lunes, 18 noviembre 2024 - 11:13

Educación bonaerense. Reformas cosméticas o necesidades reales

Por estos días, el gobierno bonaerense dio a conocer una nueva reforma educativa para el nivel secundario, a aplicarse desde el año que viene. Dicha reforma consiste, entre otras cosas anunciadas, en eliminar la repitencia por año y solo conservar la repitencia por materia no aprobada. A simple vista puede parecer una medida con la intencionalidad de revertir la repitencia y posterior abandono de la escuela en ese nivel. ¿Sirve? ¿Con quienes han discutido esta medida? ¿Cuáles son los verdaderos problemas?

Reformas que no resuelven

El gobierno de la provincia de Buenos Aires anunció una serie de reformas para la Escuela Secundaria, reformas que ya se había anunciado durante el año pasado y que, en algún momento, fueron eje de una especie de “consulta” a través de los gremios. Pero lo cierto es que, como siempre, no surgen de diagnósticos de la comunidad educativa y son decididas a espaldas de docentes, estudiantes, auxiliares y familias, que somos quienes habitamos las escuelas. Las consultas no tuvieron ni devolución y rápidamente avanzaron con la propuesta.

Se anunció que se puede pasar de año, hasta con cuatro materias pendientes. Las y los estudiantes no deben recursar las materias que ya aprobaron y, en el caso de que se hayan llevado más de cuatro materias de un año al siguiente, habrá más espacios de acompañamiento para aquellos estudiantes que deben esas materias.

Pero lo que no aclaran es cómo sería este acompañamiento, ¿se contratarán nuevos docentes para ello? De no ser así, llevaría a un nuevo aumento de la explotación docente, similar a lo ocurrido con la 5ta hora agregada en la escuela primaria.

Se anunció también que se evaluarán las materias cuatrimestralmente, debiendo obtener obligatoriamente una nota de 7 en cada cuatrimestre para aprobar la materia, y se llamará a concurso para nombrar directivos titulares (cosa que no se hace desde el 2012).

Por otra parte, anunciaron una modificación del diseño curricular y de los contenidos de las materias, sin especificar cuáles serán esos cambios. También anunciaron la construcción de escuelas. Seguramente estas reformas intentan encaminar un problema que se da en el nivel medio, sobre la deserción escolar, donde de cada 10 pibes, solo 3 logran la acreditación y una porción menor la terminalidad. Y “aprender” es otro nivel, claro. Pero quizá es necesario indagar más acerca de qué genera esta situación o qué se busca.

Repetir, ¿fracasar?

Sobre la repitencia, en el régimen académico actual, se establece que con más de dos materias previas, se debe recursar nuevamente todas las materias, es decir, todo el año. Esta presunta medida inclusiva, además de ser inconsulta con la docencia, esconde detrás de una medida que pone el foco en la evaluación y la acreditación, y pareciera quitar todo peso al proceso.

Así mismo le asigna un valor negativo a la repitencia. Una necesidad de éxito escolar asociado a no repetir. Como si además, acreditar saberes en un momento particular, no estuviera asociado a un momento y a un año en particular.

Si el problema es repetir “el año” y no “la materia”, podría hasta pensarse en un formato no graduado. Exitoso en otros lugares. Donde la acreditación está asociada a la maduración y evolución de saberes, según cada estudiante. Pero una Secundaria pensada en años, grados, estadios, es difícil de pensarla disociada de la acreditación de ese año.

El problema más importante es que esta reforma surge por fuera de las necesidades y diagnósticos de la docencia y la comunidad educativa, siendo reformas no construidas con todos. Ni pensadas por todos.

Desde Alternativa Docente venimos planteando la necesidad de discutir la integralidad de los problemas de la escuela pública. Y que eso solo puede hacerse en un Congreso Pedagógico Nacional para discutir allí todo. Los contenidos, criterios y mecanismos de evaluación, formatos escolares e institucionales, como así también un mayor presupuesto educativo y salarios. Uno de los grandes problemas en la educación pública.

Es necesario discutir todo. Presupuesto sobre todo

Los problemas que de arrastre tenemos, con el desfinanciamiento de la educación pública que se observa con la infraestructura, los nombramientos de cargos que nunca llegan, el salario docente en línea con la pobreza, son parte concreta de los problemas que impactan en la deserción escolar.

En línea con la medida de extender la jornada simple de Primaria a una 5ta hora, porque se considera que mientras les estudiantes están más tiempo en la escuela, aprenderían más; las llamadas políticas inclusivas tienen por finalidad depositar en las escuelas la contención de la desigualdad social que el sistema genera.

Esto desplaza el eje pedagógico que, con tanta insistencia plantean los documentos que genera la DGCyE (Dirección de Escuelas). Y por supuesto, la escuela debe contener lo que no se “contiene” en otros lugares. Con los pocos recursos que tiene la educación pública.

Escuelas sin calefacción o con estufas que se rompen, escuelas que deben suspender sus clases por el calor en verano o la falta de agua, docentes súper explotados y explotadas porque los salarios no alcanzan para cubrir las necesidades, y una ausencia notoria de materiales y recursos actualizados para favorecer los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Soluciones reales y no anuncios cosméticos

La única solución real para garantizar una educación de calidad es un plan urgente de infraestructura para la construcción y reparación de todas las escuelas, la creación de cargos para cubrir todas las necesidades institucionales, y garantizar que un o una docente trabaje en un cargo y escuela con un salario que alcance a cubrir la canasta familiar, capacitación en servicio para adaptarse a todos los cambios que vive la sociedad y el mundo del trabajo.

Y un formato democrático para que toda la comunidad educativa opine, el que para nosotros es un Congreso Pedagógico Nacional y provincial, como lo más democrático e inclusivo. Para decidir entre todos y todas cómo se debe organizar la escuela secundaria, qué contenidos se deben enseñar en las escuelas y de qué forma se deben evaluar. Donde propondremos nuestro proyecto de evaluación social de las políticas educativas, desde la docencia y la comunidad.

Cualquier otra reforma cosmética será una más de las tantas iniciativas, que solo devalúan la calidad educativa en nombre de una supuesta inclusión. Un nuevo “como sí”, donde hacemos “como sí” los y las pibas aprenden más, pero en las mismas condiciones deplorables. La docencia es consciente que el ajuste a nivel nacional avanza en educación con la motosierra que tanto le gusta a Milei, y al ritmo de la necesidad privatizadora que muchos levantan.

Pero esta serie de reformas parecen más una nueva maniobra de Kicillof para postularse como la figura que aglutine y ordene al PJ, y ser su candidato presidencial para 2027, haciéndose el “progre”, mientras en educación, la Provincia tiene cada vez menos recursos. Siendo también responsable del ajuste en curso, con bajos salarios y un presupuesto que ha quedado desactualizado ante la inflación.

No hay solución para la educación si no se modifican las condiciones materiales de enseñanza y aprendizaje. Plata hay: la tienen los exportadores, terratenientes y grandes conglomerados empresarios de la provincia y extranjeros, así como en los multimillonarios subsidios que destinan tanto, Kicillof como Milei, a los colegios privados. Necesitamos un impuesto educativo de emergencia para garantizar escuelas bien equipadas y docentes con salarios dignos. ¡Plata hay! No para el FMI y los bonistas buitres de la estafa de la deuda provincial. Debe ser para educación y nuestros pibes.

Alternativa Docente

en SUTEBA Multicolor

ANCLA, MST en el FIT Unidad

Noticias Relacionadas