Las elecciones del 22/10 se dieron luego de una semana caracterizada por la histeria de los mercados, las presiones alcistas de los dólares blues y financieros, el desabastecimiento y falta de precios marco en las mercaderías. El resultado, impensado para muchos, sin dudas tuvo su impacto inmediato en los aspectos financieros y especulativos. Sin embargo los problemas económicos estructurales persisten y persistirán más allá del balotaje. ¿Qué debemos esperar los trabajadores de la economía?
Los actores económicos estuvieron agitando las aguas para cubrir sus intereses frente a la incertidumbre preelectoral. El aumento del blue y los financieros, aún con las cuevas cerradas, ejercían su presión alcista sobre el oficial, con un Banco Central sin poder de fuego para detener la corrida. Grandes comerciantes e industriales remarcando a límites insostenibles sus productos motorizaban el ascenso inflacionario, que parecía no tener techo. Finalmente también había desabastecimiento en supermercados, falta de cotización y entrega en corralones. Nadie quería entregar presupuestos con más de un día de vigencia, hasta cerraron las ferreterías de los barrios. Del otro lado las empresas y gente que tenían, sacaban la plata de los plazos fijos para abastecerse, ya que comprar dólares era prácticamente imposible. Otros compraban lo que podían con la poca plata que juntaban, y la mayoría ni siquiera podían comprar nada.
Sin duda una parte importante de esta situación de zozobra tuvo que ver con el pronóstico de las consultoras de que ganaba Milei, incluso en primera vuelta, y la posibilidad de la dolarización prometida por él, imaginando un dólar el lunes a 1.500, 2.000 o más aún. El sorpresivo resultado de un Massa ganador y por más de 6% trajo resultados más contradictorios en el panorama económico y financiero del temido lunes. El blue no se disparó, incluso bajó, pero las acciones de empresas cayeron, los dólares financieros y a futuro se mantuvieron altos o subieron. Es que a pesar del resultado favorable para el oficialismo, todos los actores de la economía saben que ésta tiene problemas estructurales gravísimos que no se corregirán por un buen resultado.
Rebobinando un poco
Si nos abstraemos de la locura de los previos 10-15 días al 22/10 y tratamos de ver cómo estaba nuestra economía, podremos encontrar las causas de lo que está pasado ahora y más importante, tratar de prever lo que se viene.
Recordemos que Massa y los suyos habían firmado el acuerdo con el FMI donde se comprometían a pagar puntualmente la fraudulenta deuda contraída por Macri, eso exigía un ajuste severo que, lógicamente querían hacer caer sobre las espaldas del pueblo. Sin embargo a la vuelta de la esquina estaban las PASO de agosto y entonces Massa optó por una de cal y una de arena: al día siguiente del 13/8 devaluó un 20% el peso y todos nos volvimos más pobres, la inflación subió un escalón más y todos ya proyectaban más de un 127% anual (hoy ya se proyecta 140-180%, quién sabe) y todos nosotros, otra vez, nos volvimos más pobres. La bronca aumentó y el ministro candidato decidió dar bonos a trabajadores, a jubilados, bajar impuestos a las empresas, pero nada alcanzaba aún. Fue más allá, prácticamente eliminó el impuesto a las «ganancias» de los trabajadores, sacó el IVA en las compras con débito, y otra serie de medidas destinadas a que la gente tuviera plata en el bolsillo y generar la sensación de que estábamos un poco mejor. Esto encendió las luces rojas de todos los economistas ortodoxos y no tanto, todos coincidieron que largar al mercado tamaña cantidad de pesos en un marco de inflación tan alta, era echar leña al fuego y nos ponía a la puerta de la hiperinflación.
Resumiendo, previo a estas elecciones ya teníamos un acuerdo con el FMI que exigía un ajuste, y una inflación que se espiralaba al riesgo de una hiper. Mientras que de fondo no se había arreglado nada, seguíamos sin dólares en el Central, sin inversión productiva, la pobreza (producto de la devaluación y la inflación) había superado el 40% general y más del 60% en niños y sin luz visible al final del túnel, como diría Macri.
El panorama abierto el 22
La burguesía y el imperialismo tenían la esperanza que al balotaje entrara JxC, sector en el que confiaba que aplicaría una política económica que vienen reclamando desde hace años y que podemos resumir en ajuste rápido tipo shock, con gobernabilidad y apoyo político sólido para aplicarlo y un plan de consenso o acuerdo social con sectores de la burocracia sindical para contener un probable estallido social.
Nada de esto sucedió el domingo, ninguna de las dos variables son confiables para ellos. En la dolarización de Milei nadie de los grandes cree, no sólo porque no hay dólares en el BCRA para llevarla adelante por nuestros propios medios, sino porque tampoco hay quien quiera prestar semejante cantidad al país (se necesitarían más de 50 o 60 mil millones de dólares), tampoco ven la posibilidad de éxito de un plan tipo Bonex para endeudarse a futuro y así poder dolarizar. Tampoco ven que Milei tenga fuerza política para asegurar la gobernabilidad si quiere imponer sus medidas anunciadas. En definitiva el imperialismo (ya lo hizo saber muchas veces a través de sus medios de comunicación) y las grandes corporaciones ven que Milei no podría llevar adelante un ajuste de semejante envergadura.
Por otra parte, si Massa se rearma, aglutina al PJ y seduce a los radicales de las provincias podría ser garantía de mayor gobernabilidad, sobre todo teniendo a la burocracia de su lado. El gran problema que tienen con Massa (habida cuenta de sus últimos antecedentes como el Plan Platita) es que no confían en que aplique el ajuste en forma de shock sobre las masas. Un ajuste gradual como el que imaginan de él, sería incapaz de bajar la inflación y estabilizar la economía a su gusto. Esta es la razón, además de los problemas estructurales que ya mencionamos, que explica el comportamiento contradictorio de los mercados, que siguen especulando y presionando para una devaluación del dólar oficial (recordemos que Melconian de JxC, había dicho que debería estar a $500 la semana siguiente a las elecciones), pero por otro lado no ven que se vaya a un abismo en el próximo mes.
La perspectiva
Es indudable que seguirá la inestabilidad, las corridas, el aumento de la inflación y los riesgos de una hiper, hasta el balotaje y hasta diciembre. Es que los especuladores y todas las grandes corporaciones van a seguir operando para que sea quien sea el vencedor de la segunda vuelta, aplique el ajuste que ellos quieren. Su objetivo principal es que este ajuste pase por reformas de fondo, sobre las jubilaciones y la edad jubilatoria, sobre los salarios y los derechos laborales (indemnizaciones, sindicalización, estabilidad laboral, etc.), eliminación de planes sociales y achicamiento del Estado para logra su ansiado déficit 0, que garantice el pago al FMI y permita bajar la emisión monetaria y por ende la inflación, a costa de que lo paguemos los de abajo, con mayor pobreza, pérdida del poder adquisitivo de nuestros sueldos, aumentos de tarifas y pérdida de derechos.
Como dijimos, no tienen confianza plena en ninguno de los dos posibles futuros presidentes. Pero seguirán insistiendo y operando para que lo apliquen, se llame Massa o Milei el futuro presidente. Pretenden moderar un poco las locas propuestas de este último para que no se incendie el país en pocos meses y convencer al primero para que deje el gradualismo y lo haga en forma de shock.
Para esto tenemos que prepararnos y desde el MST en el FIT-U llamamos a todos a organizarnos para enfrentar en las calles el ajuste que se viene.