Los números son claros, con una inflación récord y un aumento aceleradísimo de la tasa de pobreza, el especialista en crecimiento con o sin dinero demostró en pocos meses de gobierno que no está en su agenda la recomposición de los ingresos de los trabajadores, sectores medios y populares. La casta de siempre, aunque dividida por la magnitud del ajuste, sigue sacando tajada.
La lupa en su programa
Podemos poner el foco en cuatro de los pilares del proyecto económico que deja traslucir el gobierno, el economista Fernando Marull los menciona como eje fiscal, monetario, precios relativos y reservas.
El proyecto de la motosierra encierra una serie de contradicciones. ¿Cómo se desarrollarán estas en los próximos meses?
En primer lugar la “normalización” en precios relativos que está llevando adelante el gobierno con la liberalización de los precios, dejando que muchos productos nacionales coticen a valor de venta al extranjero, ejemplo que se da en la suba de la nafa, traslada consigo una galopante inflación.
Los salarios, no acompañan la subida de los precios, de hecho vienen de ser muy golpeados por la inflación del año anterior. Entonces tienen una sumatoria de pérdida del poder adquisitivo. Esto se traduce en la búsqueda de productos sustitutos (los liberales en diciembre elogiaban la Cunnington por el aumento en la Coca-Cola) pero tiene una limitación clara, los márgenes del bolsillo terminan posponiendo gastos. Esto no solo afecta al consumo, sino que también a la propia recaudación, el gobierno está realizando un ajuste fiscal enorme para construir un superávit, pero ese rumbo se va a encontrar en la encrucijada con la pérdida de recaudación, tanto en IVA por el efecto que causa el ajustazo en el consumo, como así también en impuestos varios que la gente puede ir posponiendo su pagar.
Por otro lado, si bien eliminaron algunos tipos de dólar, no se ha logrado la unificación del tipo de cambio y sigue existiendo una brecha monetaria que no pega saltos por los bonos que emite el gobierno -algunos de ellos en dólares- para evitar que existan sectores que se vuelquen al dólar y esto genere una corrida. Sin embargo, para completar su plan deben, tarde o temprano, hacer una nueva devaluación como la realizada en diciembre. De ocurrir esto, también afecta al conjunto de precios relativos y vuelve la espiral de inflación.
En cuanto a reservas, existe una falsa sensación de acumulación. La realidad es que dicha acumulación no solo se construye con el ajustazo; sino que también con bonos y endeudamiento.
¿Puede funcionar su programa?
El debate está semana se encuentra atravesado por esta incógnita, la sostenibilidad de las medidas económicas son cuestionada desde una dimensión política, pero también económica.
Por ahora no solo no frenó la inflación, ni desarmó las leliqs; sino que aumentó la pobreza y redujo la actividad económica. Y si bien la inflación puede desacelerarse, eso se explica por el ajustazo que nos metieron de golpe, y sin acompañamiento de políticas de ingreso termina siendo un método de transferencia de recursos de los que menos tienen hacia los sectores concentrados.
El efecto rebote que puede gestarse es simplemente el rebote contra el fondo del pozo, no llevaría si quiera a que tengamos niveles de vida como los posteriores a su asunción. Porque en economía los números pueden ser rey, pero la situación social es soberana. Que los poderosos se pregunten sobre la sostenibilidad del plan económico de Milei tiene que ver con que la inestabilidad política que se puede generar por la falta acuerdo con los distintos sectores políticos, se le suma al descenso en niveles de popularidad como marcan distintas encuestas en el populoso cordón del conurbano y además, que la propia implementación del programa económico juega al borde.
Van por todo, nosotros también
Milei ha expresado ya varias veces su inflexibilidad, que no está dispuesto a negociar ni con laburantes ni tampoco con sectores más moderados de la derecha. El mundo está observando el laboratorio de Argentina, si la motosierra derrota al pueblo se va a configurar como un modelo de “modernizacion” del Estado capitalista.
No la tienen fácil, la organización popular que se hizo escuchar a pocos días de su asunción sigue llenando las calles, enfrentando al protocolo, denunciando al DNU y viene de tirar la ley ómnibus.
Categóricamente decimos: así no va más. El hambre no espera, el saldo negativo de la SUBE no es infinito y alquilar se está tornando un lujo. La lucha callejera demostró ser clave, como también articular entre los sectores en lucha, exigir a las centrales sindicales paro y plan de lucha y accionar con jornadas de lucha. No confiar en ninguna rosca, ni del Congreso ni de los gobernadores. Y no solo podemos enfrentar este plan de ajuste, le podemos ganar.
Ahora si, también hay que reflexionar sobre qué es lo que queremos construir. Desde el MST hemos planteado que el FIT-Unidad tiene que superarse y convocar. Hay que construir junto con todos los sectores en lucha un espacio que pueda ser un polo de atracción para todo aquel descontento con sectores de la política tradicional como el PJ y los K. Para así también no solo dar la lucha defensiva por nuestros derechos, sino que además la lucha política y de fondo por el país que queremos.
Santiago Ledesma