiempo, casi como una burla para nuestros estudiantes y sus familias, no respetan las propuestas planificadas, no contemplan la diversidad de niños, niñas y adolescentes, desvalorizando el acompañamiento humano e imprescindible que cada uno de nosotros, los maestros, hemos construido con mucho esfuerzo y paciencia, pero sobre todo con la enorme convicción de garantizar que en cada una de las escuelas de nivel donde hasta la fecha nos hemos desempeñado, se cumplan con las propuestas pedagógicas acordadas.
Los cambios planteados apelan a una nueva reorganización de las escuelas del distrito, en este caso, avellaneda, modificando el esquema geográfico en el cual cada uno de nosotros hemos sido asignados desde hace años. Lo que significa que a poco menos de 4 meses de finalizar el ciclo lectivo 2024 (un despropósito que no solo trae consecuencias pedagógicas, sino y sobre todo, son un agravio a los vínculos forjados con nuestros estudiantes) debemos presentarnos repentinamente en otras escuelas, comenzando de cero, para acompañar trayectorias que ya habían sido previstas y organizadas con otros y otras maestras de inclusión en el mes de marzo.
Sí de aspectos geográficos se trata, nos preguntamos por qué ahora. ¿no será posible plantearlo y acordarlo de forma conjunta para el próximo ciclo lectivo?
Otro punto y el de mayor relevancia tiene que ver con la desaparición de las caracterizaciones de las escuelas de educación especial. Si se pretende la homogeneización de los niños, niñas y jóvenes con discapacidad, primero, ¿no sería oportuno entonces invertir en infraestructura para que cada edificio cuente con los espacios necesarios para atender la diversidad? Porque les guste o no les guste, la diversidad existe, y la inclusión no puede obviar las necesidades reales de cada estudiante. pues para ellos trabajamos y para ellos pensamos las configuraciones necesarias a fin de garantizar “el ejercicio pleno del derecho social a la educación” y segundo, ¿no sería conveniente la creación de cargos para que cada escuela cuente con los profesionales idóneos que garanticen la igualdad de oportunidades? Porque no podemos negar los enfoques particulares y las singularidades de los estudiantes, sus necesidades educativas reales, sus propias posibilidades y sus estilos de aprendizaje. No contemplar estas singularidades es vedar el derecho a una verdadera y legitima inclusión.
Cada docente se ha formado y se ha capacitado a lo largo de toda su trayectoria profesional en la especialización elegida. Pretender ahora que podemos repensar nuestras practicas sin la formación necesaria, es discriminar y marginar a quienes tienen el derecho irrenunciable de recibir una educación responsable y comprometida.
A caso podrán acusarnos de patologizar y llevar adelante practicas normalizadoras y capacitistas, pero queremos recordarles que justamente es eso lo que queremos evitar, la normalización y la homogenización. Somos, todos y cada uno de nosotros con o sin discapacidad, diferentes y tenemos modos distintos de aprender y de acceder al conocimiento y deseamos seguir apostando a una verdadera inclusión. una inclusión que acepte la diferencia, que promueva el respeto y la empatía.
También somos conscientes de que una simple carta no tiene la fuerza necesaria para cambiar las decisiones, que de forma arbitraria y en nombre de toda una modalidad, se han tomado. Ojalá algún día, las decisiones están en manos de quienes a diario habitamos las aulas, y no de aquellos que se esconden detrás de cómodos escritorios.
No esperamos respuestas contundentes, pero si apelamos al sentido común y a oídos comprometidos que escuchen la fuerza de nuestro reclamo y pueda en pos de la educación y su defensa, extender nuestras palabras a quienes estén dispuestos a ser efectivas las premisas de igualdad e inclusión.